11. Disculpas a cambio de girasoles

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Girasoles

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Girasoles. 

En eso se basan las disculpas de James. 

Ha enviado por lo menos diez ramos en lo que va de la semana, sin embargo no se ha presentado a pedir disculpas personalmente.

Y aunque lo hiciera no lo perdonaría. 

Nunca había sido tan grosero conmigo. 

Jamás.

Me llamó zorra junto con otras palabras sólo por querer reconciliarme con mi mejor amigo ¿y  creé que con flores olvidaré todo?

Pues está equivocado.

—Camille, aquí tienes —dice Mariela entrando a mi oficina—. Otro ramo de parte de James.

Hago una mueca pero no quito la vista del monitor de mi computador. 

—¿Se puede saber que es lo que hizo esta vez? —Suspira—. Todo tu escritorio está tapizado de flores, ¿fue tan grave?

Suelto un suspiro. 

—Pues sí. Sí lo fue. Me ha llamado zorra por intentar hacer las paces con André  —suelto frustrada—. ¡Y todo por reconciliarme con mi maldito mejor amigo!  ¿Acaso no es patético?

Mariela me regala una mirada comprensiva antes de darme un discurso acerca de que tengo que perdonar a James.  

Siempre que me peleo con él lo defiende a capa y espada pero no puedo decirle nada. Sé que aveces ella tiene razón.

Mariela es la asistente de papá y una muy buena amiga.

—Camille, creo que estás siendo muy severa con él —Sonríe—. El hombre te ama, estoy bastante segura. 

Suelto una carcajada triste.

—Claro. Me ama tanto, que me ha insultado sólo por estar con André —Suspiro—. Te aprecio mucho pero está vez no estoy de acuerdo contigo. —agrego mientras me regala una mirada llena de calma. 

— ¡Ay Camille! Eres más terca que tu padre —Balancea el folder gris que tiene en la mano y me sonríe—. Entiende. Él te ama y el amor hace que hagamos cosas idiotas. Así que deja de ser tan orgullosa.

Niego con la cabeza. 

—Sé que me ama —sentencio—. No tengo duda. Es sólo que me duele que piense eso de mí. Cuando todos saben que sería capaz de dar mi vida por él. 

Una sonrisa aparece en el rostro de Mariela. 

—Es por eso que deberías de arreglar las cosas. Porque lo amas —Me mira con ternura—. Ahora si me disculpas debo de llevar este informe a tu padre.

—Gracias —Sonrío. 

—De nada, señorita  y piénselo.

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Cuando era tuya©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora