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Capítulo cuarenta y ocho.

-Sí, sólo un boleto de ida por favor.- murmuró entregándole el dinero a la vendedora.

La mujer asintió y fijó su mirada en la computadora para luego entregarle el boleto al rubio. Luke agradeció y dio unos pasos hasta llegar a uno de los asientos de la parada de autobuses.

Eran estos momentos en que deseaba tener su propio automóvil, para poder marcharse cuando quisiera e incluso solo dar una vuelta por ahí. Pero no importaba, él sólo quería ir a despejar su mente y estaba claro el destino hasta su ciudad natal.

A pesar de no llevar nada aparte de su teléfono con su teléfono moribundo con tan solo un quince por ciento de carga, no lo pensó demasiado y se dirigió hasta parada de autobuses.

Una voz se reprodujo por los parlantes anunciando que ya se ejecutaría la partida de su autobús y Luke inmediatamente se subió con la mirada cabizbaja.

Sabía perfectamente como se estaba viendo, como un auténtico desastre. Lo vio en el reflejo de las vitrinas de dulces del terminal. Pudo ver su rostro cansado, las ojeras debajo de sus ojos y como aún se notaban los rastros de llanto en su rostro.

En todo el camino hacia el lugar no pudo detener las lágrimas que caían de sus ojos, se había puesto el gorro de su abrigo para que no fuera tan visible su rostro, pero aún cuando ocultara su dolor hacia los demás con una simple gorra, no podía ocultar su dolor a él mismo.

Pareciera que su estado anímico se asimilara con el clima de estos últimos días, nubes grises cubrían los cielos, escondiendo cualquier ápice de felicidad.

Luke encontró el número de asiento dentro del bus y fue hasta allí a sentarse. Apoyó su cabeza en el vidrio y pudo notar como suaves y pequeñas gotas de lluvia comenzaban a cubrir la ventana. Soltó un suspiro agotado y cerró sus ojos en un intento de aclarar su mente y descubrir qué debía hacer ahora.

🌻🌻🌻

#sad

ahora que haya un accidente y se muere alv ahre.

the sound of your voice ;; mukeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora