🔆Te dije adiós tantas veces y en todas volvía a ti.🔆
***
Nos habíamos quedado en silencio. No era un silencio que incomodaba, era más uno que nos llenaba por completo. Había dejado de llover, pero sabía con certeza que pescaría un resfriado, así que me resigne a estar enferma los siguientes días. Enferma con aún demasiadas preguntas. Estaba llena de dudas.
—Todo por lo que piensas —escuché decir a Rayder. Sonreí a medias.
—No es mucho —musité lentamente. La verdad era que si era demasiado. Mucho. Necesitaba más respuestas, deseaba saber quién era mi padre, por qué mi marca era de un tono rojizo y quien había sido mi madre, pero me límite a decir—: no es nada.
No respondió. Miré el perfil de Rayder, y me pregunté ¿cómo había soportado tanto? Yo era una humana. Débil y frágil, no era tan agraciada como para compararme con otras chicas —que si lo eran— ¿qué era lo que él había visto en mí? ¿yo de verdad lo había amado? Quizá todo esto era producto de una falacia.
—Sé que tienes dudas, pero solo pido que confíes en mí.
Y ahí estaba de nuevo la palabra confiar, lo decía con tanto afecto que algo se tambaleó en mí por tener que depositarle mi confianza para que después me fallara.
—No es tan fácil —dije, suspicaz. Mi respuesta extendió su sonrisa altanera—. Me creí loca por cinco segundos, creí que estaba perdiendo la cabeza al soñar contigo, ¿quién diablos me dijo que iba a quedar envuelta en medio de todo esto? Estás en mi vida, donde hace días atrás solo estabas en mis sueños.
—Cielo, eso es fácil —dictaminó— sé que sueñas conmigo, ¿quién no lo haría?
—¿Me estás diciendo que te crees guapo? —le pregunté con vehemencia—. ¡Ni siquiera estás tan guapo!
—Yo no soy el que sueña con otra persona.
Me quedé perpleja. Atravesamos el puente del lago para llegar a donde vivía. Rayder avanzo como si hubiera recorrido estos lugares por años. El camino era oscuridad, y aunque a veces temí caer, logramos pasar. Exhalé el aire de mis pulmones.
—Rayder —le susurré viendo su espalda. Él iba frente a mí a una distancia prudente—. ¿Tú extrañas ser un ángel?
Probablemente estaba indagando demás. Lo sabía. Pero las personas como yo, —las que meten su nariz en los problemas gracias a la curiosidad— estaban tentada a hablar sobre esto y, podía jurar que tenía tantas preguntas. Sin embargo, aun cuando Rayder no me miró sé que mis palabras habían causado algo en él.
Y ahí estaba de nuevo ese gran silencio, hasta que lo escuche exhalar mientras se detenía.
—Lo hago, cielo. Daría todo lo que tengo por volver.
Él giró su cabeza para verme con tanta honestidad que me sentí intimidada. Su mirada incitaba a verlo con tanta transparencia que daba miedo.
—¿Sin pensarlo? —me animé a preguntar queriendo no escuchar la respuesta.
Había dolido su respuesta. Sin saberlo el suelo oscuro me había llamado tanto la atención, había dolido y no sabía por qué. Pero algo latía dentro de mí con tanta fiereza que pensé si Rayder lo llegaría a escuchar.
—No —dijo, incitándome con sus dedos a levantar la barbilla— lo pensaría cientos de veces.
Lo observé por unos instantes, no había sonrisa altanera ni bromas, estaba él, solo él; hablando con tanta cordura que le creí, y en ese momento le di mi confianza: una que probablemente ya le había dado sin pensar.
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El chico de los ojos verdes
FantasyUn ángel caído, y una profecía que está a dos pasos del abismo.