Desde ahora 25

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Dedicado con mucho cariño a YeniGarcia1
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Luego de acceder a mi petición y antes de que la vergüenza consuma mi ser, lo empujo hacia un lado de la cama y me siento sobre sus piernas.

Sus ojos me observan con algo de ternura cuando, en mi inexperiencia, intento desvestir su torso.

— Estás muy concentrada— dice en tono divertido.

— Intento no ponerme nerviosa— por fin saco la parte superior de su traje y dejo al descubierto su tonificado pecho— pero no me da resultado.

Me río de mi propio actuar.

— Quién pensaría que la niña más discreta de la academia me terminaría desvistiendo— dice, solo consiguiendo que me sonroje— ¿ Vas a arañar mi espalda?

— ¡Ah, I-Itachi-kun!— le regaño en un intento que me ayude a disminuir el nerviosismo, pero al parecer eso le divierte— Y-yo...

— Sólo bromeo — interviene luego de acariciar mis mejillas.

— Lo siento— murmuro— No estoy acostumbrada a ser la mujer sensual y provocadora que se esperaría en estas situaciones.

— No es necesario que lo seas— dice— Sólo haz lo que deseas, sin miedo.

Esas palabras me dan valor para dejarme llevar por la pasión. Es como si me hubieran dado permiso de ser todo lo pervertida que pudiera,  sin miedo a ser juzgada.

Itachi

Ella me mira, mis ojos, brazos, pectorales y abdomen; me mira como si fuera una obra de arte o quien le da la vida, como si fuera lo más espectacular que ha visto hasta ahora. Me mira como un ciego miraría al mundo por primera vez, y eso solo me hace quererla aún más.

Sus manos se acercan lenta y temerosamente a tocar mi piel; traza suaves dibujos invisibles sobre todo mi pecho como si estuviera trazando líneas de un mapa que conduce hacia un tesoro, y mientras me toca deja tras si una estela de calor que termina por envolverme completamente.

Todo es suave y paciente. Todo es perfecto.

— No sabía que tenías esa cicatriz — con su dedo índice acaricia una heridas de las tantas batallas en Akatsuki — Eres tan...hermoso.

Sin pensárselo dos veces, me besa cada cicatriz como si con sus delicados labios pudiera sanar todas las heridas en mi piel.

< Ni siquiera sabe que ya ha sanado las más importantes. Las del alma>

Sus besos me enloquecen. El sentir sus labios en mi abdomen y luego succionando la piel de mi cuello, dejando pequeñas marcas en el camino, me hacen arder en deseo.

— Kira...— su nombre se escapa de mi boca sin haber tenido la intención de desconcentrala.

— Tienes tus mejillas rojas— interviene dejando de besarme para mirar mi rostro — ¿ Qué estas pensando?

< Si supiera hasta donde soy capaz de llegar>

En vez de contarle mis más profundos pensamientos, prefiero demostrárselo con un beso.

— ¿ Me acabas de morder?— pregunta sorprendida.

— ¿ Te ha molestado?— me preocupa haberla mordido demasiado fuerte.

— No...— mueve su cabeza en ambos lados — pero ¿ por qué lo has hecho?

— No lo sé — admito— simplemente no lo pensé.

— ¿ Puedes... hacerlo otra vez?

Su petición me da el paso para besar sus labios y su piel de una manera que nunca había hecho hasta ahora: desesperadamente.

Kira

Ahora es él quien toma la iniciativa. Comienza a desvestirme en medio de besos y caricias esparcidas por toda mi piel hasta dejarme solo en ropa interior.

Me empuja hacia la cama para dejar mi cuerpo bajo el suyo y sus manos recorren todo mi cuerpo. Deposita besos en el lado de mi corazón y baja hasta mis brazos, en donde se detiene repentinamente.

Al darme cuenta de que todas las  cicatrices de mis brazos están expuestas intento ocultarlas de la mirada de Itachi.

— No las mires— le pido avergonzada— son feas.

— ¿ Cuantas veces deseaste morir?— me pregunta con cierta amabilidad.

Tardo en responder.

El ambiente ha cambiado completamente.

— No...lo sé — confieso— ¿ Recuerdas la carta que me escribiste y como me dijiste que aún tenía muchas cosas que vivir?

Él asiente atento a mis palabras y dispuesto a escucharlas detenidamente.

— Nunca te dije que antes de conocerte jamás había soñado con esos momentos decisivos que marcan una vida— indico — Jamás tuve mayor pretensión que despertar viva, y rara vez hice planes a futuro porque no aspiraba a mucho. Pero cuando te conocí todo eso cambió, y por primera vez empecé a planear un futuro junto a ti, deseaba hacer todas esas cosas a las que había dicho no, y por eso cuando te perdí sentí que no había vida sin ti. De una u otra forma necesitaba recordarme que aún corría sangre en mi interior; obviamente no escogí la mejor opción...

— ¿ Aún te sientes igual?

— No, no— sonrío al darme cuenta de la felicidad que siento ahora mismo— Me siento más plena como nunca antes, pero al mismo tiempo sé que no durará para siempre y eso me hace apreciarlo aún más.

— El punto medio de la vida— susurra.

— Si — exclamo— La vida siempre hallará su punto medio entre lo bueno y lo malo. Por eso cuando las cosas van bien, de repente  sucede algo malo. Lo mismo cuando va todo mal, la vida lo equilibra con un sucedo extremadamente bueno.

Él asiente a mis palabras mientras parece meditar en ellas, como si hubiera algo preocupante rondando por su cabeza.

— Itachi-kun... — le llamo para evitar que se preocupe en demasía por esos pensamientos— ¿ Qué esperas del futuro?

— Una vida tranquila y sencilla en donde pueda llegar a casa para encontrarme con la sonrisa de mi esposa— dice, su mirada se pierde en imagenes del futuro que anhela— Pasar tardes en su compañía y que al llegar la noche pueda sentir su cálida presencia junto a mi. Seguramente habrá una que otra discusión en donde ella me hará perder la cabeza o por el contrario yo le cause una jaqueca, pero creo que al final sabremos encontrar un punto medio. Tener hijos, educarlos, verlos crecer y posteriormente partir de casa para hacer sus propias historias. Y cuando mi cabello esté blanco, poder ver los ojos de mi esposa y sentir lo mismo que siento ahora.

Itachi vuelve sus ojos hacia mi y puedo ver tal brillo en ellos, como cuando se ama con todo el ser.

— Pero si no te gustan esos planes— dice, una mano se posa en mi mejilla— podríamos hacer otros, siempre que estemos juntos.

Siento que mis ojos se ponen vidriosos de la emoción contenida. Sus palabras me han tocado el corazón y se han transformado también en mi deseo a futuro.

Esa noche ambos desnudamos nuestras almas y acariciamos nuestros anhelos. Quizás no hicimos el amor de manera física, pero si a través de las palabras. Nunca me había sentido tan amada como en esa noche.





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Música de inspiración:

Amor Escarlata 2° ParteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora