capítulo 12

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Canción:  Camila- alejate de mi


Llegué a la oficina temprano, encontrándome a Eric en la entrada, analicé las posibilidades de evitarlo y eran mínimas por no decir ninguna.

Me dirigí hasta donde el estaba, es decir la entrada.

— Buenos días.— Saludé, pasando por su lado.

Él me tomó del brazo impidiendo que continuara. Lo miré algo contrariada, dirigí mi mirada hacia su agarre y esté lo soltó.

— Necesito hablar contigo, será breve por lo que no llegarás tarde ante tu jefe.— Dijo arrastrando la última palabra.

Pensé en negarme, pero en algún momento tendría que aclarar las cosas con él, eso era inevitable y púes como dicen por ahí: "al mar tiempo darle prisa".

— Está bien.

Fuimos a la cafetería que quedaba en frente de la oficina, era cerca y algo privada.

—  Eric yo...— Intenté hablar pero el me detuvo.

—  No Fara, dejame hablar primero...— Suspiró.—  Creo que mis sentimientos hacia ti no son un secreto, Fara me gustas,no, te quiero y me gustaría que sintierais lo mismo por mi, sin embargo no soy idiota y sé que existe la posibilidad de que no sientas lo mismo y por ello no pienso apresurarte... Sólo quiero que me des una oportunidad, una oportunidad para enamorarte, para que seas mi novia y demostrarte que mis sentimientos son sinceros.

Respiré lentamente, tratando de procesar sus palabras. Por supuesto que sabía que le gustaba, pero de ahí a una declaración... ¡ Dios!.

Tenía delante de mi a un hombre maravilloso, alguien que acababa de enrollar mi corazón con sus palabras, alguien que se merecía esa oportunidad y que yo debía darle, pero las cosas no eran tan simples.

Mis sentimientos eran absoluto caos y lo peor es saber que le iba a lastimar.

¡ Maldición!.

Tenía a Bruno en mi cabeza, sus palabras resonaban al igual que las de Eric en dentro de ésta.

<< no quiero que seas su novia>>; 

< te quiero, quiero que seas mi novia>>

La opresión en mi pecho aumento y no pude aguantar más las lágrimas, estás empezaron a descender por mi rostro.

— ¿ Fara, que pasa?.— Preguntó mientras tomaba mis manos.

— y... Yo... No merezco esto, no te merezco Eric. Tu eres demasiado para mi.- el me observaba sin comprender mis palabras y menos mis lágrimas.- yo...

- hay alguien más.- dijo apartando sus manos de las mías.

- Eric perdón, es algo que no puedo controlar, me sobrepasa es... Como una MALDITA obsesión.

- está bien.- se levanto de su asiento .- Fara.- me llamó.









  Yo alce mi rostro para mirarle, la expresión de su rostro sólo hizo aumentar mi dolor, era triste, sus ojos no tenían ese brillo particular que lo identificaba y su ceño estaba ligeramente fruncido.

- alejate de lo que no puedes cambiar.- dijo antes de irse.


















*alejate de lo que no puedas cambiar*, pasé casi toda la mañana con las palabras de Eric en mi cabeza, no sali     ha almorzar mi apetito habia desaparecido. A  Bruno no lo había visto y la verdad no estaba de ánimo para hacerlo.







-disculpa.






Levanté mi rostro de mi ordenador, al escuchar una voz dirigirse a mí, era una mujer de unos 25 y tanto años a mi parecer, pero eso no fue lo que llamo mi atención, su cuerpo si lo hizo.





Era alta, de piel morena, ojos color café, parecía una modelo de las de Victoria's Secrets, su rasgos eran bien definidos, un rostro perfecto en combinación con su melena negra, que bajaba hasta casi hasta su cintura.



Llevaba un vestido rojo demasiado ajustado para mi gusto, era corto, con un escoquete arriba que no dejaba mucho a la imaginación.





- disculpa.- volvió a decir la morena en tono impaciente.



- sí, eh... Qué necesita.- dije observándola.






- soy Katherine Bruneli, vengo a ver a Bruno.- dijo con arrogancia.






Creo que ciertos dotes son los que crean la arrogancia y esta mujer en definitiva era la madre de la arrogancia.




- permitame un momento.- me levanté de mi escritorio.- voy a anunciarla.




- qué.- la mujer me hizo a un lado sin la menor educación.- yo no necesito ser anunciada, Bruno me esta esperando.


Entró en la oficina de mi "jefe" cerrando la puerta tras de ella, no pude evitar sentirme enojada ante la presencia de aquella mujer, DEMONIOS era realmente hermosa, su cuerpo, su elegancia, y su actitud.


Volví a mi escritorio no podía despegar la mirada de la puerta, esperando a que la mujer saliera, pero eso no sucedía y yo estaba muy enojada de sólo pensar en ella cerca de Bruno.



Sí, estaba jodidamente celosa, pero tenía derecho a estarlo O no, bajé mi cabeza al escuchar el intercomunicador por él cual Bruno siempre me solicitaba, al parecer esta vez no era la excepción y eso para ser sincera me alegro.

Me levanté de mi escritorio para ir hacia la puerta que comunicaba nuestras oficinas, pero me detuve ante ella.

Acerqué más mi oído a la puerta, sí, eran ¿gemidos?, giré para irme pero al instante me detuve, regrese junto a la puerta y no pude evitar abrirla un poco dejando un pequeño orificio por él cual los vi.




AMORES QUE MATAN ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora