AMORES QUE MATAN ©

capítulo 29

" yo sé que me miras pero no me vez, yo quería tu parte no partirme en cíen; tú prefieres aquí quedo a quedate.
Yo prefiero antes la herida  que la piel, yo digo mañana todo saldrá bien, tú sigues diciendo... No olvido el ayer.
A ti te siguen matando dudas y yo con él alma desnuda diciéndote, visteme.
Sólo dime cuándo, no me digas donde.
Y así fue que siempre me empeño en volver sabiendo que puedo perder.
Yo sólo quería cambiar de aires no necesitar de ti para respirar también."

(Beret- coseme).

Tomó mi cuchara llena de helado y la introduzco en mi boca.

— ¡ No la dejes, lucha por ella... Te ama, invesir! — le grito por décima vez a la pantalla de mi televisor.

Desde hace dos días me he encerrado en mi apartamento a comer helado y ver películas, a gritarle sandeces a los personajes para que no dejen morir su amor, a llorar como una Magdalena cada vez que se alejan.

¿ El trabajo?, no tengo la más remota idea, oficialmente debo estar despedida y sustituida.

Volví a llorar otra vez, estaba viendo Los imprevistos del amor, y joder quería traspasar la televisión para asesinar a los protagonistas por sus idioteces.

Simple y llanamente era hermoso ver el amor verdadero, así fuera a través de la pantalla. Sonreír cuando ellos sonreían y llorar con ellos...

¡Demonios soy deprimente!.

Lo estoy intentando, no quiero pensarlo, no quiero darle chance a mi masoquista cabeza a pensar en él. He decidido mudarme y antes de que alguien lo piense no es huir ( es alejarme), lo haré dentro de un par de días, la verdad fue demasiado humillante tener que llamar a mi padre para pedirle ayuda pero era mi única alternativa. Distancia es lo que necesito, empezar de cero, olvidarme del peor error de mi vida y volver a ser yo.

Eric a estado al pendiente de mí estos días al igual que Nalia pero me he limitado a responder sus llamadas y mostrar un tono de voz *neutro*, la verdad es que no quiero visitas, quiero estar sola, llorar hasta cansarme, ponerme en el papel de mujer deprimente porque cuando salga de éstas cuatro paredes no volveré a mirar atrás.

Término de ver la película, suspiro ante el fin y no puedo evitar volver a llorar, mi vena dramática está viva, eso y mí periodo que debe estar por...

— Un momento— susurro en voz alta, subo las escaleras a toda prisa, entro a mí habitación empiezo a buscar en el baño mis pastillas anticonceptivas, sonrió al encontrarlas, observó el contenido para empezar a contar.

Cinco

Diez

Veinte

Veintidós

¡Demonios!.

Me di varios golpes  mentales y uno físico, hacía más de un mes que las había comprado por lo que no deberían de quedar a menos que...

Tú, super genio hallas olvidado tomarla, por varios días, eres la mejor Fara ( nótese el sarcasmo).

Mi cuerpo empezó a hiper ventilar, debía ir a una farmacia con urgencia, me coloqué una ramera y unos jeans, puesto que estaba en pijama. Tomé una chaqueta y baje las escaleras tan rápido como las había subido, agarré mis llaves y abrí la puerta.

—  ¿ Ibas a algún lado?.

— Yo... Eh... Esto.

Eric enarco las cejas en forma de disgusto—  ¿ vas a buscarlo?.

Lo miré estupefacta , ¿ tan desesperada me veía que creía que sería capaz de ir a buscarlo?, a mendigar que me ame como yo lo amaba a él.

—  No— masculle con mi nuevo Tono neutro.

Una sonrisa se dibujó en su rostro al escucharme .

— Entonces, sino vas tras de él, ¿ a dónde vas que estas tan nerviosa?—  inquirió inspeccionando cada parte de mi rostro con su mirada.

Suspire bajando la mirada, Eric podría ser muy persistente cuando se lo proponía. No es que fuera a hacer algo malo pero me asustaba decirle de mis sospechas. ¿ cómo le podría decir?, ni modo que le dijiera la verdad...

Oh bueno, ya que lo preguntas voy a la farmacia a comprar una prueba de embarazo, creo que podría estar embarazada del invesir de Bruno... ¿ me acompañas?.

—¿ Fara?— me llamó otra vez.

Elevé las manos al aire en señal de rendición.

—  Tú ganas— declare rendida ante su obstinación — voy a la farmacia.

— Te acompaño— dijo tomando mi mano para terminal de sacarme a rastras del apartamento.

Eric aparcó frente a la farmacia más cercana, respiré hondo antes de salir. Giré para abrir la puerta pero su mano me detuvo.

— ¿ Qué vas a comprar?—  inquirió mirándome fijamente.

— Eric... Bueno... Yo...

Mis palabras fueron interrumpidas por el rintong de mi móvil, en ese momento agradecí a Dios y la persona que me estaba llamando por darme la excusa perfecta para no responderle a Eric.

— ¿sí?—  respondí por mi móvil.

— Fara, te quiero en treinta minutos en mi casa.

—  ¿Señor Alessandro?— volteé un poco para evitar la mirada inquisitiva de Eric.

—  sí, creí que tenías mi número registrado— Sonreí, la verdad es que ni siquiera me fije en la pantalla de mi móvil antes de responder—  en fin, no tardes porque sabes que no me gusta que me hagan esperar.