La alarma del teléfono me despertó con un penetrante sonido, ese mismo sonido irritante que se te metía en la cabeza y no te abandonaba hasta pasadas unas horas. Hacía solamente un par de horas que había podido conciliar el sueño; estaba realmente nerviosa a la vez que emocionada por el comienzo del último curso de instituto.
Me había pasado los últimos años estudiando para sacar la máxima nota en los exámenes, asistir lo menos posible a fiestas que organizaban mis amigos —y eran más de las que quería admitir— a pesar de que eso manchara la imagen que había estado gestado durante mi vida en el instituto. Pero prefería quedarme en casa estudiando y poder acceder a la beca para Stanford, la universidad de mis sueños.
Aparté las sabanas con un rápido movimiento y entré al cuarto de baño de mi habitación. El chorro de agua caliente ayudó a que los nervios que se apoderaron de mi cuerpo estas últimas semanas se apaciguasen un poco. En el fondo sabía que todo iba a seguir igual, que iba a ver a los mismos compañeros de siempre, aunque había algo que me hacía sentir diferente.
Envolví mi cuerpo con una toalla y regresé a la habitación. Abrí el armario y saqué el conjunto que ayer decidí que me iba a poner hoy: Unos vaqueros altos y una blusa de color negro sin mangas que me regaló mi abuela en uno de sus viajes a Nueva York.
Bajé a la cocina para preparar el desayuno a mi padre. Hice tortitas con sirope de arce para él, mientras que para mí unos copos de avena con fruta para empezar el día con energía. Acto seguido, coloqué el plato de tortitas en una bandeja junto a un vaso de zumo de naranja y subí a su habitación.
Mi padre estaba acostado en la cama, vestido aun con la misma ropa que ayer, después de haberse pasado toda la noche buscando trabajo en diversas páginas webs. Sin hacer mucho ruido, dejé la bandeja sobre la mesita auxiliar antes de salir por la puerta y bajar a la cocina para tomarme mi rico desayuno.
Cuando llegué al instituto, me reuní con mi mejor amiga. Conocí a Sarah en el jardín de infancia, y después de que me dejara su muñeca para jugar, nos volvimos inseparables. Ella era la hermana que nunca tuve, pues a la edad de cinco años mi madre falleció por el cáncer. Desde entonces, la familia Green me había tratado como a una más de la familia. Tanto a mí como a mi padre, y eso era algo que nunca podré dejar de agradecerles.
—¿Preparada para el último curso? —preguntó con una leve sonrisa, enhebrando su brazo con el mío.
Su cabello dorado relucía bajo los rayos del sol, sacando a relucir su tez ya de por sí nívea, sus ojos azules me miraron alegres.
—Un poco nerviosa, la verdad —admití.
El curso pasado descubrí a Brett, mi mejor amigo y ahora ex novio, manteniendo relaciones sexuales con una compañera del equipo de animadoras. Aquella imagen estuvo atormentándome durante los meses siguientes, recordándome constantemente su traición. El verano me había servido para construir una nueva y mejorada Chloe Davis. Pero el instituto podía ser una jungla llena de depredadores, y me inquietaba que aún hubiera gente hablando sobre ello.
—No temas, Chloe. Eres la chica más popular de todo el instituto. Seguro que ya nadie se acuerda de nada de lo que pasó el curso pasado.
Asentí, confiando en que todo iba a seguir igual.
Entré en el edificio donde un gran pasillo con taquillas en las paredes y un montón de personas yendo de un lado a otro aparecieron delante de nosotras. Me dirigí a la mía y puse la combinación: 81216. Tomé el libro de clase de español y luego fuimos al aula.
Todos mis compañeros estaban sentados en sus respectivos asientos. Cada uno de ellos me saludó con amabilidad, otros con demasiado entusiasmo, aunque ya estaba acostumbrada a ese tipo de comportamientos; gracias a ser la capitana de las animadoras, mi estatus había sido catapultado hacia la cima de la jerarquía estudiantil. Pasé de ser una completa desconocida a ser la más popular del instituto en cuestión de segundos.
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Mi mejor error
RomanceChloe Davis es la chica más popular del instituto. Todo en su vida es perfecto, está controlado. Hasta que en el último curso aparece un chico nuevo; Alex Wilson, tan borde y arrogante como guapo e irresistible, que pondrá todo su mundo patas arrib...