-¿Te gusta? -Preguntó-
Asentí con la cabeza. Aquella habitación, nuestra habitación, era enorme y estaba decorada tal y como Mats me había enseñado en las fotografías. Aquellos colores blanco y negro, combinados con unos tonos grises... Era como si yo misma hubiera decidido cómo decorar aquello.
Me abracé a la cintura de Mats y ambos miramos aquello. La cama, los enormes dos armarios, las cómodas, la pequeña librería...
-¿Y ahí? -Pregunté, señalando la pared justo encima de la cama-
Mats se encogió de hombros.
-Ahí... -pensó- una foto, nuestra.
-¿Una simple foto nuestra? -Pregunté-
-Una foto bonita, en un lugar bonito, tú con un vestido blanco, yo en traje...
Lo miré inmediatamente y Mats comenzó a reír. Me miró y levantó sus cejas mientras sonreía dulcemente. ¿Era aquello otra de sus indirectas? ¿Un vestido blanco? Solo de pensarlo, comencé a ponerme nerviosa. Ante aquello, Mats intentó quitarle hierro al asunto con otra de sus bromas.
-O bueno, también podemos poner una foto mía, jugando, o algún selfie.
Rodé los ojos, aún agarrada a su cintura.
-¿Un selfie? Ni se te ocurra.
El moreno volvió a reír y besó mi frente.
-Ya lo pensaremos. -Concluyó-
En el salón, un enorme sofá, frente a una gran televisión. Una puerta de cristal que llevaba al jardín que Mats y yo habíamos visitado anteriormente.
-Ahí, -señaló- unas canastas. Y aquí, dos porterías.
Lo miré y arqueé una ceja.
-¿Vamos a crear un polideportivo, o algo por el estilo?
-Y ahí, -dijo señalando una pequeña estancia cubierta por un techo-
-Ahí yo. -Completé entre risas-
El moreno y yo caminamos hacia la piscina, decorada con pequeñas luces al rededor, unas mesas y sillas y un gran espacio vacío.
-¿Y aquí? -Pregunté- ¿Quieres poner una red, y jugamos al waterpolo?
Mats estalló en una carcajada y yo hice lo mismo.
-Bueno, ¡no es mala idea! Ahí también entra una pequeña pista de voleibol.
-¡No! -Negué- Nada de waterpolo ni voleibol. -Reí- Ya tienes dos canastas y dos porterías, ¿qué mas quieres?
Mats negó entre risas y yo le advertí de nuevo.
Al poco tiempo, me encontraba ordenando uno de los armarios que aquella casa contenía y que solo dos pertenecían a Mats. Sí, dos, y los dos más pequeños de la casa. ¿La razón? Su ropa ni siquiera ocupaba uno de los armarios grandes, ¿para qué más?
El moreno había designado una habitación bastante grande como almacén de dibujos, pancartas y fotos de y con sus fans. En unos minutos había llenado las paredes y estanterías de fotos con todo tipo de fans, la mayoría de ellas con camisetas amarillas y negras, otras tantas con la blanca de su selección y una pequeña minoría de fotos con chicos con las camisetas de su nuevo equipo.
Al entrar allí, quedé boquiabierta. Las paredes estaban cubiertas por dibujos y pancartas de lo más trabajadas y bonitas, y la estantería, de fotos y cajas en las que el jugador almacenaba cartas y regalos.
-Te quieren mucho. -Afirmé-
Mats se giró al darse cuenta y sonrió para mirar aquello.
-¿Has visto? -Preguntó orgulloso- Siempre que me entregan algo digo que lo colgaré en mi habitación y... esto es lo que hago con ello.
Con aquella sonrisa que se dibujó en su rostro, pude ver lo orgulloso que estaba de todo aquello. Me acerqué a las fotografías. La mayoría tomadas en el campo de entrenamiento, y otras tantas por la calle o a la entrada de algún hotel o estadio. Mats, con una sonrisa de lo más agradecida, y todos aquellos chicos y chicas, sonrientes por poder tener una foto con Mats Hummels. No pude evitar sonreír a la vez que las miraba una por una.
Cuando terminó de colocar una pequeña figura de su jugador, consultó su móvil por unos segundos y ambos salimos de la habitación.
-Tengo entrenamiento en una hora, y luego iremos al hotel de concentración.
Asentí con la cabeza, pues ya conocía todo aquel ritual gracias a Joshua.
-¿Te veré mañana antes de partido?
El moreno asintió.
-¿Te veré mañana en el estadio?
Asentí con la cabeza de lo más orgullosa.
-Voy a estar animándote, la primera, con mi camiseta. -Respondí orgullosa-
Junté mis labios con los suyos y rápidamente, se separó de mí, como acordándose de algo. Pronto, trajo la bolsa que contenía las dos camisetas y regalos y un rotulador en su mano. Sacó mi camiseta de la bolsa y escribió algo en la parte de atrás mientras yo la sujetaba tal y como él me indicó.
"La mayor de mis suertes.
Mats Hummels"Ahora, parte de la camiseta y el número cinco, estaban cubiertas por aquella su firma y un corazón. Un largo "ohhh..." salió de mí y Mats esbozó una bonita sonrisa.
-Me tienes que prometer algo. -Exclamó-
Me tendió la camiseta, que aguanté, y Mats sacó la otra camiseta de la bolsa para mostrármela.
-Tienes que darle esta camiseta a mi hermano.
-¡Qué vergüenza! -Dije al instante-
Mats rió y continuó hablando.
-Se sentará a tu lado. -Añadió- Además, ya le he avisado de que irás al partido. No puede venir hoy y no le podré ver antes del partido, así que...
Me tendió la camiseta y yo asentí. ¿Conocer al hermano de Mats? Aquello no sonaba tan mal, sobre todo si era igual que él, no me iba a aburrir durante el partido.
-Y ahora... -Dijo tras un largo bostezo- Me voy a entrenar.
Mi rosto cambió a uno de tristeza y lo abracé.
-Nos vemos mañana. -Susurré-
-Hablamos esta noche. -Respondió él- Voy a por mi bolsa de deporte y a por las llaves.
Bajó las escaleras tras un beso de despedida y dijo una última cosa.
-Te quiero, Kate.
Sonreí de manera automática al escuchar aquello.
-Yo también te quiero, Mats.