🔆Y es que un amor a medias, jamás será suficiente para un corazón entero.🔆
***
Mi respiración pendió de un hilo.
Me quedé quieta a la mitad de las escaleras, no emití ni moví mi cuerpo. El tatareó de mi canción favorita murió en mis labios. Una ráfaga de viento cruzo por el lugar y logró darme un escalofrío en mi espalda descubierta. Mi vista se trasladó a las ventanas abiertas, donde claramente, yo había cerrado.
Bajé un peldaño y retrocedí para cerrarla, atravesé la cocina y recargué mis caderas en la barra para inclinarme y cerrar las ventanas. Definitivamente hacía frío. Cuando las cerré volví a percatarme de esa sensación; me estaban observando.
El crujido de la madera resonó por la cocina y me quedé estática sobre mis pies. No supe que hacer y quise golpearme por haber sido tan ingenua al pensar que había salido sin problemas de aquel lugar.
Giré mi cuerpo para alcanzar a ver una sombra. Un nudo se acentuó en mi estómago, mordí mi labio inferior y me quedé con un terror inexplicable, tratando de pensar que hacer.
Escuché claramente pasos en la planta superior y eso fue mi advertencia para salir de aquí. Corrí hacía la puerta de entrada y con la manos temblorosas y desesperadas traté de tomar el pomo de la puerta el cual comenzaba a alucinar.
Estaba viendo de nuevo esa marca; dos alas invertidas, las veía en el pomo de la puerta, cuando lo tome mis palmas ardieron, la marca estaba fresca.
Tan incinerada que aún quemaba.
No sabía si estaba alucinando o seguía en un sueño, pensé que si evitaba a Rayder lo más posible este me dejaría en paz con mis sueños, me equivoqué.
Mi brazo se quedó alargado hacía el pomo y me pregunté si valía la pena que mi mano quedará con esa marca o que yo quedará muerta.
Grité.
El dolor me sofocó tan fuerte que temí desmayarme en medio de todo esto. El metal ardía en mi piel tan desgarradoramente que unas lágrimas brotaron de mis ojos. Volví a gritar.
Giré el pomo y salí al porche de mi casa y me maldije cuando yo había estado de acuerdo en mudarnos a la casa al lado del lago. Solo había dos casas cerca de nosotros, y estaba cruzando aquel lago. Escuché como algo se rompió adentro y por instinto retrocedí mirando a la puerta abierta.
Las luces parpadeaban y aún así podría jurar que vi sombras en la sala de estar, los murmullos estaban presentes y eran algo incomprendido para mí, no entendía lo que decían.
Después, todo cesó.
Los murmullos, los pasos y la falla de la luz eléctrica.
Todo se sumió en silencio. Un silencio desgarrador y espantoso. Me quede tiesa en el porche con un terror terrible por volver a entrar, una densa capa de sudor se extendía por mi frente y mi cuello, respiraba violentamente y casi me echo a llorar por lo que sucedió.
Me adentre solo para buscar el teléfono de casa, fui tan cautelosa que me alegre solo por unos segundos todo se fue al caño cuando la línea a través del teléfono estaba fuera de servicio.
Intente más tarde.
Y volví a hacerlo segundos después, marcaba las teclas con una frenesí desesperado, no quería estar sola, marqué el numero de mi madre, el de la policía y el de Dan.
Ninguno respondió.
Caí de rodillas al lado del sofá con el cable de teléfono enroscadó en mis dedos, esperé algún movimiento o pasos, algo que me dijera que tenía que huir y nunca volver.
ESTÁS LEYENDO
El chico de los ojos verdes
FantasyUn ángel caído, y una profecía que está a dos pasos del abismo.