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Epílogo

DOMINC

Siento cosquilleo en mi cuello, alguien no dejaba de darme beso suaves y cálidos.

- No parés - digo en tono dormido aún sin abrir los ojos.

Ríe - Sabía que te iba a gustar - dice acostado sobre mi.

- Me conoces tan bien - digo abriendo los ojos y mirándolo. 

- Después de tantos años - dice sonriendo acariciando mi cabello con su mano. - Feliz aniversario 

- Feliz aniversario mi amor - lo beso. 

El sigue mi beso mordiendo mi labio inferior. Pongo mis manos en su pecho y lo empujo haciéndolo girar, quedando el abajo y yo sentado encima de él. Hago un recorrido de besos desde su mejilla bajando por su cuello hasta llegar a su parte inferior. Vuelvo a subir besando su cuello y después sus labios.

- Tenemos que empezar a prepararnos o llegaremos tarde - dice pasando sus dedos por mi rostro. - Y tu hermano te matará...

- Vamos entonces, no me gustaría ver a Bruno enojado. - digo levantándome de encima de él y comenzando a vestirme

- Iré a preparar el desayuno, ¿despiertas a Daniel? 

- Claro - digo terminado. Sonrió, lo beso y salgo.

Abro la puerta de la habitación. Estaba su cama revuelta y sus juguetes desparramados por toda la habitación pero no había nadie a la vista.

- Dan... - lo llamo - Dan.... - digo en tono lento. Veo sus piecitos sobresaliendo en un extremo de la cama. Río para mis adentros. 

Me pongo en cuclillas y paso mis dedos por su pie haciéndole cosquillas. Escucho que ríe sin parar.

- Tochi enano - digo riendo. Tomo sus pies y lo arrastró suavemente afuera de la cama. El sigue riendo sin parar.

- Vamos a desayunar - digo sonriendo. El pasa sus bracitos alrededor de mi cuello, abrazo su cuerpo y me levanto. Bajo con el alzado. 

Vamos hasta la cocina y lo siento en una de las sillas altas. 

- Buenos días Dan - dice mi esposo besando la cabeza del pequeño.

- Buenos días Papi - dice con su voz dulce. - ¿Que haremos hoy? - pregunta comiendo su tazón de cereales.

- Hoy cumple un año la prima Lucy - digo.

- ¡Siiii! - dice eufórico Daniel levantando sus brazos - Comeremos torta y habrá globos.
Ambos reímos ante las ocurrencias de nuestro hijo. 

- Eso no lo sabes - digo.

- Es un cumpleaños, no puede faltar una torta.... ni globos.
Volvemos a reír. Lo alzó.

- Bien, vamos a vestirnos antes de que lleguemos tarde y nos quedemos sin torta.

Después de una hora nos encontrábamos entrando a la casa de Bruno. 

- Hola - dice sonriente abriéndonos la puerta - Me alegra que hayan llegado, pasen. 

- Feliz cumpleaños - digo bromeando al ver su cara de felicidad. 

Entramos.

- Ja ja ja - dice sarcástico. 

- No te burles Dom - dice Greg - Es padre primerizo. 

- Váyanse a la mierda los dos, ojalá les caiga mal la torta.

- Oye, tranquilo Brunito, hay niños. - dice Greg riendo, río con el.