A la mañana siguiente, fui yo quien se despertó en primer lugar. Llamé a la recepción y pedí a la chica que respondió al teléfono que deseaba adelantar el desayuno media hora y que bajaría yo misma a recogerlo.
Mientras Mats dormía profundamente y luchando contra mis ganas de tumbarme de nuevo a su lado y quedarme dormida abrazada a él, me metí en la ducha para luego vestirme con ropa de deporte para la mañana de ejercicio que me esperaba.
Al ver que Mats continuaba durmiendo, cogí la llave de la habitación y me dirigí al buffet libre del que disponía el hotel. Allí, recibí el desayuno de todas las mañanas y añadí una pequeña nota al lado de la taza de café de Mats.
"Gracias por seguir a mi lado. Te quiero."Al volver a la habitación, me encontré al moreno despierto, tumbado en su cama y con su móvil entre sus manos. Al verme entrar, esbozó una sonrisa y me mostró la pantalla de su móvil por dos segundos.
-Te estaba escribiendo un mensaje. -Exclamó con una voz más grave de lo normal-
-Bajé a por el desayuno. -Respondí acercándome a él-
Lo besé y ahora, el moreno me dio los buenos días.
-¿Te habías asustado? -Pregunté entre risas-
Mats asintió con la cabeza mientras jugaba con mi cabello.
-Tenías que haber visto mi cara cuando te buscaba en la cama medio dormido.
Reí y agarré la mano de Mats para levantarlo de la cama. El moreno se incorporó, agarró su pantalón de los pies de la cama y yo me levanté para dejar el desayuno, transportado en un carrito y que preparé en pocos segundos.
Mats besó mi mejilla al ver todo aquello y leyó la nota que dejé frente a la taza de café en voz alta. Me miró y volvió a sonreír.
-¿Sabes que te quiero? -Preguntó con una bonita sonrisa-
Me acerqué para abrazarle en un nuevo arrebato de romanticismo y ambos terminamos besándonos de nuevo.
* * * *
Monté en el coche, esta vez en el asiento del piloto y el moreno se sentó a mi lado.
-¿Llegaremos a salvo?
Lo miré y puse cara de desagrado. El moreno comenzó a reír y yo no tardé en contagiarme.
-Seguramente, he conducido más Mercedes que tú. -Respondí tratando de mostrar superioridad-
Mats siguió riendo, tras un gesto de sorpresa y asintió con la cabeza.
-Y mejores que este. -Añadió él-
-La verdad es que sí.
Inserté la llave en la ranura y arranqué el coche.
-Entonces, ¿me paso a y media o menos cuarto? -Pregunté-
Mats se lo pensó y respondió unos segundos más tarde.
-Si la charla no dura mucho, a y media estaré fuera.
Asentí a su respuesta y confirmé los planes que habíamos hecho durante el desayuno.
-Entonces... paso a buscarte a las doce y media, vamos al centro comercial y luego a comer.
-Y luego te acompaño a la sesión y si nos da tiempo, hablamos con la chica del estudio, ¿no?
Asentí con la cabeza y aparté un segundo la vista de la carretera para mirarlo.
-¿Sabes que no me gusta planear tanto las cosas?
Mats pareció sorprenderse.
-Nunca salen como planeo, nunca. -Me quejé-
El moreno sonrió y negó con la cabeza.
-Eso es porque no lo planeas bien...
Rodé los ojos y Mats comenzó a reír al escucharme hacerle burla.
-¿Quieres volver a casa andandito, Mats? -Pregunté entre risas-
El defensa negó de inmediato y yo sonreí victoriosa.
-Te recuerdo que es mi coche el que conduces... -Contraatacó-
Lo volví a mirar, esta vez con una mirada asesina y Mats continuó metiendo cizaña.
-¿Y la toalla que llevas en tu bolsa de deporte? ¿Eh?
-Para algo que me prestas...
El moreno volvió a reír y yo traté de no hacerlo.
-¿Y si se me olvida en el gimnasio?
-¿Mi toalla? Pues te toca volver a por ella.
Lo miré sorprendida por su respuesta y Mats se encogió de hombros con una sonrisa de lo más inocente.
Frené el coche frente al Säbener Straße y nos despedimos con un cálido y durarero beso.
-Que se te de bien el entrenamiento. -Le deseé-
-A ti también, recuerda guardar mi toalla en la bolsa cuando te vayas.
Empujé al moreno a salir del coche mientras ambos reíamos y tras cerrar, me lanzó un beso que vi desde el espejo delantero y que le respondí despiéndome con la mano.
Con el coche estacionado, pude ver cómo Manuel, acompañado de Thomas y Arjen Robben me saludaban desde el coche de uno de ellos. Les devolví el saludo con una de mis mejores sonrisas y puse el coche en marcha de nuevo para salir de allí y dirigirme al gimnasio aun pensando en Mats, sus bromas y su manera de hacerme reír con cada cosa que el moreno me decía.
* * * *
Pulsé el botón que pausaba la música en mis auriculares y los desenchufé de mi móvil. Respiré hondo y miré el reloj. Había cumplido casi dos horas de completos ejercicios que mi entrenador me recomendó para el mes en el que nos encontrábamos. Me senté en el banco del vestuario, completamente vacío y aproveché para comprobar si había recibido algún mensaje que no encontré.Guardé todo en mi bolsa de deporte y agarré mi toalla, perfumada con la colonia de Mats y me metí en una de las duchas.
Poco minutos después, cambié mi ropa de deporte por unos jeans blancos y una blusa color rosa y mis deportivas por unos tacones del mismo color. Aproveché que sobraba tiempo y que el gimnasio estaba prácticamente vacío, como casi todos los lunes, y sequé y arreglé mi cabello lo mejor posible para más tarde maquillarme de la manera más sencilla posible.
Poco tiempo después y con mi bolsa al hombro, salí del gimnasio de lo más contenta y con más ganas que nunca de ver a Mats y monté en su coche que, imaginación o no mía, también olía a su colonia.
Conduje hacia el campo de entrenamiento del club y pocos minutos me encontraba aparcando el coche al lado de un BMW azul que reconocí al instante. Esperé unos minutos y pronto Mats, acompañado de Joshua aparecieron tras la puerta de cristal. Al verlos, no pude evitar reír yo sola, en el interior del coche.
-¿Esto es real? -Susurré para mí misma, entre risas-
Mats y Joshua conversaban de lo más animados y con una enorme sonrisa entre ellos mientras ambos se dirigían hacia el BMW de Josh y, al verme, también hacia mí.
Salí del coche para saludarlos y ambos me recibieron con una enorme sonrisa.
-¿Qué tal el entrenamiento? -Pregunté-
Ambos asintieron y respondieron rápidamente que normal, igual que siempre, de lo más sonrientes y alegres. No pude hacer otra cosa que reír ante esa situación y Josh y Mats me miraron extrañados.
Mats y Joshua nunca se habían llevado mal, pero, ¿desde cuando eran "mejores amigos"? Necesitaba hablar con Mats urgentemente sobre aquella sorprendente relación.