Cabizbajo me dirijí en mi respectivo asiento, siempre me había acostumbrado a entrar al salón de esa manera, a enfrentar al nuevo mundo de manera sigilosa. Escuchaba como jugaban, charlaban o como dicen los chicos "chacota" Desde que tengo uso de razón no he sido muy sociable en realidad, este año mayormente me he dedicado a hacer enemigos: La señorita solterona de cincuenta años, Sully, la vecina de al lado cuyo nombre me era difícil de recordar, sin embargo, entre ellos el primer lugar de lo llevaba Morelia, nadie la soportaba o al menos es lo que yo decía.
En un instante, como si fuera un flechazo en la cabeza, recordé lo que Daniel me había dicho. "Por lo menos trata de recordar a tus compañeros de aula"
Eventualmente era las pocas veces que hacía esto con personas tan cerca de mí, como en el bus, el los eventos, las ferias o simplemente en ocasiones como esta, la escuela. Levanté la mirada discretamente, poco a poco. Por primera vez pude visualizar a mis compañeros, cada facción y tono de piel... Vi cada rostro de ellos, excepto la de Morelia ya que siempre lo veía y ciertamente no es algo que quisiera recordar toda mi existencia. Sobre todo me alegró ver la cautivadora sonrisa de una persona, que estaba sentado enzima de una carpeta al lado de la ventana reunido con todos sus amigos, parecía que tener amigos era fácil, estoy hablando de Daniel, que justamente cruzó la mirada conmigo, agitó la mano en señal de un saludo sin borrar esa sonrisa que transmitía paz, serenidad y alegría.
Enseguida, desvíe la mirada nuevamente al piso yendo a mi lugar de siempre, al extremo del salón al lado de la puerta.
Dentro de unos segundos, entró el maestro de clases con una mirada tétrica, tenía una sonrisa de oreja a oreja y eso significaba una cosa...."¿Examen de Álgebra?"
¡¿Qué?!, ¡¿Hoy había examen?! No he estudiado ¡no!"- Decía en mi mente.
_ Buen día muchachos, hoy es muy especial para todos ustedes. - Decía mientras sacaba algo de su bolso. Supuse que estaba sacando los exámenes. Con cada palabra que decía era más mi suplicio, no sabía que hacer, "seguro hoy sacaré un enorme cero".
Hoy también mis hipótesis eran incorrectas, el profesor solo sacaba de su bolso del terror una tiza.
_¡chicos! hoy hay una reunión muy importante de profesores, así que no podré estar con ustedes. Pero resolverán la ficha que entregaré.
Esas palabras, calmaron mi angustia en un "¡uff! que alivio"
Al parecer el profesor también estaba feliz porque no hacía clases con nosotros, solamente por hoy. Al irse el profe, todos festejaban en sus asientos por la bendita reunión que nos salvó de la terrorífica y aburrida clase de Álgebra.
_ Jacqueline, retírate de ese lugar. - Decía Morelia apoyándose con una sola mano sobre mi cuaderno.
_ Pero Morelia, este es mi lugar. - Dije sin mirarla y con la cabeza abajo.
_ Ahora no, otra clase, otro asiento. Si no quieres que te lo quite ¿Tienes la boleta de compra de esta carpeta, en tu defensa? - Habló mucho más irritante y egoísta que siempre.
_ No. - Susurré.
_ Bien, traeré mis...
_ Pero, no pienso ceder. No me iré. -La interrumpí antes de que trajera sus cosas a donde sería su nuevo asiento. - Así que... ¡Regresa por dónde viniste! - Alcé la voz sin olvidar esa típica costumbre mía. "No puedo mirarla a los ojos, simplemente no puedo"
_¡Te digo que te vayas! - Me tomó del brazo y me sacó de mi asiento, logrando así que todas mis cosas estén restregadas en el suelo.
Todo el salón guardó silencio, para escuchar el altercado, que no existía.
