Capítulo 12 -Estás equivocado

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Con una mezcla de rabia y culpabilidad dentro de mí, respondí al mensaje.

"No ha pasado nada, somos amigos. Para la próxima, infórmate antes de hablar o mandar un mensaje de mierda"

Bloqueé el móvil y bajé del taxi. Me puse mis gafas de sol y entré al hotel lo más rápido que pude. Subí a mi habitación y noté la vibración del móvil en mi bolsillo.

Guardé mi ropa en el armario y acomodé este lo mejor que pude para, cuando tuve valor de abrir el mensaje, tumbarme en la cama y leerlo. Era él, quién si no.

"No te lo crees ni tú"

Reí y a la vez tuve que morder mi labio conteniendo mi rabia. Joshua creía que Mats y yo estábamos juntos o que, simplemente, había pasado algo entre nosotros. Pero aquello no era así. Mats y yo no habíamos hecho más que besarnos, el día de la fiesta.

"No tienes ni idea, cállate y deja de hacer el ridículo"

Le imaginaba enfadado, nervioso y seguramente con los ojos llorosos. Joshua era así, y no se imaginaba lo mucho que me dolía imaginarle de esa manera. Si sólo pudiera hablar con él, decirle que no hay por qué darle más vueltas y que, por mucho que doliera, aceptara mi...

"No hay quien crea tus mentiras"

De nuevo aquel sentimiento de culpa. Había creado de Joshua, un chico cariñoso y algo inocente en una persona fría y desconfiada. Continué leyendo sus mensajes.

"Ya he contactado con la empresa para vender esta puta casa, puedes venir cuando quieras a por tus cosas"

Negaba con la cabeza a la vez que leía palabra por palabra. No podía soportar que estuviera tan enfadado, sin embargo, lo comprendía. Las fotos hablaban por sí solas, pese a que la mayoría de eso eran mentiras.

Decidí bloquear el móvil y dejarlo a un lado. Reflexioné un par de minutos a la vez que escuchaba más mensajes vibrar sobre la cama.

¿Por qué no me creía cuando le decía la verdad? Había estado creyendo durante meses mis "te quiero" y no era capaz de creerme cuando le decía que Mats y yo no éramos nada.

Me levanté de la cama y caminé por la habitación a la vez que continuaba escuchando mensajes llegar al maldito móvil. Harta y sin mirar la pantalla, lo metí en el cajón de la mesilla y decidí salir a la habitación.

Con mi chándal y mis deportivas, me dirigí al pequeño jardín que el hotel ofrecía. Frente a una enorme fuente, me senté sobre un banco de piedra y, simplemente, miré a frente de brazos cruzados.

Ya estaba llegando la noche, y con ello, la cena de Mats y su mujer. ¿La cena de la reconciliación, o la de despedida? Lo único que sabía era que llevaba al rededor de una hora sin Mats a mi al rededor y ya me sentía completamente sola. Sus bromas, su sonrisa, sus ojos...

Bufé y apoyé mis rostro sobre mis manos. Lo echaba de menos en el preciso instante en que él estaría reencontrándose con su mujer, saludándose o hablando uno frente al otro sobre, quién sabe.

Me levanté de allí y anduve al rededor de aquel pequeño jardín.

Mientras la mujer de Mats trataba de recuperarlo, Joshua me odiaba con toda su alma. Mientras el moreno se dejaba comer la cabeza por su mujer y sus planes de futuro, Joshua continuaba recogiendo los pedazos de todos nuestros recuerdos juntos.

Volví a mi habitación y tomé una larga ducha. En mi cabeza, Mats reía frente a su mujer, quien lo miraba con cariño a la vez que lo perdonaba. Lo perdonaba por haberme besado, a una pared de distancia de ella. Mats borraba mi número de móvil y Joshua... Joshua se alegraba por todo aquello.

* * * *

Tras cenar, pasé varias horas tumbada frente a la televisión viendo una de mis series favoritas y pensando solo en aquella cena. ¿Qué estarían haciendo en ese momento? Por mi cabeza pasaba lo peor, al igual que ocurría cuando el nombre de Joshua venía a mi cabeza.

Decidí sacar mi móvil del cajón tras varias horas de haberlo guardado. Esperando un mensaje de Mats, solo me encontré con tres mensajes de Joshua repitiéndome lo poco que había tardado en liarme, según él con su compañero de equipo. Aburrida y algo decepcionada, lo volví a guardad y decidí dormir.

Solo deseaba despertar a la mañana siguiente con un mensaje de Mats, diciendo que me espera para ir a entrenar, desayunar o simplemente, que estaba de camino para verme. Que me contara que su mujer había aceptado que no podían seguir juntos y que estaba dispuesto a seguir conociéndome tal y como me dijo esa misma tarde.

Sin embargo, algo me decía que eso no iba a ser así, que Catherine no se iba a dar por vencida o que, quizás, no le hizo falta más que una cena para convencerle.

Algo muy dentro de mí me decía que Mats no volvería.

Lo que necesitas (Mats Hummels)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora