Esperaba a Mats a las afueras del Estadio Santiago Bernabéu, ¿nuestra nueva casa? No me importaría en absoluto pertenecer a ese equipo, a esa afición... Pero no había que adelantar acontecimientos, pues la decisión era de Mats, suya y solo suya.
Localicé varios fotógrafos y cámaras merodeando por al rededor del enorme estadio y no dudé en avisar a Mats de aquello. Como respuesta, me dijo que saldría por una segunda puerta y que saldrían un par de directivos para despistar. Tras un último mensaje, me reuní con él.
Con gafas de sol y gorra, agarró mi mano sin decir nada. ¿En serio nadie se había dado cuenta de que, con gorro y gafas, pero era Mats Hummels? Una vez nos alejamos varios metros, me habló.
-Están interesados. -Exclamó, con una sonrisa-
-¿¡En serio!? -Grité-
El moreno asintió con la cabeza. Cuando estaba a punto de hablar sobre aquello, recibió una llamada a su móvil que contestó de inmediato.
Escuché la conversación atentamente y con dificultades, pues en ocasiones Mats se esforzaba por hablar un español bastante pobre. Colgó la llamada, se quitó su gorra para peinarse y se la volvió a poner, con una sonrisa.
-Estan muy interesados. -Rectificó, tras aquella llamada-
Besé su mejilla y el moreno lo volvió a repetir.
-Me han ofrecido ser titular en todas las competiciones, ¿y sabes lo mejor? No hay malos rollos en el banquillo, no tendré que enfrentarme a ex compañeros ni ex equipos.
Asentía mientras lo escuchaba atentamente y paseábamos por las calles de Madrid.
-Kate, no tendré que recibir insultos por parte de jugadores de mi ex equipo ni aficionados, ¿sabes lo importante que es eso para mí? Más que marcar goles o ganar cientos de títulos. -Explicó, con cierto brillo en sus ojos- Los jugadores se llevan bien con el entrenador, ¿qué más puedo pedir?
Sonreí y lo abracé.
-¿Me apoyarás con esto si finalmente sale? -Preguntó-
-Te voy a apoyar en todo lo que hagas, voy a estar contigo siempre.
Mats asintió y me dio un corto beso.
-Tenemos que esoerar dos meses a que acabe la temporada, pero parece ser que las cosas están bastantes claras. El Real Madrid perderá a un defensor muy importante y... me necesitan. Pese a que tienen varios refuerzos interesantes, me necesitan. Y yo necesito que tú estés conmigo en esto.
Repetió aquello último una tercera vez y se lo volví a decir.
-Voy a estar aquí siempre.
-¿Y vas a quitar esa cara de... tristeza?
Tragué saliva.
-Es que... lo tengo que asimilar. Mi ciudad, nuestra casa... Anna, Josh...
Mats asintió.
-Tienes razón, no tienes por qué venir conmigo. Estoy equivocado.
Arqueé una ceja y negué.
-Quiero estar contigo. -Dije entre risas- Son cosas que voy a echar de menos, pero puedo vivir sin ellas... creo. Sin ti, no.
Pasó sus manos por su cara y asintió. Nervioso, se quitó y puso su gorra azul de nuevo. Agarré su mano con fuerza y sonreí.
-No te preocupes.
-Lo estoy bastante. El club se enfadará conmigo.
-Es el Real Madrid. -Dije entre risas- Que le jodan a los demás.
Soltó una carcajada y besó mi mejilla con dulzura.
-No quiero pasar más tiempo viviendo lo que he vivido. Derrotas, peleas, broncas partido tras partido independientemente del resultado...
Fruncí el ceño y me pregunté por qué no había pensado en eso, en lo que Mats, recién llegado, tenía que soportar. ¡Si solo llevaba unos meses!
-El Borussia Dortmund pitándome cada partido, Maeco enfadándose a cada falta, la directiva... -Bufó sonoramente- No quiero.
-Aquí también tendrán sus problemas. -Añadí yo a la conversación-
Mats asintió, comprensivo pero rotundo.
-Nunca viene mal un cambio de aires, ¿no crees?
Asentí con la cabeza y me apoyé sobre él. De nuevo, su móvil volvió a sonar. Esta vez, tras descolgar y decir unas palabras, me lo puso en mi oreja.
-¿Sí? -Pregunté- ¿Cristiano? -Pensé y rei-
-¿Kate Kirch? Te llamo desde la agencia de moda en la que te interesaste hace unos días...
Moví mi mano nerviosa y Mats sonrió. No me podía creer lo que estaba escuchando.
-Estamos interesados en ti, Mats Hummels nos ha comentado sobre vuestro posible traspado a Madrid y queríamos saber si querrías trabajar con nosotros.
Cual niña, comencé a dar saltos. Mats abrió sus ojos, sorprendido por mi actitud y rió.
-Sí, claro, yo también estoy interesada en trabajar con vosotros. Pero, mi estancia en Madrid no está asegurada y...
-Podemos esperar el tiempo que necesites. -Dijo aquella amable mujer-
-Solo necesito unos meses.
-Los tienes. -Contestó- Tienes esos meses para pensar o hacer lo que quieras.
Asentí y nos despedimos quedando en llamar más tarde. Al colgar, abracé a Mats por la espalda con todas mis fuerzas.
-¡Te quiero, te quiero! -Grité- Es mi sueño hecho realidad, ¡vas a hacer realidad mi sueño!
El moreno asintió con una bonita sonrisa. Miró la hora y agarró mi mano.
-Va siendo hora de que nos preparemos para estar noche.
Lo miré extrañada y pronto pregunté.
-¿Qué pasa esta noche?
Volvió a mirar su reloj de muñeca.
-Lo verás en unas horas. -Contestó- No seas impaciente... -Dijo, al ver mi reacción-
Genial. Mats, entre algunos secretos que me escondía de su trato con el Real Madrid, ahora también me escondía sus planes de esa noche, aquella mágica noche que estaba a punto de comenzar y de lo que no tenía ni la más mínima idea, pues mi cabeza en ese momento, no podía dejar de pensar en Mats, el Real Madrid y la agencia más importante de moda a la que estaba a punto de acceder.
¿Lurelly, Joshua, Anna...? Ya habría tiempo para ello. Ese momento, ese día, ese fin de semana era de Mats y mío. Muy nuestro.
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