Capítulo 16: Nuevo Empleo.

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Acompañé a la señora mucama, por la entrada del hermoso y tal vez majestuoso establecimiento, hasta llegar a las escaleras que conducían a la segunda planta, dónde una señora con porte de sargento, mirada acuchillante, mucho peor que de Sully, y con ropas muy al estilo de directora, nos aguardaba con total transigencia como si fuera el guardia de la realeza Británica.

_ ¿No había otra mejor? - Murmuró entre dientes. Esa vieja se estaba ganando un pequeño espacio en mi lista de odio. Deformó su rostro de desaprovación, mostrandome una sonrisa falaz de oreja a oreja. - Bienvenida señorita Jacqueline. Soy Ivana, nana del hogar y estoy aquí para capacitarla.

Asentí levemente. "No inventes, para limpiar, servir y lavar ¿Se necesita capacitación? ¡En qué puto mundo estoy viviendo!"

_ Buenas tardes... - Miré al piso casi en reverencia, presentándome ante la magneficiencia de la capacitación, hablando casi de una manera ilegible.

_ ¡Aquí se habla fuerte y claro! ¡Levante la mirada! ¡Si, señora! ¡Repita! - Me hizo saltar del susto. No tenía duda que esta mujer se escapó del ejército.

_ ¡Si, señora! - Apegué las manos en los muslos y levanté la frente al cielo. Observé a la sirvienta a mi lado por el rabillo del ojo, quién no pudo evitar reírse entre dientes. "¡Esto no me causa gracia! ¡Tú y esta señora están mi lista de odio con tinta permanente!"

_ Con el tiempo irémos mejorando eso. - Se hubicó frente de mi, para después mirar a la sirvienta burlona y pedirle que regresara a sus labores. Esta obedeció y partió marcha sin antes enclinarse para despedirse.

¡Eso es véte, pero me verás en tus pesadillas!

_ Continuemos. - Habló, la vieja miliciana mientras me invitaba a seguirla. - El señor Hamilthon me a contado muchas cosas de ti.

_ ¿Señor?...

_ Si

_ Se refiere a... ¿Emilio, el abuelo de Daniel?

_ ¿Cómo lo llamaste? - Giró la mirada lentamente igual que la película del exorcista, pero con el ceño completamente frucido, como si hubiera dicho algo malo.

_ Emilio, ¿No se llama así? - Un leve sudor frío recorrió mi frente.

_ Escuche, se que es nueva en esto, pero debe saber que en este lugar mantenemos ciertas normas que no se deben romper, aprenderá con el tiempo; le exijo que no lo llame así. Mientras trabaje en esta casa, lo llamarás Señor a ambos. - Dijo con una voz muy firme.

_ Si señora.

_ Muy bien. - Sonrió

Seguíamos recorriendo cada rincón de la inmensa y adinerada casa. Era muy moderna con miles de metros cuadrados, con puertas de vidrios corredisos que conducían al patio, con una espaciosa piscina como para realizar una fiesta cada fin de semana y una pileta tallada a mano en la entrada, el piso de mármol era tan brillante que podía ver mi reflejo en él y patinar sobre ellos, y la cosina, ¡Uff! la cosina, tan espaciosa, tan flamante. Era un sueño, todo era como salido de un sueño. ¡Daniel, dame tu vida!

_ Verás, las sirvientas no son simplemente ayudantes. Nos especializamos en cumplir con todas las expectativas y deseos de nuestros patrones. - Fuimos hacia la lavandería en el sótano de la casa, un bello sótano. - Debes planchar una camisa en menos de un minuto, saber como limpiar una obra de arte, inclusive conocer cada uno de los vinos que hay en cava y saber el correcto maridaje. - Llegamos a otro sótano donde los estánes de botellas de vidrió brillaban con la luz del ténua sol y los corredores bañaban el aroma dulce del alcohol. Me entregó una botella de vino selecto elaborado en el cincuenta y tres, mis ojos se abrieron como platos y lo guardé en su sitio correspondiente con miedo de que al tocarlo mi torpeza pueda hacer de las suyas y tenga que pasar toda mi vida limpiando pisos.

_ Entiendo.

_ Sígueme. - Nos dirigimos hacia la hermosa cocina. - Hay que memorizar los diferentes menús, y presentarlos en el momento de ser servidos. - Me mostraron centenares de platillos que nunca antes haya visto o al menos haya preparado. - Este platillo se llama "Carpaccio de camarón con alioli y trufa".

_ Esto... es... Camarón con trufa. - No entendí nada de lo que había dicho, lo único que pude grabar fueron esas dos palabras.

_ Filete de res con reducción de masa y espárragos. - Se dirigió hacia otro platillo.

_ Es res con salsa y espárragos.

_ Pato ahumado con copi de pimiento y uvula. - Y otro plato.

_ Es... patito ahumado. - Sonreí, ya veía la cara de la mujer, con las cejas marcadas de descepción, la mirada acuchillante de la muerte y la nariz susurrante del rechazo total.

Había muchos sitios y lugares para conocer, perderse podría no ser una buena obsión en este lugar. Como que empezaba a comprender un poco esto, la ropa, las pinturas, las bebidas, las comidas y mi forma de actuar con los patrones, con un poco de practica y adaptamiento en este nuevo ambiente, lo haría mejor que las demás y ya no tendría que sacar canas verdes a la corrugar vieja.

_ Tu habitación se hubica en el pabellón oeste, junto con las demás sirvientas. No se te permitirá salir sin la autorización correspondiente de tus patrones, acatarás sus órdenes y deseos sin quejas, mantendrás el respeto con tus demás comapeñeras, no se permitirá pleitos en esta casa, y conociendo que eres la compañera de aula del joven Hamilthon, te queda mucho más en claro que mantendrás tu límite de amistad entre escuela y trabajo. Tu traje se encuentra en tu habitación

Tantos recorridos habíamos hecho, que los zapatos me mataban y el sol se había cansado de estar despierto en la ciudad.

Afortunada, entre dos mundos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora