Cuando llegamos al hotel eran más allá de las ocho de la noche. No habían pasado ni cinco minutos de que habíamos llegado a la habitación y ya me había quedado profundamente dormida.
Sé que debería estar con James, pero el sueño me ha matado por completo.
—Cariño —susurra James—. Despierta, tienes que comer algo.
—No quiero... como mañana —musito bostezando.
—Tienes que comer —repite—. Ven conmigo.
Suspiro.
—De acuerdo —abro por completo los ojos—. ¿Qué hora es? —pregunto, mientras estiro mis brazos.
El cielo nublado habitual de Londres ha sido sustituido por uno lleno de grandes estrellas brillantes.
—Las doce y media —contesta sonriendo.
¿Tanto he dormido?
Vaya, realmente si estaba agotada.
—¿He dormido cuatro horas y media? —pregunto un poco asombrada.
—Sí, Cam. Has dormido un montón —agrega divertido.
Me levanto despacio de la cama y le digo que en un par de minutos voy. El cuarto donde nos encontramos es enorme. A juzgar por el tamaño de la habitación puedo decir que estamos en la suite presidencial, pero no me sorprende. A James le encanta estar en los cuartos más lujosos.
Voy al tocador y arreglo un poco mi cabello. Parece una bola de pelos de color marrón.
Al salir del cuarto me encamino a la mesa que funciona como un pequeño comedor.
—Hola, guapo —digo con una sonrisa.
—Hasta que despiertas —se pone de pie y me extiende la silla para que tome asiento—. Ya te empezaba a extrañar.
Yo sólo lo miro con ternura y me sirvo un poco de un pastel de chocolate.
No tengo tanta hambre, además, es mi postre favorito.
El silencio es notable pero no es un momento incomodo sino todo lo contrario. Es James quien decide romperlo.
—Amo tu forma de comer —sonríe—. Es muy tierno lo poquito que comes.
Acabo de masticar lo que traigo en la boca y agrego:
—No te burles de mí —lo señalo con el tenedor.
Él suelta una carcajada y me mira con ojos de amor.
—Y por cierto... ¿A qué se debe todo esto? —pregunto bebiendo de mi copa. Frunzo el ceño, creo que el pastel de chocolate es mejor acompañarlo de leche y no de Champagne.
—Sólo puedo decirte que es la primera fase de algo realmente enorme —recarga el codo en la mesa y me contempla como un bobo.
—No deberías de hacer esto. No es nuestro aniversario.
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Cuando era tuya©
Roman d'amourCamille es una joven pintora que lo posee todo. Éxito, amistad y sobre todo amor. O eso es lo que ella creía hasta el día de su boda, pues su prometido tomará una decisión que hará que su vida dé un giro de 180 grados. Obligada a huir después d...