Día siguiente...
Desde el día anterior de la confesión del asunto romántico. Mayra, había dejado de ser la misma, actuaba sin gesto alguno, ya sin vida y nadie parecía preocuparle. Ya nadie quería juntarse con un bicho raro y ni mucho menos cruzar palabras. Mayra volvió a ser la misma niña que hace unos meses, la joven solitaria, a pesar de estar rodeada de tantas personas que eran incapaces de sentir lo mismo que ella.
Al llegar el recreo, fue al pabellón para pasear, despejarse un rato y estar sentada al lado del árbol en el cual sintió alivio desde el primer día que llegó a esta escuela, y no tenía a nadie más que a ese árbol de flores rosas.
_ ¡Mayra! - Gritó Ani desde las escaleras que conducía al primer piso del pabellón de primaria.
_ ¿Si? - Se mostró neutral.
_ Naysa... - Habló agotada. - Naysa, a ido a contar a Aldair que te gusta. - Como siempre, nunca faltarían algunas niñas chismosas. Pero, ya no le importaba. Ya lo le importaba, saber que es lo que piensen de un bicho raro, que es lo que le sucede a un bicho raro y sobre todo que es lo que siente un bicho raro.
_ Bueno, no me interesa ¿Puedes irte? Tu presencia me molesta.
Aunque, quiera ser fuerte y ocultarlo, una gran sensación de debilidad, temor y cosquillas en el estómago inundaban su cuerpo. Tenía miedo, y quería esconderse del mundo, ocultar su rostro debajo de la tierra, y querer desaparecer absolutamente del mapa.
_ ¿No piensas ir? - Aclaró Ani.
No dijo nada.
Las personas que creen que son capaces de soportar grandes heridas, y que después de todo creen que la felicidad está a su alcanze, es mentira, llegan a la punta del isebert totalmente débiles y dañados. Esa pequeña que creyó ser feliz por toda la vida, cayó en la cuenta de que solo ocultaba lágrimas detrás de esos dientes de leche ¿Qué tan felices pueden ser, después de ver su cuerpo con tales cicatrices que no sanan con el pasar del tiempo? Esa niña que tiembla con saber de que es infelis támbien y que llora en silencio, no encontrando respuesta alguna, es la despertada por la melancóliga vida que le a tocado llevar.
Tiempo despúes de la salida, los malditos de Huarás y la hermanita artista. Realizaban su tour semanal por la calles para desembarcar en casa.
Mayra, quería más que nada en el mundo, tocar la cálida mano de Aldair. Pero, este no se lo permitió. Él ya lo sabía, y sabía completamente todo, el porque tomaba su mano, le regalaba pulseras y le compartía dibujos de monigotes. Por un lado se dedicó a mirarla. Ella tal vez pensó que después de todo se enteró que existía como persona y que tal vez, solo tal vez, que también sienta lo mismo que ella. No obstante, reflejó el desprecio en su mirada, como si viera algo putrefacto en ella. Su primer amor había terminado de la manera más horrible en pleno invierno, y consigo llegaron la depresión, la tristesa que mataron y ahogaron su pequeño corazón de ilusiones junto con ella. Estaba completamente segura de que no era la más bonita del mundo, pero, se dió ilusiones absurdas con alguién que era mucho mayor que ella. Solo quería ser feliz ¿Era tan difícil pedir algo tan sencillo?Tomó la mano de su hermano y la abrazó fuertemente sin soltarlo hasta la casa. Al día siguiente, llegó al aula con el rostro que se había conertido en su nueva identidad.
_ ¡Hola Mayra! - Naysa, la saludó tan hipócritamente.
Estaba apunto de irse. Sin embargo no podía dejarlo así, Naysa fue la culpable de que Aldair la deteste. Pero, ella misma fue la culpable en confiar en alguien desconocido. Apretó los puños y tomó todo el coraje que tenía en su ser.
_ ¡Largaté de mi vista!
_ ¿Te vaz a poner así conmigo, después de golpearme con la botella en la cara?
_ Te lo buscaste.
_ Me hubiera gustado ver la cara de Aldair, cuando te rechazó.
_ ¿No tienes nada mejor que hacer en tu vida, que ir repartiendo rumores tontos?
_ Pero, es verdad ¿No? - Se cruzó de brazos,
_ ¡Si es verdad! ¡Me gusta Aldair, el amigo de mi hermano! ¡Es más! ¡Me gustan las lecturas románticas de ficción y acción! ¡Me gustan los coreanos de los doramas por que son muy dulces y atentos! ¡Me gusta despertar en las mañanas y creer que tengo al chico de mi sueños a mi lado! ¡Me gusta el helado de chocolate y café! ¡Me gusta el tener que ir de la mano de alguién para saber que en este mundo no es toy solo! ¡Y me gusta saber que sería de tu vida si estubieras a mil leguas bajo tierra!
