capítulo 31

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" mi piel sigue teniendo tú necesidad, mis manos siguen buscando tú cuerpo.
Perdoname  pero quiero aprender a tocarte y no sé, tengo más miedo por ti, que por mi, joder."

*Canción: Beret- quién ama de verdad*

-- apartate.

-- no

-- sí

-- no

-- sí

-- no

-- CARAJO QUÉ TE APARTES!!.

-- esa boca, bella.

Bufé exasperada, sólo quería salir de ahí. No tener que verlo, hablarle o escucharlo pero al parecer eso no sucedería.

Bruno estaba delante de la puerta con ambos brazos apoyados a cada lado, bloqueando así la salida; obviamente aún qué lo intentará mil veces no podría contra él pero siempre estaba la posibilidad de distraerlo y poder escapar, supongo.

-- a hora soy... ¿ bella?.-- pregunté a punto de enojarme.

-- sí te gusta cara, puedo seguir llamándote así, al final siempre serás mí cara o mi bella.-- dijo acercando su rostro al mío.

-- ¿ qué quieres?.-- interrogué mientras me giraba hacia para poner distancia.

-- hablar.-- lo sentí  de tenerse cerca de mí.-- necesitamos hablar.

-- ¿ quieres hablar?, creí que era muy poca cosa para ti.-- lleve mi dedo índice a mi barbilla.-- espera, ¿qué dijiste?, oh sí, ya lo recuerdo... Qué no estoy a tu nivel.

Pasó delante de mí, removió su pelo y luego volvió a mirarme.

-- lo siento, soy un invesir.

-- lo eres.

-- lo sé.-- suspiró.-- es sólo que verte con el idiota de Eric me sacó de mis casillas, me sentí frustrado... Perdoname.

Lo observé unos segundos, sabía que para alguien cómo él, el simple hecho de tener que disculparse ya era todo un logró pero sus palabras fueron muy hirientes, me hizo despertar del sueño en que yo misma me había introducido; él creer que él cambiaría por mí, pensar en un futuro juntos, en que este amor tan desmedido era muy en su interior mutuo, pero me equivoqué y de la poer de las formas, Lo había entendido, por las malas, pero lo entendí. Bruno Prieto no era para mí, estar con él me hacía actuar diferente, olvidarme de mí y de lo que siempre fueron mis objetivos.

 

-- vale, estamos en paz... Ahora si me disculpas.-- giré para irme pero su mano en mi brazo me detuvo.

-- perdón.-- susurró.-- por favor Fara, no te vallas, no me dejes. Estos días sin ti han sido un maldito infierno.

-- Bruno, por favor.-- sentí qué mi garganta empezaba a arder. No me había girado pero sentía su respiración cerca muy cerca.

-- ¿ qué quieres haga?.-- preguntó en tono desesperado.-- ¿ quieres qué te supliqué?, mirame.-- ordenó.

Volteé a verlo, estaba a centímetros de distancia de mí, sus ojeras de cerca se veían peor y su barba le daba cierto tono de descuido.

-- ¿ quieres qué me arrodillé?.-- susurró cerca de mis labios.-- bien, por ti lo qué sea.


Sus rodillas llegaron al suelo, su cabeza estaba cerca de mi vientre y sus manos apoyadas en él suelo.
Llevé mis manos a mi boca, tratando de evitar llorar, las lágrimas se estaban asomando a mí rostro.

-- Bruno... Por... Favor,no hagas esto.-- mi Voz ya estaba entrecortada gracias a las jodidas lágrimas.

-- sólo quiero qué me perdones, se qué me he equivocado mucho, qué te he fallado y además te he maltratado pero esa era mi manera de ocultar mis sentimientos... Por favor, no me dejes.


Sus brazos rodearon mis piernas de forma desesperada y su cabeza estaba sobré mi vientre, las lágrimas descendían por mí rostro sin poder evitarlo, era inexplicable mis sentimientos en ese momento, jamás imaginé ver a Bruno así. Humillado ante mí y eso me partía el corazón. Me coloqué en a su misma altura, quedando nuestros rostros casi unidos.

-- no tienes qué hacer esto.-- masculle entré lágrimas.

acercó más nuestros rostro dejando nuestras frentes unidas.

-- te quiero, joder.-- susurró sellando nuestros labios en un dulce beso.

AMORES QUE MATAN ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora