🔆Uno está enamorado cuando se da cuenta de que la otra persona es única.🔆
***
Me detuve a varias calles lejos de la tienda. Llevé mis manos a mis rodillas y aspiré el aire fresco con violencia. Estaba segura de que si mi profesor de física de la secundaria me viera estaría orgulloso de mí por haber corrido sin parar.
Repetí el procedimiento varias veces y observé a Dan tan tranquilo como si no hubiera sucedido nada, me topé con su semblante serio y sus brazos cruzados.
Quería respuestas.
—Y bien... —pronunció tratando de contener la calma—. ¿Me dirás que fue lo que viste ahí adentro?
Me incorporé.
—Estaba, yo, sé —balbuceé incoherencias. Estábamos solos a la una de la madrugada discutiendo por un tema que ni yo comprendía.
—Deja de balbucear. ¿Qué demonios fue lo que paso ahí adentro?
Pocas veces había visto a Dan tan molesto y lleno de paciencia, y debía aclarar que mirarlo con esas dos características era aterrador. Cuando Dan se molestaba era imparable, su boca se volvía su primera arma.
—Creo que no sé lo que vi —admití—. Solo sé que tenemos que movernos antes de que vengan. Ellos vendrán. Ellos vendrán.
Probablemente estaba sonando como una maniática.
Dan no cambio su expresión. Me deslicé por los ladrillos de la pared y hundí mis dedos en mi cabello, estaba frustrada y agotada.
—¿Puedes decirme quienes vendrán? —pregunto con suavidad—, si no me dices que te sucede no te puedo ayudar.
Olvidé el tema de la carrera que Dan estudiaba, y de verdad era bueno en psicología.
La imagen de Rayder y Grace hizo que mi cuerpo temblara. Ellos mataban. De verdad lo hacían, estaban metidos en cosas malas, y yo había quedado envuelta en medio. No podía borrar lo que mis ojos habían visto. Jamás iba a hacerlo, esas eran el tipo de cosas que no se olvidaban.
—No se lo que paso allí adentro —un destello de frialdad apareció en mi voz.
Se sentó a mi lado y la calidez de su cuerpo me tranquilizo por lacónicos minutos. Nos quedamos sentados yo respirando violentamente y su mochila siendo su almohada en mis hombros. Ninguno de los dos hablo.
—¿Escuchas eso? —giró su rostro hacía mí. Traté de agudizar mi sentido.
Abrí los ojos con miedo y me levanté. Eran pasos, y no solo eran de una persona se escuchaban de varias. Impulsé a Dan para que se levantara y nos metiéramos a la oscuridad de otro maldito callejón.
No teníamos salida, retrocedimos, adentrándonos más al callejón y perdiéndonos en la oscuridad.
Tenía mucha mala suerte con los callejones.
O quizá solo era mi vida un imán de mala suerte.
«Te dije que la cuidaras» fue un murmulló claro, pero con un tono de advertencia y furia.
«Dejarte solo pudo haber sido una de las peores cosas que pude haber hecho», de nuevo los susurros.
Tragué saliva con discreción y cerré mis párpados con fuerza. Entonces con suavidad alguien agregó:
—Destiny.
Era Rayder, no supe si salir o irme corriendo y no volver. Dan se volvió hacia mí y sus cejas se arquearon.
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El chico de los ojos verdes
FantasyUn ángel caído, y una profecía que está a dos pasos del abismo.