_ ¡Maldita gorda!
Naysa se retiró más que asustada por la amenaza. La última frase que soltó de su boca, fueron más dolorosos que solo golpes en la cara, mil veces hubiera preferido ser golpeada en vez de ser lastimada por esas palabras que desde muy antes de conocerla ya la venían siguiendo, como si fuera una piedra pesada que cargar en el zapato.
Así era ella, gorda, cachetona, rellenita y es así como todo el mundo la veía y lo seguía haciendo. Pero, ser así no es algo del que tenga que preocuparse, si no hubiera existido esta Mayra de cara redonda y ojos profundos, jamás, tal vez jamás se hubiera dedicado a escribir con tanta sencibilidad, porque mediante otros descubres que tan sencible eres con los demás y lo muy profunda que pueden ser tus escritos._ ¡Si, y estoy orgullosa de eso! - Sonripo ante la rabieta de la niña delgaducha y altota de cabellos castaños.
_ ¡Ah! - Se lavantó de golpe de su cama. Miró a su alrededor. Parecía de que había sido otra de su lista de sin fin de pesadillas ¡No! Esta vez había sido real, no había sido un buen recuerdo de su niñez, pero, era algo agradable el haberse sentido bien consigo misma almenos por una vez en su vida. - Mañana será un nuevo día. - Suspiró - ¡Verdad! El 20 de febrero, tal vez llegue mi hermano a casa.
Se levantó de la cama, cogio un plumón rojo y delicadamente hubicó el número 20 en el pequeño calendario de su hermana, marcandolo en un circulo a plumón rojo. Dio un gran bostezo, estirandose sobre su cama. Definitivamente estaba dispuesta a seguir durmiendo. Aunque, decidió escribir los siguientes capítulos de su historia, antes de dormir profundamente hasta mañana.
"¡¿Pero que pasa aquí?! ¡¿Qué es esto?!" Abrió los ojos de golpe.
_ Yo no escribí esto. Apenas me quedé en el capítulo 14. ¿Cómo es posible que los capítulos se hallan avanzado solos? - Se presipitó a leer detelladamente incluyendo a los que no tenían título. Además, en borrador había un capítulo que aún no se había publicado y era difícil de ingresar. - No entiendo porque hay hechos de mi vida que incluyen como parte de la historia. - Seguro es un hacker, pero ¿Cómo puede saber al detalle mi vida más privada? ¡Ha! seguro es Sayda. - Se rascó la nuca. - ¡Qué molestosa! - Miró a su hermana que dormía muy plásidamente en su respectiva cama, la marera de girar su cabeza fue como si se tratase de el exsorsista con el par de cejas bien torcidas.
Con la flecha del mouse, trató de ingresar y lo logró. No obstante, solo encontró unas palabras recién escritas en el instante que ingreso en el capítulo, dos palabras que decían...
"¿Quién eres?"
Unas letras tan grandes que daba miedo hasta de mirarla. Fue como presenciar una película de terror o algo mucho peor. La puerta de la habitación se habrió de golpe, espantando el sueño de Sayda y la tal vez responsable de todo.
_ ¡Haaa! - Gritó y desconectó el organizador.
_ ¡Mayra, cállate! ¡Duerme de una vez! - Despertó su hermana mayor, tirándole la almohada de la cabeza.
_ L-Lo siento.
_ Ve a dormir. - Se quejó recostándose otra vez. - Cierra la puerta.
Era más que alarmante. Un suceso completamente, paranormal que le ponía los pelos de punta ¿Quién podía preguntar eso? A menos que alguién más escriba en su cuenta, algo imposible de creer ¿O es que tal vez se esté volviendo loca?.
"Tengo que terminar con esto".
Ensendió la linterna de su teléfono Móvil, tomó una tarjeta del escritorio y escribió estas palabras...
"Nesecito terminar con esto antes de llegue a mí"
"¿Quién eres?"
"¿Qué eres?"
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Afortunada, entre dos mundos.
Teen FictionUna joven, divertida ("aunque no lo demuestre") y valiente estudiante de 18 años. Llamada Jacqueline, tiene que luchar... no con monstruos o villanos, si no con la cruda realidad de su vida y persistir arduamente para ella misma. Por otro lado, Mayr...