Daniel había llegado muy tarde de lo que pensaba. Se veía muy diferente, estaba muy triste y completamente distraído. Entró a su habitación sin saludos, sin articular ni un solo gesto, como si no notara mi presencia.
_ Buenas noches. - Di comienzo al saludo.
_ He... Si - Apenas giró la mirada.
_ ¿No quieres que te traiga algo para comer?
_ No, gracias, pero no tengo apetito.
Se sentó en la orilla de su cama. Me acerqué a él con las intenciones de poder animarlo, quitarle el rostro decaido, saber que sucedía y tal vez ayudarlo. Porque al fin y al cabo lo que le pase a él, me importa mucho.
_ ¿Puedes decirme lo que pasa? - Coloqué mi mano en su espalda, haciendo leves movimientos circulares.
_ ¿Qué?
_ E-Estas algo raro desde que saliste a tu cita ¿Puedo ayudar en algo? - Me coloqué de cuclillas y lo miré divertidamente como aquella vez que aquel niño lloraba por golosinas en la tienda de la señora Lorena. Esta vez era mucho más distinto, porque tenía al frente al único muchacho que me hizo sentir nerviosa más de una ocasión, al que solía perderme en pensamientos y hacía que mi cuerpo se debilitara.
No necesita que me lo contara, tan solo con un abrazo y una sonrisa las cosas podrían arreglarse y tomar denuevo su curso, aunque no con el mismo ritmo. En ese momento había olvidado por completo que era su sirvienta, la que solo existía para complacer sus gustos, y había tomado el papel de amiga confidente que gustaba de su amigo y no le agradaba que se vea infeliz.
Me regaló una hermosa sonrisa dibujada en el rostro, después de separarnos._ Siéntate. - Hizo una señal con la mano para ubicarme a su lado.
Obedecí. Antes de que comenzara, dió un gran suspiro.
_ Bueno, yo... Morelia... Nosotros... - Dudó en decirlo. - Decidimos tomarnos un tiempo.
Asentí.
_ La compañía de mi abuelo está cada vez mal. Por tal motivo nuestros padres, acordaron en nuestro matrimonio para poder cubrir los gastos de la institución.
La palabra MATRIMONIO era muy fuerte como para escucharlo, saber que dos jóvenes a muy temprana edad serían marido y mujer me dejó con los ojos realmente abiertos, no tenía ni idea de que estaban a punto de casarse, por un razón algo dentro de mí se alegraba por aquella noticia. Pero, por otra se sentía mal de que Daniel se vea devastado.
Seguro por la compañía es que estudia en esa preparatoria.
"¿QUÉ LE BASTABA CON DEJAR ALGUNOS DE LOS LUJOS?"
Cierto._ No sabía de eso.
_ ¡Sorpresa! Ahora lo sabes.
Después de eso, comenzó a contarme lo que había pasado en su cita, la razón de su conportamiento inmaduro y también, que habían sido muy amigos desde la infancia.
_ Es una pena, debe de haber una buena razón para que te quiera tanto y le dé miedo dejarte. Deberían encontrarse otra vez y aclarar todo.
_ Si, sería mejor, si no fuera que por ahora no decea verme.
_ No te preocupes, ustedes han sido amigos desde hace mucho, no creo que termine y lo deje así por así. Solo dale un poco de tiempo.
_ Gracias, Jacqueline. - Sonrió y pude notar que estaba mucho más tranquilo consigo mismo. Después de todo no era tan mala como psicóloga.
Imité su acto. Lo observé de la misma manera, tan dulce como lo recuerdo, por desgracia sus cabellos desacomodados empeoraban en pulso de mis latidos, se veía muy atractivo sentado en el colchón blando, posaba ante mis ojos una mirada cálida y una sonrisa sincera, como si estubiera esperando una fotografía de poster.
ESTÁS LEYENDO
Afortunada, entre dos mundos.
JugendliteraturUna joven, divertida ("aunque no lo demuestre") y valiente estudiante de 18 años. Llamada Jacqueline, tiene que luchar... no con monstruos o villanos, si no con la cruda realidad de su vida y persistir arduamente para ella misma. Por otro lado, Mayr...