Nadie se puede poner en el camino de Morelia... Absolutamente nadie, el quién lo hacía estaba destinado a cuatro años llenos de tortura y tormento. Es la persona más chinchosa que haya existido, la más narcisista de todas con muestra excesiva de su orgullo en su propia valía. Y sacar provecho del poder de la fama que tiene su padre en el peso de las estrictas reglas sociales escolares que tiene este instituto, es algo muy importante para ser popular. A pesar de todo, me da tristeza saber que personas como ella, manchan su propia dignidad en busca de reconocimiento y aceptación, porque si no hubiera tenido un padre famoso, un rostro de envidia, mechones teñidas y prendas de lujo para monear en clase, jamás estaría sentada en la banca de los populares en el comedor. Puede ser hermosa y adorable por fuera, pero, por dentro es el mismo horror en carne y hueso.
Estaba a punto de levantarme, para poder darle su merecido, para deshacerme de ella de una vez por todas. Pero...
_ ¡Morelia! - Decía una voz conocida, era nada más y nada menos que Daniel.
_ ¡Dani! - Decía Morelia lanzándose a su cuello, con la voz más cínica que se puedo escuchar.
_ Morelia, suéltame. - Habló el muchacho apuesto.
_ Amorcito, que te susede...
Aquella palabra "AMORCITO" fue como un baldazo de agua fría a mi presunto gusto por los ojos miel y las revistas de perfume. No era de sospechar, es más que obvio que el chico lindo y la popular sean pareja. Pero, aún no entendía... como éste idiota se pudo fijar en alguien como ella.
_ No me gusta que trates así a las personas... Hemos hablado de esto
_ ¿No crees que ella se puede defender sola?
_ ¿La vez en condiciones?
_ Hay querido... ¿Sientes, lástima por ella?
Daniel, no solo esquivó su mirada amenazante, si no también su pregunta, para enfocarse en mí y poder ayudar a levantarme del piso, pero no lo acepté. No me agradaba que las personas me sintieran lástima, al contrario yo sentía lástima por ellos, por ser como son, incluyéndome.
Tenía tantas ganas de llorar, pero no podía mostrarme vulnerable ante el enemigo, solamente cogí mis cosas, lo puse en el asiento que anteriormente fue el de Morelia.
_ Espera. - Morelia se acercó y no para disculparse. Esta, tomó su bebida dulce y la vertió en la carpeta sobre mis libros. - Para que no olvides donde es tu lugar.
_ ¡Morelia!
Podía oír como los demás agasajaban el acto totalmente inmaduro de Morelia. Daniel abrió los ojos como platos, como si nunca hubiera visto esa faceta de su novia. Fuí en busca de un trapo, no valía la pena enfrentarme a ella. Cuando me diriji por mi nuevo sitio, noté que Daniel había sacado un pañuelo del bolsillo de su blusa blanca y comenzaba a limpiar aquella carpeta sucia que Morelia me había dejado, Luego tomó el trapo húmedo de mis manos empezó a retirar el dulce sabor de la inmadurez de su enamorada.
_ Ven, siéntate - dijo muy amablemente.
No dije nada y obedecí, tenía la mirada en el suelo. Mi cuerpo de asemejaba como un mismísimo témpano de hielo, me había perdido de lo que sucedía como las teorías de Álgebra y Física. Sin embargo, sé que todo esto pasará, solo no hay que recordar él pasado.
Daniel terminó de limpiar la carpeta y salió del aula, sin antes haber llamado a su novia.
Mis compañeros murmuraban el altercado que había sucedido y el porque de la amabilidad de Daniel, los podía oír. Decidí no prestarle atención al asunto, además tenía que centrarme en la ficha, ya que el profesor no tardaría en regresar.
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Afortunada, entre dos mundos.
JugendliteraturUna joven, divertida ("aunque no lo demuestre") y valiente estudiante de 18 años. Llamada Jacqueline, tiene que luchar... no con monstruos o villanos, si no con la cruda realidad de su vida y persistir arduamente para ella misma. Por otro lado, Mayr...