Capítulo 46.

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Capítulo 46.

Abrí mis ojos lentamente, lo que ya me generó ansiedad a los segundos después, sólo por ver la blanca pared de la habitación frente a mí.
Mi cuerpo estaba fatigado y agotado, mi garganta dolía, mis ojos ardían, las manos me temblaban y cosquilleaban. Me estaba derrumbando en este lugar.

Ayer por la mañana había tenido otro cuadro delirante, detonado por la ansiedad que me provocaba este lugar.
Estaba en un estado completamente desequilibrado, y no sentía que este lugar pudiera continuar ayudándome.
Ya habían pasado tres semanas y yo estaba devastada. Necesitaba salir de aquí.

Sarah: Buenos días. -dijo en un susurro, entrando a mi habitación para saber si estaba despierta.- Hey.. ¿Cómo te sientes?

No respondí. Simplemente me cubrí con las mantas hasta la cabeza, escuchando como ella reía, sentándose en el borde de la cama.

Sarah: Te traje desayuno para que te sientas mejor. -quitó con cuidado las mantas de mi rostro, y me sonrió.- También es hora de tus medicamentos.

-No los quiero. -me senté en la cama, mientras ella me acercaba la bandeja con comida que anteriormente había dejado en el mesón, dejándola a mi lado.- No funcionan.

Sarah: Sabes que no hay medicamentos para el tratamiento contra el consumo de anfetaminas, Lauren. -me mostró los frascos de mis medicinas que estaban en una de sus manos.- Pero no significa que no te ayuden. Sólo.. todo esto tardará más de lo que se tarda el tratamiento contra otras drogas.

-Quiero salir de aquí.

Sarah: Te quedan meses, Lauren. -susurró, resaltándome la situación en la que me encontraba.- Ahora come y ya no te verás tan destrozada.

Reí con sencillez, intentando parecer ofendida, provocando su risa.
Ella intentaba ayudarme, sabía que quería hacerlo, pero simplemente nada de esto estaba en sus manos. No dependía de ella.

Comí un poco, intentando ignorar la mirada fija que Sarah tenía sobre mí. Como si esperara que hiciera o mencionara algo.

-¿Qué pasa?

Sarah: Hoy iba a venir Camila.

Levanté mi mirada, y me senté mejor en la cama, sin comprender muy bien la situación.
Ella lucía triste, y me asustaba, sobre todo al referirse a mi ex novia.

-¿Iba?, ¿A qué te refieres?, ¿Ella está bien?

Sarah: Estaba programado, pero con lo que te sucedió ayer... tu psicólogo no le permitirá verte. Te restringió las visitas, Lauren.

Negué con rapidez, sin querer creer que esto estuviera pasando después de todo.
Mi estómago se contrajo, y mis manos volvieron a temblar.

-Pero necesito verla.

Sarah: Ella vino esta mañana. Habló unos momentos con tu psicólogo y debió irse.

-Él.. él no puede hacer esto.

Sarah: Lo siento, pequeña. -suspiró, situando uno de mis cabellos tras de mi oreja.- Pronto podrás verla.

-¿Puedo llamarla?, ¿Puedo hablar con ella?

Sarah: No lo creo. -negó.- Deberías acabar de desayunar y luego ir a tu sesión de hoy. Tal vez puedes solucionarlo.

-¿La viste? -ella asintió.- ¿Ella cómo está?

Sarah: Está bien. -sonrió.- Es muy bonita.

Asentí, bajando la mirada a mis manos, soltando una lagrima, la que Sarah secó con cuidado cuando esta resbaló por mi mejilla.
Estaba triste, porque la extrañaba mucho. Necesitaba verla, y sentir que realmente valía la pena el que yo estuviera en este lugar. Necesitaba sentir que no estaba muriendo aquí.

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