El sonido de la puerta de entrada al cerrarse me despertó con brusquedad. Entrecerré los ojos para ver la hora que marcaba el viejo despertador que había rescatado del desván pero que por alguna razón durante la noche había dejado de funcionar. Me senté en la cama con la espalda apoyada contra el cabecero, pensando en que ahora tenía que ir al instituto andando. Me pasé las manos por la cara y resoplé, frustrada y cabreada. Desvié la mirada hacia la silla de escritorio donde pude ver la cazadora de Alex apoyada en el respaldo, recordando todo lo que sucedió ayer.
Una vez que terminé de desayunar, me di una buena ducha matutina. Abrí el armario. Deslicé por mis piernas una falda holgada de color caqui que me llegaba hasta la mitad del muslo y me puse una camiseta verde militar metida por dentro. Desenredé mi pelo con el cepillo y después me hice una cola alta. Por último, me puse la cazadora de Alex para no llevarla en brazos durante el trayecto hacia el instituto.
Una vez allí, me reuní con mi amiga.
—¿Dónde has metido el teléfono? —me reprendió—. Me he pasado toda la noche llamándote. ¿Se puede saber qué estabas haciendo para no responder a mis llamadas?
—Eso mismo podría decir yo —repuse—. Ayer me robaron la bolsa del gimnasio y tuve que ir en el coche de Alex con solo una toalla. Te llamé a ti y a Brett y ninguno contestó.
El rostro de mi amiga se transformó.
—Joder, Chloe. Lo siento. Olvidé el móvil en el coche y no me di cuenta hasta luego la noche...
—Por suerte no pasó nada —suspiré.
—¿Y pasó algo con Alex? —quiso saber.
—No, aunque me hubiera gustado que pasara...
Durante toda la noche estuve pensando en que si me hubiera besado en la boca en vez de en la mejilla, lo hubiera agradecido mucho más. Y que ayer me ayudara en dos ocasiones elevaba nuestra relación a un nuevo nivel, aunque saber que Brittany también estaba interesada en él me irritaba.
—¿Qué querías decirme ayer?
Entramos en clase y caminé hasta sentarme en mi sitio de siempre, al final de la clase. Después de los últimos acontecimientos no veía ningún motivo por el cual no pudiera regresar a la penúltima fila.
—Anoche hablé con Woody —respondió mi amiga con una expresión lánguida—. Se ha enfadado porque piensa que nos han escuchado hablando sobre él...
—¿Y cómo van a saberlo si utilizamos un seudónimo?
—Eso le dije, pero no me creyó; me dijo que de momento será mejor que mantengamos las distancias hasta que las cosas se calmen un poco.
—¿Lo vais a dejar?
Me dolió tanto decirlo como escuchar la respuesta.
Asintió lentamente.
—Es mejor así —por el tono de su voz, supe que no estaba del todo convencida de que fuera así; se llevó un mechón de pelo tras la oreja—. Luego ya veremos cómo acaba todo.
—Lo siento mucho, Sarah.
—Yo también, Chloe. Yo también.
Alex apareció por la puerta con ese estilo despreocupado tan suyo. Las comisuras de su boca se curvaron levemente hacia arriba, mostrando esa sonrisa pirata en su rostro.
—Bonita cazadora —dijo mientras se sentaba detrás de mí.
Intenté quitármela para devolvérsela, pero me detuvo.
—No. Quédatela. Tengo más en casa y a ti te queda mejor.
—Gracias —me mordí el labio inferior para ocultar la sonrisa que se me escapaba—. Por todo. Si no me hubieras llevado a casa no sé que hubiese sido de mí...
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Mi mejor error
RomanceChloe Davis es la chica más popular del instituto. Todo en su vida es perfecto, está controlado. Hasta que en el último curso aparece un chico nuevo; Alex Wilson, tan borde y arrogante como guapo e irresistible, que pondrá todo su mundo patas arrib...