capítulo 24

84 8 2
                                    

Dedicado a @felit1234. Muchísimas gracias por todos tus comentarios y votos.

" Quitame todo, dejame sólo pero en un mundo donde estés a mi lado; nublame el cielo, borrame el suelo qué si me caigo  yo  descanso en ti".

Desperté al escuchar un ruido, no fue la gran cosa pero yo suelo ser de las personas que tienen el sueño ligero, en realidad aún no me dormía completamente.

Busqué la lámpara de mi mesa de noche con mis manos y entonces recordé que no estaba en mi casa, por suerte aquí también había una y la encendí, mostrando una figura muy conocida por mis ojos frente al closet.

— Lo siento, no quería despertarte—. Masculló Bruno mientras pasaba frente a mí, con sus manos llenas de ropa.

— Está bien, no estaba dormida— dije a la vez que me sentaba en la cama.

El dejó la ropa que tenía entre sus manos sobre la cama y se acercó a mí, no me moví, estábamos frente a frente. Podía sentir su aliento tocar mi rostro, percibí un leve olor ha alcohol.

— ¿Estabas tomando?— no pude evitar preguntar.

Su mirada observo mi rostro con deleité, sus ojos conectaron con los míos mietras colocaba un mechón rebelde detrás de mi oído, mi piel se erizó ante su contacto.

— Sólo un trago— susurró uniendo muestras frentes— cara, no es cierto lo que dije... Perdón por ser tan invesir, es que me enojó mucho al ver a ese tipo tan cerca de ti... Tú eres sólo mía y me hierve la sangre al ver como te miran con deseo, eso es algo que solo yo puedo hacer.

— No soy un objeto, Bruno— suspire un segundo—  y no debes sentir celos de nadie por que yo sólo tengo ojos para ti, así seas un idiota.

Sonrió ante mi pequeña confesión—. — Sólo para mí—musitó sobre mis labios.

— Sólo para ti— Confirmé.

Cerró el pequeño espacio entre nuestros cuerpos y me besó, me besó con ferocidad. sus labios tenían un leve sabor a whisky y eso me fascinó.

Sus besos húmedos fueron bajando hasta mi cuello, recorriendo el pequeño espacio hasta llegar a mi senos, sus caricias me enloquecían, cada beso me hacía desearlo más.

Con delicadeza me recosto sobré la cama, sus besos continuaron descendiendo hasta llegar a mi zona húmeda; sus manos se adueñaron de mis bragas, retirándolas con sutileza, comenzó a depositar pequeños besos alrededor de mi humedad. Separó mis piernas, segundos después lo sentí succionar, gemí ante su invasión.

¡ Dios!, era enloquecedor, sentía miles de sensaciones que me era imposible explicarlas. Sentí que explotaría, pequeños espasmos se sintieron por toda mi columna, haciendo que gimiera en un susurro.

Bruno me estaba torturando con sus acciones hasta que lo sentí detenerse.

— No quiero te corras,cara—  mascullo acercándose a mis labios.

Lo tomé del cuello de su camisa atrayéndole hacía mí para tomar sus labios, sus labios sabían exquisitos, el néctar más delicioso.

Se colocó encima de mí a la vez que sus manos recorrían cada milésima parte de mi semi desnudo cuerpo, en un movimiento rápido retiró su camisa y luego su pantalón.

Sus besos, sus caricias, cada toque por pequeño que fuera me hacía desearlo más, no era el sexo pasional, caliente  y desmedido que solíamos tener. Ésta vez era distinto, no había prisa lo estábamos disfrutando. El cuidaba de mí con ternura, entonces lo entendí; en está ocasión no estábamos teniendo sexo, estábamos haciendo el amor.

Los rayos del sol estaban haciendo su entrada triunfar por la ventana, me removí sobre las sábanas. Girando un poco, sentí una pequeña molestia en mi recién lastimado tobillo pero preferí ignorarlo.

Al girar quedé de frente al hermoso rostro de Bruno, estaba dormido y se veía jodidamente bien. Parecía un ángel dormido, sus facciones relajadas, sus enormes pestañas negras que caían sobre sus ojos; sentí la inmensa necesidad de tocarlas y lo hice.

Retiré mis manos al instante, temerosa al escuchar una voz proveniente de la puerta.

— Bruno, hijo quería saber...

¡Dios mio, El señor Alessandro!!!.

De forma estúpida oculté mi rostro en el torso de Bruno, mientras que mi cabello cubrió la otra parte de mi rostro o eso esperaba.

— ¿ Papá?, no sabes tocar—  Habló Bruno con recelo.

— Pensé que estarías despierto... y solo... — masculló el señor Alessandro o lo intento porque Bruno lo interrumpió.

— Ya vez que no es así— respondió Bruno.

Mis nervios estaban a flor de piel, creo que había olvidado respirar y al parecer ellos pretendían tener una típica conversación *padre e hijo*  en esos momentos... Perfecto, él único problema es que yo estoy aquí.

- te espero a bajo.- dijo el señor Alessandro.

Escuché la puerta cerrarse lentamente.- ah, a usted también la espero , señorita Linares.

Estoy muerta!¡.

Dejé de respirar, los latidos de mi corazón se de tuvieron, comencé a hiper ventilar. estaba oficialmente despedida, mis sueños de ser la gran abogada terminaban ahí.

- puedes levantar el rostro, ya se fue.- dijo Bruno con notable burla en su voz.

- estoy acabada.- pasé mis manos por mi rostro, tal vez era una pesadilla y aún no despertaba.

- tranquila, no va a pasar nada.- argumento con calma.

Levanté mi rostro para encontrarme una sonrisa radiante de parte de Bruno. Qué bueno qué te alegre la idea de mi despido, querido (nótese él sarcasmo).

- ¿ a qué se debe tu sonrisa?.- pregunté a punto de enojarme.

Bruno no se contuvo ésta vez y sonrió, .se rió a carcajadas.- es que... Te veías muy chistosa, escondida en mi torso, parecías una niña asustada.- continúo riéndose.

- Bruno basta.- masculle.- es en serio, qué vergüenza tú padre debe estar pensando que soy...- Bruno me interrumpió.

- mi padre no se molestará y si lo hace no importa... además le caes demasiado bien.

Suspire ante sus palabras, conocía al a su padre. Un hombre chapado a la antigua, fiel fanático de la moral, de los buenos comportamientos, de la ética y por supuesto que él verme a mí en la cama con su hijo, no era nada ético.

Bruno me acurrucó entré sus brazos, en un cálido abrazo.- relajate, no va a pasar nada.












AMORES QUE MATAN ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora