Capítulo 1

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Nadia esta sentada en una de las bancas de madera del parque que se encontraba cerca del pequeño cuarto que ha alquilado para ella y su hijo, quien en ese momento corría tras un balón de fútbol que su padre le había regalado. Revisaba la sección de anuncios clasificados del periódico de Seul en busca de empleo. Los ojos se le llenaron de lágrimas  al observar a su pequeño correr divertido por el parque tras su balón totalmente ajeno a la situación que estaban atravesando. Si tan sólo su padre no los hubiese traicionado de ese modo. Nadia suspiro y trató de contener las lágrimas al recordar los acontecimientos pasados. Y en como él, su ex marido había negado todo hasta el final diciendo amarla.

***Tiempo pasado***
-¡Es que no es verdad! Nadia -le dijo desesperado cuando ella descubrió un par de mensajes de texto de una mujer.
-Esos textos no son para mi -le dijo acercándose a ella -seguramente mi asistente utilizo el celular para enviar mensajes a su novia- su tono era suave mientras la tomaba del brazo y la hacia acercarse a él, con una mano en su espalda y con la otra hundiendo las puntas de sus dedos en su cabello, rozando su nuca, cerro los ojos por mero instinto adelantándose a las sensaciones que la palma de su mano en su mejilla provocaba al acercar su boca para besarla.
-N-no... S-Siwon... -se defendía tratando de empujarlo por el pecho pero sus labios ya la habían capturado. Y sus labios suaves y cálidos la besaban hambrientos haciéndola olvidar todo lo que estaba mal.
-Lo despediré mañana a primera hora mi amor lo prometo -Siwon beso su frente abrazándola con fuerza.
Ella lo abrazo por la cintura dejándose embriagar por su aroma y su calor.

Lo amaba claro que lo amaba. Y esa fue la primera vez que tuvo una sospecha, sospecha que el aplacó haciéndole el amor como el solo podía hacerlo. La hacia vibrar, estremecía cada parte de su cuerpo y su cuerpo gritaba su nombre a cada embestida suya.
***
Sacudió la cabeza y regreso a buscar con la mirada a su hijo.
-Sebastían. No tan lejos- pero el niño no hizo caso y siguió corriendo. Alejándose- ¡Sebastían! -grito esta vez corriendo tras el pequeño pero no pudo darle alcance hasta una pequeña pendiente en donde lo encontró hablando con un hombre joven.
Sebastían no hablaba bien en coreano, sin embargo el muchacho que estaba en cunclillas frente a él, sonreía divertido mientras pellizcaba con delicadeza las sonrojadas mejillas de su hijo.

-Taehyung debemos seguir.
-Si, si, claro director.
-sustituiremos la lámpara y comenzaremos enseguida.
-Entendido -contestó sin soltar la mano del pequeño niño que le pareció de lo mas tierno, con esos grandes y ligeramente rasgados ojos cafés, con sus largas pestañas negras, su piel blanca como la leche y su figura menuda. Tae simplemente se derretía con los niños le recordaban a sus hermanos menores a los que no había visto desde hace tiempo.
-Sebastían ¿que travesura hiciste?
Tae quitó la vista del niño para fijarla en la mujer que corría por la pequeña cuesta sosteniendo su largo y vaporoso vestido de verano que dejaba al descubierto los hombros y la hacia lucir una gloriosa piel apiñonada que le confería destellos dorados bajo la luz del sol y su cabello largo, espeso y ondulado parecía flotar al rededor.
-Lo siento -dijo la mujer cuando llego frente al director -lo siento repetía una y otra vez haciendo inclinaciones- pagare por los daños señor se lo aseguro. Sebastían ven aquí y discúlpate -tomo al niño por la otra mano ya que Tae no soltaba al pequeño.
-¿Me disculpas amigo? -Sebastían no se dirigía al hombre mayor si no al joven que le sostenía la mano y quien no era capaz de entender las palabras en español que él decía.

-Lo siento señor él no habla muy bien en coreano -Nadia esta terriblemente avergonzada.- mi vida debes hablar en coreano ellos no te entienden- Nadia se arrodilló ante su hijo para hacerle repetir las palabras que ella decía.
-Señora tiene que pagar por el equipo que daño su hijo- dijo el director.
-Claro por supuesto- contesto inmediatamente.
-

¡Mamá! Te dijo señora -Sebastían comenzó a reírse ya que esa palabra si la conocía.
Taehyung también comenzó a reírse contagiado por el pequeño.
-Pero en este momento no cuento con suficientes fondos para pagarle señor, ¿pero si puedo pagarle con trabajo? Es-estoy buscando uno- Nadia no era capaz de mirar al director de frente y volvió los ojos al joven que en ese momento le ofrecía un dulce a Sebastían el cual una de sus asistentes le había pasado -oh. No es necesario- pero Sebastían ya había recibido la golosina y le pedía a su nuevo amigo que la abriera. Sebastían no dejaba de hablar con el chico mezclando palabras en español y coreano, preguntando por su nombre, cuantos años tenía, donde vivía, si tenia hermanos y donde estaban. El muchacho se reía y le contestaba con señas y se comportaba de manera linda con él, un par de chicos se acercaron, jóvenes igual que el primero, uno de ellos alto y musculoso de cabello negro y ojos grandes, el otro de ojos pequeños y rasgados boca pequeña y carnosa de aspecto encantador. Sebastían siguió con su interrogatorio.
-Yaaaa. Eres muy inteligente -le dijo a el primer muchacho al que el director llamaba Tae.
-Es que me parezco a mi papá, ¿verdad mami? -Sebastían tiro del vestido de su madre.
-Si mi amor -contesto mirándolo rápidamente.
Tae estaba algo decepcionado aun que era obvio que una mujer con ese aspecto debía estar casada. Tal vez su esposo fuera un hombre feo y decrépito a punto de morir.
-Di-rector puede darme trabajo.
-Lo siento señora yo también soy un empleado de la compañía que promueve a estos chicos. Lo siento.
-Esta bien -Nadia había olvidado su bolso en la banca mas abajo -¡demonios!- dijo dándose un golpe con la palma de la mano sobre la frente. -Taehyung se sorprendió y seguidamente se río junto a los otros chicos por ese gesto. -Señor deje mi bolso mas abajo iré por el para darle mi información de contacto. Vamos Sebastían.
-El niño se queda aquí.- el tono serio del director la asustó un poco.
-¿Cree que me iré y no regresaré?- el director asintió- me ofende. No soy esa clase de persona.
-Nosotros lo cuidaremos noona- se ofreció el chico de sonrisa encantadora.
-Esta bien no tardaré nada. Ok. Sebastían espera aquí un momento. Voy por mi bolso ¿esta bien?
-Si mami -le respondió aun que no le hizo mucho caso ya que estaba entretenido con sus nuevos amigos.
-Amigo tengo sed -lo escuchó decirle al primer joven que conoció.
El chico se arrodillo para darle agua de su botella al pequeño. Mientras se levantaba de nuevo aprecio la figura de la mujer. Era delgada no muy alta (apenas le llegaba a los hombros) pero tenía una figura curvilínea muy llamativa para cualquier hombre. Sin duda su esposo era un hombre con suerte.

 Sin duda su esposo era un hombre con suerte

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Menor que yo++Terminada++Donde viven las historias. Descúbrelo ahora