Cada gota de lluvia resbalaba plácidamente por la polera gris que llevaba en ese entonces, apesar de los grados elevados en este verano, la lluvia siempre le era fiel a la ciudad. Una ciudad que parecía la misma mentira observada por muchos años, de las cuales transcurrieron volando aprisa en solo un par de palabras escritas através un organizador portátil.
Divicé una tienda en particular, una tienda que había recordado trabajar por un tiempo, una llamada "COFFE & LOVE". Entré solo por curiosidad, por la necesidad de saber quiénes permanecían en el local. Empujé la puerta y la misma campana de siempre fue la primera en recibirme, su tintinéo aún estaba fresca en mi recuerdo.
_ Es tal y como pensé, había olvidado lo irritante que había sido en esos tiempos. - murmuré.
El mismo ambiente hogareño y hospatalario que transmitía elegacia, lo había olvidado por completo.
Me senté en el mismo lugar que me ubiqué aquella vez cuando tuve que estudiar y llevé mi libro de Historia, el mismo día que se fue Lorena a ver a su nieto._ Tenga buena tarde señorita. - Dejó la carta de casa. Reconocí la voz de aquella señora. - Los ojos seme iluminaron cien metros por segundo, presté atención aquel mandil crema que tenía el logo del local, para después, depositar mi vista en sus tenues grietas que reflejaban cerca de 30 años de trabajo sin descanso y no muy bien remunerado.
_ ¡María! - Me lancé a sus brazos. - No sabes cuanto te...
_ Disculpe, señorita. ¿Se encuentra bien? - Trató de alejarse de mi.
_ María... Yo... - Recordé que este no era mi mundo, no era la relidad que yo vivía. Esa persona no era la María que conocí, a la que quería.
_ Lo siento, no me llamo María. Esta equivocada.
Todos, absolutamente todos me observaban como si tuviera algún desorden mental, como una loca sin escrúpulos que anda molestando e intimidando a la gente. Me resigné a retroceder en el antiguo hábito que cultivé desde muy jóven, tomé mi costumbre como un modo de defensa para protegerme de las flechas mortales lanzasdas con la mirada, y una vez más, salí de la boca del lobo como si no hubiera un mañana.
La caminata continua del arrepentimiento y rencor a una persona que me pinto de negro la vida ocacionaba las emociones melancólicas, completamente absurdas en mí.
_ Este es el último. - Pegó el extremo del cartel en los muros cerca del paradero de autobus, que en algún día lo conocí con el nombre de paradero de la A.V central.
_ Si, a buen tiempo decidimos pegarlos temprano. ¿Quieres ir a por unas chelas? - Cambió de tema.
"Cómo odio las estúpidas gergas de las personas, su lenguaje grotesco me irrita, me repugna, me... pero... ¿Qué es lo que me pasa? ¿Qué sucede conmigo? Ando desquitándome de todo a mi alredor, dejándome consumir por el odio", expulsé un leve suspiro.
_ mmm... Si ¿Por qué no? - Retiraron dirijiendose a la tienda más cercana del paradero.
Una vez más la curiosidad mató al gato, mi vista pegada al cartel recién colocado abrió mis córneas como dos platos redondos. Un modelo con traje bien colocado y camisa desabrochada, promocionaba una marca de perfume parisino. Tenía ciertos rasgos iguales a Ángel apesar de no ser familia.
_ El profesor chu... - Sencuré el comentario. - Obviamente que Erick salió de este modelo de perfume.
Andando más por la calles de esta ciudad incomprendible, descubrí a muchas personas que conocía. Pero, eran como si actuaran de forma diferente, Kira y Morelia según en este mundo eran pareja ambas estudian derecho en una Universidad Nacional, Sully era una vendedora en un puesto de carne de un Super Mercado, Emilio un viejo Padre de una iglesia Cristiana, Luisa una joven estrella de cine Norte Americano, La Madre de Daniel una reportera de un canal llamado 90 central, El padre de Daniel un escritor conocido que ganó más de 4 premios Novel de Literatura, Ivana una anciana actris en telenovelas mexicanas, Silvia una heroína en los años 90, época en el que el mismo terrorismo asotó el país, en la cual murió descuarrizada por una bomba en el interior de su cuerpo y Dylan un idol surcoreano en un grupo de 7 chicos. Recordar a más personas que en realidad usurpaban una personalidad distinta, me dañaba, no se llamaban como creí, todo esta mentira invadía mi razón como el virus que infecta un organizador, esta bomba de conocimiento no deceado impacto en lo más profundo de mi corazón.
"Hubiera querido no haber pedido serguir con vida, hubiera dejado que Mayra acabara con mi existencia. ¿Porqué cuando nada podía ser peor, llega esto?"
Caí rendida en una banca de madera de una plaza pequeña, apesar de estar mojada por la lluvia imponente que no sesaba. No me importó pues ya toda mis prendas estaban sumamente húmedas.
Mis manos pesionaban con decepción en mis piernas. Quería llorar, romperme en pedazos como una copa de vidrio al filo de la mesa a merced de cualquier movimiento brusco. Antes no hubiera querído que me vean vulnerable al enemigo, a cualquier persona. Pero, ahora me daba igual lo que la gente que no sabe de mi existencia me vea sollosar. Las gotas de lluvia se perdián con mis lágrimas, cubrí mi rostro mojado para no dejar salir ni un solo gemido y lo oculté entre mis piernas sobre la banca
Al instante la lluvia parecía haber cesado. Asomé mi mano para sentirla, sin embargo, los sonidos de cada gota compactada en plástico, hizo que asomara la mirada a unos jeans azules, de ellos, a una polera gris, de la polera a una chaqueta negra en brazos y después, a esos ojos cautivadores.
_ Vete de aquí. Déjame sola.
_ Créeme, se que no es lindo permanecer sola, encerrarte en tu capullo.
_ Tú no sabes nada de mí.
_ Corrección, en realidad lo sé todo.
_ Porque leíste ese estúpido libro. ¿Sabes? Si tu no te vas yo lo haré. - Me puse de pie, dispuesta a irme. sin embargo, su mano sugetó la mía.
_ Si te vas igual te seguiré. La lluvia está muy intensa, vas a enfermarte.
_ ¿Estás acosandome? Si eso es lo único que deceas. Arruinarme la... - Un leve estornudo interrumpió mi frace.
_ Te lo dije, ven. - Me atrajo a él, colocandome debajo de la sombrilla y cubriendome con esa chaqueta negra que tenía en brazos.
_ No te daré las gracias, por esto. - Un estornudo.
_ Con que no te hagas la necia, es suficiente. Vamos a casa.
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Afortunada, entre dos mundos.
Teen FictionUna joven, divertida ("aunque no lo demuestre") y valiente estudiante de 18 años. Llamada Jacqueline, tiene que luchar... no con monstruos o villanos, si no con la cruda realidad de su vida y persistir arduamente para ella misma. Por otro lado, Mayr...