capítulo 16

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POV ERIC

Aún no puedo creer que Fara me haya rechazado, llevo meses observándola esperando el momento oportuno y cuando por fin lo logro todo se acaba de improviso.

Nuestro primer beso, ver como me correspondía, llevarla de mi brazo, almorzar con ella, escuchar su voz por teléfono; todo eso me llevo a pensar que mi momento había llegado, pero me equivoqué.


Hay alguien más, alguien que me esta alejando de ella, una tercera persona que llego a interrumpir lo nuestro pero no pienso dejarlo así, al menos no hasta conocer el rostro de mi rival. Nunca he sido de los que se dan por vencidos, siempre he luchado por lo quiero y está vez quiero a Fara Linares conmigo, no me importa a quien tengo que sacar del medio, los obstáculos no suelen ser problemas para mí, lo que me estorba lo elimino de mi camino.

Sin complicaciones, sin distorsiones, lo que es para mí lo será, pesé a quién sea.

Necesito respuestas y se ha quién acudir para conseguirlas, he quedado de encontrarme en un bar con un viejo amigo. Se puede decir que él es del tipo de persona que sólo debes tenerlo cerca cuando lo necesitas porque de lo contrario suele ser una jodida piedra en el zapato.

— ¡Vaya, esto si que es una sorpresa!.

Lo observo sin emoción alguna al escuchar su desentonada voz. Tal parece que él nunca cambiará, tengo más de treinta minutos esperándolo. Odio que la gente sea impuntual y Rodrigo Casillas, es un experto en el tema.

— Rodrigo, puedes sentarte de una puta vez.— Le señalo la silla delante de él para que lo haga.— Deberías de comprarte un reloj, tal vez así aprendes a llegar a tiempo.

Esté toma asiento, quedando frente a mí.— Mi queridisimo Eric Laroche, te reiteró una vez más... Esto si que es una sorpresa.


Bufo exasperado, detestó las personas tan habladoras.

—  Sino te importa quisiera ir directo al tema que me trae hasta aquí.


—  Por supuesto.— Gira su mirada en busca de algo o alguien.— ¿ Dónde están los jodidos meseros de este sitio?... Necesito un trago.

Hago una señal con mis manos a unos de los meseros que está en el fondo, esté responde a los segundos.

—¿ Que desean?.— Pregunta el joven mesero dirigiéndose a nosotros.

Abrí mi boca para responder pero el fanfarrón de Rodrigo se adelanta.

— Un whisky doble, sin hielo.— Le dice al mesero, esté asiente y va a por la bebida.

Minutos después regresa el joven, Rodrigo toma su vaso y le da un escandaloso sorbo.

— ¿ Y bien, quién es la victima esta vez?.— Pregunta dirigiendo su mirada hacia mí.

Busco en el bolsillo derecho de mi pantalón.

— Es ella.—  Le extiendo la foto que saque de mi bolsillo.


Rodrigo la toma, vuelvo mis manos puños al observo la lujuria de ese al observar la foto de mi preciosa chica.

—  Creo que este encargo si me va a gustar.-— Fanfarroneo observando aún la foto.

Ruedo los ojos, lo burgal y asqueroso nunca ha aprendido a ocultarlo

— Su nombre es Fara Linares, quiero que la sigas y me digas con quién habla, a quien ve, a quien le sonríe, si llora, si estornuda, todo... Quién se le acerca, quién no; quiero que no omitas detalles, ¿entendiste?.


Rodrigo asiente.— ¿ Quién es?.— Toma su vaso en las manos y vuelve a dar otro sorbo.

— Te lo acabo de decir.— Esté invesir está empezando a cabrearme.

— Me refiero a ella en sí. — Muestra una sonrisa ladina. — ¿ Qué ha hecho la pobre chica para llegar hasta tus garras?.

—  Es mi novia.—  Digo orgulloso.

— Tu novia.—- esté enmarca las cejas, mm mientras saborea las palabras.—  ¿ Que ha hecho para que desconfies así?-— Emite una pequeña risa.— Oh ya sé, se está follando a otro tío.

Mis ojos se salen de órbita, siento la sangre hervir en mi cabeza, me levanto de mi asiento y voy hacia él. Rodrigo no es un tipo alto todo lo contrario es bajo, tiene una gran panza que lo hace ver como una especie de duendecito pero uno muy detestable, además claro que tiene unos cincuenta y tanto años de edad, parece que nunca le ha importado su imagen púes siempre anda desalineado.


Sus ojos me miran con miedo, levanta sus manos en señal de paz.

—  Tranquilo fiera, sólo estaba bromeando.

Sonrió al ver que he logrado mi cometido, asustarle.— Con ella bromeas, invesir.— Asiente aún asustadizo. —  Cuando tengas algo me llamas.—  Giró para ir hacia la puerta.— Sobra decir que seas discreto... Ya sabes trabajo impecable.

Rodrigo asiente y yo salgo del bar, muy pronto sabré quien se esta metiendo con mi chica y sea quien sea lo va a lamentar porque me encargaré de sacarlo del camino y mis métodos no suelen ser muy compasivos que digamos.

El fin justifica los medios.





















AMORES QUE MATAN ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora