Capítulo 24

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Tardé poco más de una hora en convencer a mi padre para que me levantara el castigo y poder ir a la cena de las animadoras. Solo tenía que acompañarlo a un maratón de El padrino el fin de semana y arreglado, nada que no había hecho ya otras veces.

Una vez que estuvimos todas en la puerta del restaurante, una amable camarera nos condujo a una gran mesa rectangular en el centro del salón. Yo sabía perfectamente qué iba a pedir: Una hamburguesa de queso y beicon, por lo que no hizo falta que leyera el menú.

La conversación transcurría con total naturalidad mientras cenábamos. Alex me había dicho esta mañana que iba a decirle a Brittany que estábamos juntos cuanto antes, pues no quería estar escondiéndose cada vez que quisiera besarme. Brittany hablaba conmigo con total naturalidad, cosa que me hizo pensar que todavía no sabía nada.

Estuvimos hablando sobre los cotilleos que rondaban por el instituto. Al principio comentamos el rumor del Profesor Grant, y todas ellas concluyeron diciendo que era falso, pues estaba casado y pasaba todo el tiempo fuera del instituto con su mujer. Algunas añadieron que los habían visto juntos paseando por el pueblo y que parecían muy acaramelados. Sarah no dijo nada, se limitó a hacerse la sorprendida y la incrédula. Después se preguntaron quién habría sacado el rumor, y todas las miradas se centraron en Brittany, aunque ella estaba más pendiente en mirar a un chico que había en la mesa de enfrente. No parecía tan afectada por su ruptura con Alex...

Ese intercambio de miradas se vio truncado cuando sonó su teléfono desde el interior de su bolso. Ella lo sacó y cuando vio quién era, su rostro se transformó.

—Es Alex —dijo.

Mierda. Mierda. Mierda.

¿Iba a decírselo ahora?

¡Por supuesto que iba a hacerlo!

—¿Qué quieres? —respondió al teléfono—. Estoy en una cena con mis amigas... No, no puedo quedar ahora... Si tan importante es, dímelo por aquí... ¿Vas a decírmelo o te cuelgo? Vale, espera un momento.

Se levantó y salió del restaurante.

—Creo que va a decirle que estamos juntos —me acerqué a la oreja de mi amiga para que nadie más pudiera escucharme.

—Lo sé. Mejor nos vamos —alzó la mirada y miró a las chicas—. Nosotras tenemos que irnos ya. La cena estaba muy buena, deberíamos repetirlo.

Sarah y yo lanzamos los billetes a la mesa y nos dispusimos a marcharnos. Sin embargo, justo en ese momento, Brittany entró al restaurante echa una furia y me fulminó con la mirada. Pensé que iba a tirarme el móvil a la cabeza.

—¡Hija de puta! —gritó.

Intentó agarrarme del pelo con la mano que tenía libre, pero antes de que pudiera hacerlo, Sarah se interpuso entre las dos y consiguió amansar a la fiera; Brittany me miraba por encima del hombro de mi amiga con rabia. Sabía que se enfadaría en cuanto se enterara, aunque pensaba que no yo no iba a estar delante...

—¿Por qué me has quitado el novio? —exclamó.

Las miradas de los clientes estaban centradas en nosotras. Intenté llevarme a Brittany fuera y hablar de esto, pero ella no dio el brazo a torcer. Se quedó anclada al suelo, a la espera de una respuesta.

—Yo no quería quitártelo... simplemente, surgió.

—¡Serás puta!

—¿De verdad no te habías dado cuenta de que en realidad quién le gustaba era yo? Todo lo que ha hecho en mi contra ha sido para llamar mi atención, Britt. Salió contigo solamente para intentar olvidarme.

Mi mejor errorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora