"¿Qué significaba eso?"

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Al llegar a casa, Naruto fue directo a su habitación y se lanzó a su cama. Dio un gran suspiro y lanzó lejos su almohada.

-¿¡Porqué ahora Sakura-chan?! -se gritaba a si mismo. ¿Era tarde? Ni siquiera él podía responder aquello. Estaba sumamente confundido y peleaba contra sus sentimientos.

No pudo soportarlo más. Se levantó y salió de casa comenzando a caminar sin rumbo. Todo lo que le pasaba era tan irónico. Había anhelado tanto tiempo el amor de Sakura y ahora, que al parecer lo tenía, simplemente no lo quería. Sakura... la había amado desde niños. Desde el día en que la vio en la academia. La niña más bonita de todas, la más brillante, simplemente única. Con el tiempo se hizo una gran Kunoichi. Hermosa, valiente, fuerte y inteligente. A parte de ser ninja médico. Dedicada y sobre todo, leal. Ella había amado tanto tiempo a su amigo, que ahora, le parecía falso lo que ella decía. ¿Cómo los sentimientos cambian? Oh, él tenía la respuesta. El amor que sentía por Sakura también había cambiado, asi que talvez no sea una mentira lo que ella le dijo. ¿Verdad?.

Levanto su cabeza y detuvo su paso. Abrió los ojos. ¿Dónde estaba? Examinó el lugar y lo supo. Habia llegado hasta un pequeño lago. ¿Tanto habia caminado? Suspiro y se sentó en la orilla de este lago.
Al menos aquí, podría pensar mejor las cosas. Podría, de alguna forma, aclarar su mente que estaba hecha un lío.

Karin, por otro lado, decidió salir por aire. Ya habia anochecido, pero no le importó. Si estaba en casa, seguro solo iba a enojarse consigo misma. Prefería tomar aire y poder despejar su mente. Habia caminado por unos minutos cuando pudo sentirlo. A unos metros estaba Naruto. Podía sentir su chakra. Suspiró. ¿Debía ir hacia él? ¿Qué hacia tan tarde aquí?. Siguió caminando un poco más y pudo verlo. Tenía la vista hacia la luna, se veía tan sereno y a la vez; tan triste. Quiso saber que era lo que le acomplejaba para poder ayudarle.

Detuvo su paso cuando el volteó a mirarle. Sus miradas se encontraron. Karin se sintió nerviosa, instintivamente dio un paso hacia atrás y Naruto sonrió.

-Hola Karin -dijo él y palmeo el lugar al lado de él, indicándole que se siente a su lado. Karin trago saliva y camino lentamente hasta sentarse a su lado.

-Hola Naruto-habló ella y miró hacia el lago. No pensaba encontrarselo pero ya que lo hizo. Se puso felíz, aún necesitaba aclarar sus sentimientos hacia el azabache. Pero ahora estaba segura que sentía algo por el rubio, algo más que una amistad.

-¿Qué haces por acá? -preguntó el rubio mientras veía el perfil de la pelirroja. Tan linda. Cada vez que la veía, se sentía dichoso. Sentía una gran paz.

-Yo necesitaba un poco de aire fresco -hablo ella y se encogió de hombros- ¿Y tú? -dijo ella y volteo a verlo. Sus miradas chocaron una vez más, ambos se sonrojaron levemente.

-Yo también lo necesitaba- respondió Naruto y bajo la vista hacia los labios de ella. La idea de besarla nuevamente paso por su cabeza. ¿Si le rechazaba? Subio su mirada a sus ojos y pudo notar que ella se habia sonrojado. ¿Qué significaba eso?

Karin se sentía muy nerviosa. Por su mente pasaba la idea de besar al rubio. No iba a hacer eso, si le rechazaba. Sabía que su amistad con él no sería la misma. Y no queria aquello, no quería perder la amistad del rubio.

-Bueno, ya tengo sueño- hablo ella y giro la cabeza riendo. Naruto hizo lo mismo.

-Yo también-hablo y ambos empezaron a reir nerviosamente. El rubio se levantó y le extendió la mano a la pelirroja. Ella lo tomo y segundos después se levanto.

Los dos Uzumaki se despidieron y ambos caminaron hacia sus respectivos hogares. El rubio sentía felicidad, ver a la pelirroja le trajo un gran alivio a su mente confundida. Le gustaba Karin aunque no sabía si decirselo. No queria repetir la historia de Sakura.

La pelirroja sonrió una vez que llego a casa. Se acostó en su cama y suspiro mirando el techo. Le gustaba Naruto, aunque no veía buena la idea de decirselo. Ya que debía aclarar que sentía por Sasuke y sobretodo, saber si Naruto siente lo mismo.

A la mañana siguiente ambos Uzumaki fueron llamados a la oficina del Hokage, ninguno lo sabia.

El primero en llegar fue Naruto. El rubio pudo ver a dos chicos en la oficina. Sabia que los habia visto antes pero no recordaba en donde ni quienes eran. Un chico peliblanco le sonrió cuando entro de forma burlona, sus dientes eran afilados. El otro chico de pelo anaranjado ni le volteó a mirar y una pequeña ave estaba en su hombro derecho cosa que le extrañó a Naruto. "Esta misión sería al lado de dos raros" pensó el rubio y saludo a Kakashi. Justo cuando iba a hablar la puerta sonó y él volteó a ver. Era Karin, sonrió y cuando ella lo vio; también lo hizo.

La pelirroja saludo al Hokage y su compañero peliblanco se burló de ella por su tardanza. Lo cual generó que Karin le contestase de la misma forma, Juugo suspiro y puso sus manos en los hombros de los muchachos intentando calmarles. El rubio se sorprendió por esa escena que se le hizo sumamente familiar. Inmediatamente recordó las peleas que tenia con Sasuke y como Sakura calmaba las cosas entre ellos. Le llego una pequeña melancolía por ese recuerdo que fue interrumpido por Kakashi, él cual empezó a explicar los detalles de su misión poniendo a Juugo a cargo del equipo y el rollo que debian entregar.

Los cuatro jóvenes se despidieron del Hokage y en una hora, se reunieron en la entrada de la aldea en donde pudieron ver a una chica. Era rubia y pudo ver que tenia los ojos de color verde. Estaba acompañada de dos grandes sujetos como guardaespaldas.

-Que bien que llegaron, nos podemos marchar -habló uno de los guardaespalda y los jóvenes asintieron.

Ella se llamaba Reiko Harane, era hija del señor feudal del pais del cerezo al que ellos iban. Su misión consistía en dejarla sano y salvo en casa y entregarle un rollo de paz al señor feudal. El viaje por lo que se enteró le tomaría dos días, el rubio nunca habia visitado ese lugar y ir ahí; en cierta forma le parecía interesante visitar aquel lugar.

Volteó a ver a la chica cuando sintió su mirada y esta, solo se sonrojo y desvío su mirada del rubio. ¿Qué fue aquello? Por su aspecto físico pudo determinar que ella tendría 16 años a lo mucho.

Todos empezaron a moverse, el viaje sería un poco largo y el día pronto acabaría.

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