Capítulo 58 -Somos uno

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Me encontraba en el salón, todavía reflexionando sobre el final de la película que acababa de ver. Mientras Mats veía un partido de la NBA en la habitación, yo ahora me entretenía viendo algunos vídeos, consultando las redes sociales y escuchando música.

Tumbada y jugando con mi cabello mientras veía un interesante vídeo sobre moda, una notificación interrumpió la canción que sonaba en mis auriculares y ocupó la parte superior de la pantalla. Además, aceleró un poco mi corazón.

"Echo de menos tus besos"

Lo leí extrañada los pocos segundos que duró en mi pantalla y, antes de que se desvaneciera, pulsé sobre ese mensaje en WhatsApp. A este, le acompañaba uno más.

"Y mi cama y yo también te echamos de menos.."

Lo leí varias veces, esta vez con su voz en mi cabeza y con una inevitable sonrisa. Impaciente, esperé a leer el nuevo mensaje que la aplicación me indicaba que estaba escribiendo.

"Me subes algo de beber? Se me ha acabado la Coca-cola"

"Y ya que subes, coge unas galletas porfa.."

Rodé los ojos y agarré los auriculares con mis manos para dirigirme a la cocina. Agarré la botella de Coca-cola ya por la mitad, un par de galletas y me dirigí a las escaleras, que subí y entré directamente a la habitación, donde Mats me esperaba sonriente y con aquellas gafas redondas de ver a las que todavía no me acostumbraba.

-Ha funcionado. -Exclamó nada más verme-

Lo miré asombrada y Mats comenzó a reír.

-¡Lo has hecho a posta para que abriera los mensajes!

-¡Claro, así no podías decir que no te habían llegado e ignorarme!

-¡Capullo! -Me quejé, entre risas-

Mats reía a carcajadas mientras pasaba su mano por su cabello y coloca sus gafas en aquella pose, tumbado en la cama.

Le tendí las cosas y moreno me agradeció para luego darme un dulce beso. Aproveché para sentarme en la cama. El moreno estaba práticamente a oscuras, excepto por la tenue luz de la lampara de mesa que teníamos. Tumbado y ocupando toda la cama, vestido con unos pantalones de deporte negros, una camiseta del mismo color y aquellas gafas que utilizaba pocas veces y que, ahí tumbado, le quedaban mejor que nunca.

Lo contemplé durante unos segundos y pronto él me miró, comenzó a reír y se quitó las gafas, consciente de que aquel era el causante de que mis ojos estuvieran sobre él.

Frotó sus ojos y luego agarró las gafas para ponérmelas a mí. Cuando me miró, lejos de reírse, me miró totalmente embelesado.

-Así estás incluso mejor... -comentó, para luego reírse-

Mis mejillas no tardaron en ponerse rojas y pronto le quité sus gafas para ponérselas a él de nuevo.

-Pasa lo mismo cuando tú las llevas. -Dije algo avergonzada-

Mats rió, como esperando aquella respuesta y tiró de mí para tumbarme sobre él y comenzar a besarme.

* * * *

-Entonces, ¿qué meto en la maleta? ¿Ropa de invierno o de verano?

Mats dudó unos segundos.

-No lo sé, -respondió- Por lo que tengo entendido, en Madrid el tiempo es una locura.

Me llevé las manos a la cabeza, observando mi maleta vacía.

-¿Tú qué vas a llevar?

-La ropa de entrenamiento, el traje lo llevaré puesto y algo para andar y dormir por el hotel.

-Pero ese algo, ¿de invierno o de verano?

Mats me dedicó una mirada de lo más hostil.

-¡Ayy! ¡No sé qué hacer! -Me quejé, desesperada-

El moreno tapó su cara y bufó.

-Mira, llévate algo de cada y ya está. O si no, no te lleves nada. -Rió-

Ignoré aquello último y opté por meter un par de vestidos, zapatos y conjuntos de ambas estaciones del año.

-Tampoco te lleves mucho, que solo van a ser dos noches.

Aquello consiguió agobiarme un poco menos. Mientras continuaba haciendo mi maleta, Mats respondía a una llamada que parecía importante. Al colgar, me informó de las noticias.

-Tu vuelo sale a la una, y vuestro hotel será uno cercano al nuestro, pero no el mismo.

Asentí con la cabeza y pronto recibí la misma información desde el grupo que las parejas de los chicos teníamos. Al parecer, las chicas estaban algo nerviosas y agobiadas, al igual que yo, por la temperatura en la capital de España.

-Nuestro vuelo sale a las diez, salimos desde el hotel de concentración al aeropuerto y de allí, a Madrid, tres horas. Comemos y entrenamos hasta las ocho, así que nos veremos por la noche, un rato.

Reaccioné apenada a aquello, pasaría menos tiempo con Mats del que tenía pensado, dormiríamos en hoteles diferentes y apenas lo vería unas cuantas horas. El moreno intentó esbozar una sonrisa al verme.

-Sabes que habrá partidos a los que no puedas viajar, ¿verdad?

Asentí, pues aquello era algo por lo que ya había pasado en ocasiones anteriores. El caso era que, estar lejos de Joshua no era tan complicado como hacerlo de Mats.

-Luego, cuando volvamos, estaremos juntos todo el tiempo que quieras y más.

Ahora sí, los dos sonreímos.

-Venga, -dijo agarrando mi mano- vamos a aprovechar las horas que nos quedan juntos.

Me solté de su mano y en un arrebato de romanticismo, lo abracé, como si estuviera a punto de despedirme de él. Él acarició mi cabello e hizo lo mismo con mi espalda.

-No lo hagas más difícil. -Pidió, entre risas-

Me disculpé y Mats agarró de nuevo mi mano.

-Entonces, ¿me ayudas con los entrenamientos? Creo que seré titular el miércoles y desde la lesión no he vuelto a entrenar.

Sonreí y acepté de nuevo. Junto con unos conos y balones que le ayudé a transportar, ambos salimos al jardín y Mats se encargó de preparar una especie de circuito. Una vez me explicó lo que tenía que hacer, el moreno se puso completamente serio y comenzó su entrenamiento.

Tenía razón, según le habían comunicado hacía unas horas, Mats sería titular ante el Real Madrid en la vuelta del partido disputado hacía unas semanas y ni siquiera había podido entrenar ni un solo día con el equipo. Si Mats llegaba muy apretado al partido, lo que así era, corría el riesgo de lesionarse de nuevo, y de gravedad... pero su equipo le necesitaba, necesitaba de su destreza a la hora de robar balones y de su coraje y fuerza a la hora de cortarlos. Y si para conseguir aquello tenía que pasar mi tiempo ayudándolo en sus entrenamientos, lo haría encantada.

Pues Mats y yo ya no éramos dos, sino uno.

Lo que necesitas (Mats Hummels)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora