Capítulo 11: Bochornoso.

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3 semanas después...

^^ Un hombre pulcro que tenía hermosas casas tanto en la ciudad como en el campo, su vajilla deslumbraba por el oro y plata, los muebles estaban forrados en finísimo brocado y tenía carrozas todas doradas. Pero desgraciadamente este hombre tenía la barba azul; el cual le daba un aspecto desagradable, tan feo y terrible, motivo por el cual todas las mujeres huían de él.
Una vecina suya, dama distinguida, tenía dos hijas hermosísimas. Él le pidió la mano de una de ellas, dejando a su elección cuál querría darle, pero ninguna de las dos quería casarse con él. Lo que más les disgustaba era que el mentado hombre ya se había casado varias veces y nadie sabía que había pasado con esas mujeres.
Para conocer a las hermanas, él las lleva junto con su madre, tres de sus mejores amigas y jóvenes de la comarca, a una se sus casas de campo, donde permanecieron ocho días completos. En fin, todo marchó tan bien que la menor de las jóvenes empezó a encontrar que el dueño de la casa ya no tenía la barba tan azul y que era un hombre muy correcto.
Tan pronto llegaron a la ciudad quedó arreglada la boda. Al cabo de un mes, barba azul tenía que viajar a provincia por espacio de seis semanas, debido a un negocio importante. Le pidió a su mujer que se divirtiera en su ausencia, que se diera el gusto en todo lo que quisiese.
_ He aquí - le dijo - las llaves de los dos guardamuebles. En cuanto a esta llavecita, es la del gabinete al fondo de la galería de mi departamento. Abrid todo, id a todos lados, pero os prohíbo entrar en ese pequeño gabinete, y os lo prohíbo de tal forma y manera que si llegáis a abrirlo, solo podéis esperar mi cólera.
Ella prometió cumplir exactamente con todo lo que se le acataba de ordenar; y él luego de abrazarla, subió a su carruaje y emprendió su viaje. Las vecinas y las buenas amigas, no se hicieron de rogar para ir donde la recién casada y emprender recorrido a la casa.
No cesaban de alabar y envidiar la felicidad de su amiga quien, sin embargo, no se divertía nada al ver tantas riquezas debido a la impaciencia que sentía por ir a abrir el gabinete del departamento de su marido. Tan apremiante fue su curiosidad que, sin considerar que dejarlas solas era una falta de cortesía, bajó por una angosta escalera secreta y tan precipitadamente, que estuvo a punto de romperse los huesos dos o tres veces.
Al llegar a la puerta del gabinete, se detuvo durante un rato, pensando bien la prohibición que le había hecho su marido, y temiendo que esta desobediencia pudiera acarrearle alguna desgracia. Pero la tentación era tan grande que no pudo superarla: tomó, pues, la llavecita y temblando abrió la puerta del gabinete encontrándose con...^^

_ ¡Jacqueline! - Gritó una voz femenina. - Jacqueline, que bueno que te encuentro. - Vino corriendo hacia mi.

_ Kira ¿Qué sucede? - Me levanté de la mesa, serrando el libro, no solo me separé de él sino también de la narración.

_ ¿Qué haces?

_ Ah, solo leía un cuento, este pequeño libro trae muchos recuerdos de cuando era pequeña, jamás llegué a leerlo y creí que era un buen comienzo para hacerlo... - Hablé sosteniéndolo entre mis brazos.

_ ¿Cómo se llama el libro?

_ Barba Azul.

_ Ah, ya se como termina, al final barba azul...

_ ¡No! no quiero que me hagas un spoiler. - Levanté mi mano en señal de "stop" para que se callara y no arruinara la magia de la lectura.

_ Oh, no lo diré entonces.

_ Gracias, quisiera averiguarlo yo sola.

Rió serrando los ojos, mostrándome sus blancos y grandes dientes.

_ Eso es bueno. - Hizo una pausa. - Estaba pensando que si querrías jugar voleibol con nosotros, necesitamos a un jugador más en el equipo.

_ No quiero que te molestes, pero no se jugar, no tengo un polo apropiado y no quisiera ensuciar mi blusa.

Afortunada, entre dos mundos.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora