Después de clase teníamos el último entrenamiento antes del primer partido de la temporada. Estaba muy contenta por cómo había quedado el baile a pesar de las controversias; al principio pensaba que no íbamos a tener tiempo de arreglarlo después de las faltas de asistencia de Brittany, pero gracias al empeño y al esfuerzo de las chicas, habíamos conseguido que la nueva e improvisada coreografía fuera más potente y asombrosa que la original.
Tras mi declaración de esta mañana, esperaba que todo el mundo me mirase diferente, que mis compañeras de equipo me dejarían de lado por haber estado mintiéndoles durante tanto tiempo. Eso era exactamente lo que hubiera hecho yo, o por lo menos la imagen que habría dado. Sin embargo, sólo fue al principio; las miradas incisivas solamente duraron un par de horas, pues después de mi confesión, Clancy, un chico del club de informática había pedido salir a una animadora, y tras rechazarlo se tropezó con alguien que llevaba una botella de agua y se cayó justamente en sus pantalones, pareciendo que se había meado encima. Todos dejaron de hablar sobre mí para hablar sobre Clancy. Supongo que es el lado bueno de estar en el instituto, que un momento estás en la cima de los cotilleos y al segundo vuelves a ser una desconocida.
Ahora nos encontrábamos a un lado del campo de lacrosse, rematando los pasos del cierre. Los chicos propusieron acabar con un salto que habían estado practicando durante las últimas semanas, y cuando me lo mostraron, a pesar del entusiasmo que pusieron, no les salió tan bien como les hubiera gustado, aunque entendí qué era lo que pretendían hacer. Podría quedar bastante bien en la coreografía, siempre y cuando consiguieran dominar el paso.
—Me gusta mucho —dije— pero seguid practicándolo, ¿de acuerdo? Si al final conseguís dominarlo, lo incluiremos en la coreografía. Pero si no es así, no os preocupéis porque estará incluido en la siguiente actuación, ¿vale?
Ellos asintieron, motivados.
—Bueno, chicos —alcé la voz para que todos me oyeran—. Desde arriba —avisé con una palmada antes de acercarme al altavoz para poner la música a todo volumen.
Brittany, con el uniforme puesto, el pelo recogido en una cola de caballo y un maquillaje que resaltaba sus ojos azules, estaba al lado del altavoz con una sonrisa tímida.
—¿Qué haces aquí?
—Hay entrenamiento y tengo que aprender el nuevo baile...
—No, Britt. Estás fuera del equipo.
—Por favor —suplicó—. No quiero perder esto también.
Durante un instante, al escuchar esas palabras, se me vino a la mente la idea de que Alex hubiera cortado con ella.
—Mis padres se han separado —explicó—. Mi madre se ha fugado con otro y mi padre se ha ido a un retiro espiritual o algo así. Estoy sola. Solo tengo a Alex y al equipo... Por favor. Me comprometo a no volver a faltar nunca más. Te lo prometo.
Medité durante un segundo su propuesta, y la verdad es que podía llegar a entender por lo que estaba pasando; yo misma me aferré a lo poco que tenía cuando falleció mi madre. ¿Qué clase de persona sería si no le diera otra oportunidad? Además, con su ayuda y experiencia, estaríamos más cerca de ganar a las animadoras del Richmore.
—De acuerdo. Estás dentro —ella empezó a dar saltos de alegría—, pero —frenó de golpe y su rostro se transformó— en este partido no actuarás.
—¿Y eso por qué? —parecía disgustada.
—Porque hemos creado nuevos pasos sin ti y no tenemos tiempo de modificar de nuevo toda la coreografía ni enseñarte los pasos.
Resignada pero entusiasmada, se abalanzó para abrazarme.
Me quedé estupefacta. Brittany, la chica que se acostó con mi novio... ¿Abrazándome por voluntad propia? ¿Qué será lo siguiente? ¿Qué se disculpara por lo de hoy?
ESTÁS LEYENDO
Mi mejor error
RomanceChloe Davis es la chica más popular del instituto. Todo en su vida es perfecto, está controlado. Hasta que en el último curso aparece un chico nuevo; Alex Wilson, tan borde y arrogante como guapo e irresistible, que pondrá todo su mundo patas arrib...