Capitulo 30.

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Capitulo 30.

Bajamos del auto de Vero, yo al menos muy ansiosa de ver a mi novia y estar con ella, ya que habían pasado unas nueve horas desde que se fue de casa de Lucy, lo que se me habían hecho eterno y frustrante.

Eran las nueve de la noche, y hacía mucho frío, que no quise pensar en cómo estaría mi novia.
Solté una pequeña sonrisa mientras subíamos a su departamento, pensando en que me quedaría con ella esta noche, solo abrazándola.

Lucy: ¿Lauren?

Tocó la puerta por cuarta vez, pero no abrió, así que abrimos la puerta con la llave bajo el tapete por mas imprudente que fuera.
Estaba muy oscuro, y en completo silencio, pero al encender la luz, vimos que todo estaba revuelto en la pequeña sala. Cigarrillos, vidrios, su teléfono, todo estaba tirado en el suelo.

Vero: Tal vez está en la habitación.

Susurró, caminando hacia allí junto con Lucy, pero no las seguí, porque vi a Charlie, el pequeño gato, dando rasguños en la puerta del baño, la que estaba un poco abierta, pero no lo suficiente como para que él pudiera entrar.
Caminé hacia allí y al abrir la puerta, sentí mi corazón caer a mis pies.

-¡Lucy!

Grité arrodillándome al lado de mi novia, la que estaba tirada en el suelo del baño completamente inconsciente.
Sujeté con cuidado su cabeza entre mis manos, sin poder reaccionar por completo al verla de esa manera.

Su respiración era muy acelerada, todo su cuerpo temblaba y su frente estaba hirviendo, que solo quería cargarla y sacarla de allí. Llevarla lejos para que esto no volviera a pasar, para que estuviera bien.

Lucy al entrar al baño, se arrodilló y le dio un par de palmadas en la mejilla, pero Lauren nunca reaccionó.
Miré a mi alrededor, buscando algún causante, y encontré un frasco de pastillas en su mano, completamente vacío.

Se lo entregué a Lucy, y ella al verlo cerró sus ojos unos segundos, y soltó un suspiro tembloroso, volviendo a darle palmaditas en la mejilla a Lauren, las que estaban sumamente sonrojadas por la fiebre que tenía.

Lucy: Despierta...

Rogó en un susurro, pero nada pasó. Ella no despertó.
Lucy cargó con cuidado a mi novia en sus brazos, indicándole a Vero que le colocara una manta que estaba tirada en el suelo a Lauren. Ella al hacerlo cogió al pequeño gato, y Lucy salió casi corriendo fuera del departamento. Vero y yo siguiéndola.

Al llegar al auto, Lucy me indicó que me subiera primero en la parte trasera, para luego acostar a Lauren con su cabeza sobre mis piernas.
Vero le pasó las llaves a su novia, y nos fuimos al hospital.

Cada segundo que pasaba, me parecía que mi novia temblaba cada vez más, y su corazón latía con más irregularidad. Estaba pálida, y sentía que yo también. Quizás me veía peor que ella.

Ni siquiera podía llorar, porque estaba muy asustada, y el enorme nudo de mi garganta hasta me dificultaba el respirar. Solo pensaba, mas bien, rogaba internamente, que se pusiera bien.

-¿Qué eran?

Pregunté a Lucy, refiriéndome a las pastillas que había tomado, porque yo ni siquiera me había tomado el tiempo de leer la etiqueta del frasco.

Lucy: Anfetaminas. -dijo con la voz rota.- Tiene sobredosis, Camila. Ella quiso suicidarse.

Al escuchar aquello, el nudo de mi garganta se deshizo, y las lagrimas comenzaron a caer por mis mejillas. Tal vez de tristeza, impotencia, enojo conmigo misma. No lo sabía.
Solo lloré mientras acariciaba el rostro de mi novia.

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