La noche transcurrió con toda normalidad. El hombre de mis sueños y yo cenábamos tranquilamente en el restaurante que él había elegido. Entre risas, recordamos algunos momentos vividos en los últimos meses. Algunos que nos hacían reír a carcajadas y otros más recientes que nos hacían recapacitar e incluso molestarnos. Pese a ello, la noche terminó con un regalo por parte de Mats, que no me esperaba, y que resultó ser unos bonitos pendientes que tenía pensado comprarme desde hacía ya un tiempo.
A la mañana siguiente, amanecí como más me gustaba. Mats apagó la alarma y pude sentir cómo estiraba sus brazos para más tarde, abrazarse a mí. Lo miré, adormilada, y sonreí, como no podía ser de otra manera.
Me levanté en primer lugar, totalmente descansada y pude escuchar los quejidos de Mats cuando me separé de él.
Me dirigí a la cocina y preparé un par de cafés y, en una bandeja junto con un zumo, cuatro tostadas y unas cuantas galletas, las subí a la habitación. Mats había cambiado de posición, pues ahora le encontré abrazado a la almohada, pero fue percibir el olor a café y tostadas y el moreno se espabiló al momento.
-Buenos días. -Exclamé al verlo-
Mats se frotó los ojos para luego esbozar una de sus bonitas sonrisas y dedicarme las mismas palabras. Me senté junto a él, en la cama y lo saludé con un dulce beso y aquella bandeja de desayuno.
El defensa agarró su móvil y comenzó a darle vueltas al café, a lo que yo le imité.
En mis notificaciones, nada a destacar. Salvo la noticia de Neuer, cuyo plan de pedida de mano había resultado acertado. El portero y su ahora prometida se casarían en verano, boda a la cual estábamos invitados, nosotros y toda la plantilla del equipo del portero.
-¿Has visto esto? -Preguntó Mats, enseñándome la pantalla de su móvil-
Dejé mi café sobre la bandeja y puse atención a aquello. Al parecer, un famoso periódico deportivo del país informaba que Cathy, la ex pareja de Mats se encontraba en su peor momento y, junto a esa noticia, una totalmente contraria. "Mats y "la ex novia de Joshua Kimmich", como la prensa deportiva se había acostumbrado a llamarme, viven su mejor momento como pareja"
Rodé los ojos. Lo de siempre. Mats soltó una carcajada y leyó los comentarios a esa misma noticia. Ambos terminamos riendo y afirmando que la prensa no sabía ni la mitad de por qué Cathy se encontraba en aquel estado y ambos coincidimos en lo bien estudiado que se tenía la rubia el papel de víctima.
-¿Has visto lo bien iluminadas que están las fotos en las que sale llorando? -Comenté-
Mats asintió, dándome la razón, y movió la cabeza de un lado a otro para pasar de aquella noticia.
-Me han respondido al mensaje de anoche, -exclamó unos minutos después- puedes ir a entrenar al gimnasio siempre y cuando vayas con alguien del club.
Asentí ilusionada y Mats me imitó, entre risas.
-Así que... coge tu super mochila de gimnasio y prepárate para la sesión de entrenamiento con tu personal trainer Mats Hummels.
Lo miré de arriba a abajo y Mats repitió aquella última frase que nos hizo reír.
Una hora después, me encontraba en el mismo sillón de hacía unos días, esperando a que Mats terminara, un día más, con la recuperación de su tobillo. Allí sentada, recordé un tema pendiente. Abrí la aplicación de WhatsApp y le escribí.
"Te veo en el entrenamiento de hoy?"
Josh respondió al instante.
"Buenos días pequeña.. vais a ir?"
Afirmé al instante.
"Estaremos allí en media hora o un poco más, pero Mats quiere pasarse aun que no pueda entrenar"
"Entonces nos vemos ahora"
Respiré hondo y fui al grano.
"Sí.. oye, todo bien? Ayer no nos pudimos despedir"
El chico trató unos segundos más de la cuenta en responder.
"Si, bueno, ya me conoces"
"Quería pedirte perdon por lo que dije, creo que sabes que no fue a malas"
"Lo sé, Kate, no te preocupes"
Sonreí. Aquel "ya me conoces" definía bastante bien todas aquellas situaciones. Kate se iba de la lengua, Josh se enfadaba o, más bien, se molestaba, al día siguiente Kate pedía perdón y Josh respondía echando balones fuera.
"Fue todo muy dramático.. jajaja"
"Si, lo se, pero ya sabes que en ese momento no me puedo controlar y simplemente, huyo"
Asentí con la cabeza mientras leía aquello. En ese momento, escuché aquella puerta abrirse de nuevo. La última vez que ocurrió aquello, Mats salía hablando con Cathy sobre su lesión. Hoy, un día después, el moreno se había dado cuenta de lo tóxica que era esa chica y el que era su único interés.
Mats salía hablando con un par de médico, quienes le informaban que aquella no sería su última visita, pero que el tobillo mejoraba notablemente.
Agarró mi mano y, sonriente, se despidió de los médicos.
-En menos de una semana estaré jugando en el Santiago Bernabéu unos de lo partidos más importantes de la temporada. -Dijo visiblemente ilusionado-
-Y yo estaré allí, contigo. -Dije besando su mejilla-
Al salir, un par de fotógrafos nos tomaron un par de fotos y, posteriormente, montamos en el coche dirección a los campos de entrenamiento del equipo.
Tras saludar a todo el equipo, reunido en el césped, Mats y yo entramos al gimnasio.
-Diez minutos en cinta, otros diez en la elíptica...
Mats continuó con su papel de personal trainer, informándome en lo que iba a consistir la mañana y pronto comenzamos con aquello.
Al rededor de una hora después, algo interrumpió nuestro entrenamiento. Mats, que ya andaba con la mosca detrás de la oreja debido a unos gritos y ruidos bastante inusuales en los entrenamientos del club, decidió echar un vistazo. Nada más abrir la puerta, pude escuchar a los chicos bajar las escaleras que conducían al campo a toda velocidad mientras la voz de dos jugadores en concreto gritaban e insultaban el uno al otro.
Mats abandonó el gimnasio al instante y yo bajé de la bicicleta al verlo correr.
¿Problemas en los vestuarios del Bayern Múnich? ¿Las dos voces que se insultaban el uno al otro... eran de quien yo creía?