-¿No te gusta?
Levanté mi mirada del plato y la llevé a sus ojos. Reaccioné por un momento y respondí.
-Sí, sí me gusta solo que... apenas tengo hambre.
Mats frunció el ceño.
-¿Que no tienes hambre? -Preguntó incrédulo-
-No. -Le respondí molesta-
Mats me miró aún más sorprendido y agarró mi mano, que sujetaba el cubierto apoyado en el plato. Me miró a los ojos y yo hice lo mismo.
-Llevas rara desde que has salido del coche.
Fija en sus ojos, estaba a punto de responder a su pregunta cuando su móvil, situado encima de la mesa vibró, dos veces seguidas y su pantalla mostró dos mensajes de la aplicación WhatsApp de los que ni siquiera me interesé en leer el nombre que los enviaba. Mats lo miró de reojo y volvió su mirada a mí.
Levanté mis cejas en dirección al móvil, pero Mats lo ignoró. Ante eso, no pude hacer otra cosa que ser sincera y directa.
-¿Es Cathy? -Pregunté-
Mats asintió con la cabeza y yo tragué saliva.
-Sí, es Cathy, lleva todo el día intentando contactar conmigo.
Nerviosa, asentí con la cabeza y me crucé de brazos.
-¿Por qué será?
El moreno se encogió de hombros.
-Quiere recuperarte.
Levantó sus cejas, sorprendido, y comenzó a reír mientras yo, de lo más seria, lo miraba a los ojos.
-¿Quién te ha dicho eso?
Negué con la cabeza y susurré un "nadie" que Mats no creyó.
-Lo escuché en la fiesta.
De nuevo, Mats siguió riendo, llevó su copa de vino a los labios, y bebió.
-Esto es absurdo. -Sentenció-
El moreno continuó con su cena y yo traté de hacer lo mismo.
-¿No vas a responder? -Pregunté-
-¿A los más de veinte mensajes que me ha enviado en todo el día? -Preguntó irónico- No.
Asentí, ahora un poco más tranquila que al principio de la noche. Josh no mentía, nunca mentía y Cathy tampoco, pero, ¿acaso su plan era acosar a Mats a mensajes hasta que respondiera y, con ello... que conseguiría?
-Eh, -exclamó llamando mi atención- ¿cuántas veces te tengo que decir que no te debes preocupar por nada?
Asentí, sin decir nada. Los ojos de Mats, sobre mí, no hacían más que ponerme nerviosa, al igual que la pantalla de su móvil encendiéndose y apagándose una y otra vez.
-Y sin embargo, sigues haciéndolo. -Añadió, en voz baja-
-No es fácil.
-¿Confiar en mí? ¿No es fácil? -Dijo al instante-
-No, Mats, no es fácil soportar comentarios y miradas... de otras personas, hacia nosotros.
El moreno llevó sus manos a la cara y bufó.
-¿Crees que es normal? -Insistí-
-No me quiero enfadar, Kate. -Dijo tratando de relajarse- No me quiero enfadar otra vez contigo.
Sus palabras, en vez de calmarme, me encendieron aún más.
-¿Qué culpa tengo yo de todo esto?
-¿Y yo? -Preguntó nada más escuchar mis palabras-
Entonces, me callé. Lo que estaba a punto de decir no iba a calmar la situación, sino que lo avivaría aún más. No era el momento de hacer referencia a aquello.
-Dime, ¿tengo yo la culpa?
-No, no tienes la culpa. -Respondí-
Mats asintió y bebió el último trago de su copa. Tras ello, se hizo el silencio. El moreno miró su reloj y luego su móvil, que desbloqueó y volvió a bloquear en menos de un minuto.
-¿Nos vamos? -Preguntó aún visiblemente enfadado-
Asentí con la cabeza y ambos nos levantamos y salimos del restaurante. Era la segunda vez que eso ocurría y ya podía decir que era lo que más odiaba. Enfadarme con Mats, en parte por mi culpa, y en parte por la de siempre.
Montamos en el coche y, para mi sorpresa, Mats, antes de arrancar, habló. Antes de escuchar sus palabras, supe que debía disculparme.
-No sé cuántas veces tengo que decirlo, pero no me quiero enfadar contigo, ni discutir ni... -pausó gesticulando con sus manos-
-Es culpa mía no confiar en tí, -confesé- ha llegado un punto en... esto que solo tengo el privilegio de confiar en mi familia y... dos o tres personas más.
Mats pareció sorprendido al escuchar aquello, y yo continué.
-Realmente, Joshua es una de esas personas, no puedo evitar creerle. -Dije sin miedo- Me ha demostrado tantas veces que puedo confiar en él, que... -cogí aire, para luego soltarlo- no puedo no confiar en sus palabras. Quiero llegar a ese punto contigo, también, pero quiero que entiendas que no es fácil en tan poco tiempo.
Mats se quedó callado y descubrí nuevas reacciones y gestos que desconocía. Aquello que amaba hacer, descubrir a Mats poco a poco.
-Te entiendo. -Respondió tras unos largos segundos-
-Te quiero, y quiero pasar el resto de mi vida contigo. Quiero vivir contigo, mañana mismo si pudiéramos, pero ambos sabemos que detrás de esto, hay gente que nos quiere hacer la vida imposible, comentarios y crítica tras crítica que... me traen loca.
A punto de derrumbarme, pensando en una hipotética situación en la que Mats no me entienda y me tratara de desconfiada por ser él, se acercó para abrazarme y de nuevo le pude sentir.
-Voy a conseguir que confíes en mí. -Dijo, sin más- Lo vamos a conseguir. -Susurró-
-No quiero que pienses que esto es una excusa, o... -traté de que entienda, ahora entre lágrimas-
-Nada de eso. Voy a hacer lo posible para que nuestros problemas desaparezcan.
Acariciaba mi mejilla, desde su asiento y mirándome a los ojos. Tras unos segundos de silencio, el moreno dijo algo más.
-Te has quitado un peso de encima, ¿eh?
Reí, y asentí con sinceridad.
-Eso es buena señal. -Dijo orgulloso-
-Sí lo es. -Afirmé sonriente-
Ahora, fui yo quien abracé al moreno para luego dejarme secar mis lágrimas por él.
-Te quiero mucho.
Y volví a abrazarlo.