El chico de los ojos verdes

Final alternativo.

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Los amo<3.

 Había escuchado por parte de muchas personas que la felicidad es un momento demasiado corto, solo puedes apreciarlo sin que te des cuenta.

Y después lo entendí. 

Yo había sobrevivido a un tiempo de tristeza abrumante, día tras día, mes tras mes. Rayder había marcado mi vida de una forma que no lo entiendes. No entenderías palabra por palabra si te cuento cada sensación que él me hacía sentir sin tocarme, y estaba jodida, realmente estaba jodida.

Me hizo prometer que lo esperaría, y a cambio él regresaría. Podrás decir «cinco años es mucho tiempo para una persona», pero el problema amigo mío era que yo no lo esperaba, quería decirle a mis sentimientos, ¡Hey sigue adelante! Pero se aferraron demasiado a él que su ausencia mataba. Mataba desgarradoramente.

Y cuando menos creí él estaba aquí.

Cuando mi mundo se caía a pedazos, trozo tras trozo, él regreso. La sensación de que todo fuera un sueño me albergaba, hasta tal punto de echarme a correr a sus brazos y preguntarle que si era real; tan simple, con una voz baja cargada de amor y suavidad él me respondió:

—Soy real, Dess.

Esa noche yo no podía despegar mis ojos de él. No podía. Era imposible hacerlo, sus ojos verdes me observaban a cada momento. Miles de sensaciones corrían por mi cuerpo haciéndome sentir vulnerable.

El problema no fue ese, el pequeño- gran problema fue cuando un niño de ocho años entro corriendo a casa con alegría porque había pasado su examen de matemáticas y nos encontró en la sala, a mí llorando y a Rayder abrazándome por detrás.

Fue un choque de miradas que causo destellos verdosos entre ambos. No era necesario decir una palabra, era imposible negar que Rayder no era el padre de Jared. Soltó un par de maldiciones y me observo.

—Dess, ¿él es real?—me pregunto mirándolo con ternura. Mi corazón se oprimió en mi pecho y por un momento pensé que no respiraría—él es...—las palabras se quedaron atoradas en su garganta cuando se levantó y se acercó a Jared.

Hablaron por horas, Jared hablaba sin cesar contándole cómo recuerda su primer día en la escuela, ningún detalle se le escapó y Rayder lo miraba con amor.

Ese día casi morí. Y no hablo de que morí por un ataque de ternura y alegría, o tal vez sí. Todos estaban aquí, Dan, oh demonios, Dan. Él se apareció campante por la casa y con expresión neutral, yo no sabía que él estaba aquí hasta que preguntó qué había de comer, y por qué había un niño con cabellos revueltos en la sala con Rayder.

Sabía que bromeaba, porque él había conocido a mi hijo, pero aquello me dejó helada. Su sonrisa estaba allí, diciéndome a gritos: «te dije que volvería».

Al igual Mayson, quien se volvió el favorito de Jared para las travesuras quitándole el puesto a Adonis y Gema.

— ¿Que pasa por esa cabecita tuya?—preguntó una voz que conocía a la perfección.

Solté un suspiro y me removí en mi asiento. Estaba agotada. Mi vientre estaba hinchado y me sentía gorda.

— ¿Rayder cómo es que soportas a una mujer embaraza? —torcí el gesto ante la pregunta divertida de Dan.