Saori Uzumaki

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La pelirroja escupió sangre por tercera vez desde que la castaña y Juugo peleaban. Estaba terriblemente mal herida y miro a Saori. Ella no era una chica cualquiera, ninguno de ellos lo era. Sabía perfectamente que no solo fue un golpe, sentía como se desgarraba por dentro. ¿Acaso era una ninja médico? Esa era la única explicación de como su golpe le había dado directamente en las costillas. Suspiró y miró a Lee inconsciente en la pared. Aquel peliblanco... ¿Quién demonios era? Busco con la mirada a Sasuke y se sorprendió cuando vio a este ser arrojado lejos. Como lo imagino, Shitou tenía una mirada muy fría y su chakra estaba descontrolado... un momento. Ella podía sentir el chakra del chico con claridad. Dirigió su vista hacia Saori pero nada. Cerro los ojos y sintió el chakra de todos menos de Saori y Seiichi.

¿Qué había de especial en esos dos? No lo entendía. Soltó un quejido y se agarró el abdomen. Dolía mucho...

Juugo golpeo a la chica y esta solo retrocedió. Ella intento golpearlo pero este lo esquivo sin embargo logro tocar su tobillo y el anaranjado cayo al suelo. No sentía su tobillo izquierdo y Tuki se fue volando. Demonios, no podía mover su tobillo.

-Fue difícil como lo imagine pero... no puedes moverte ahora -hablo la castaña con la respiración descontrolada por el esfuerzo que había hecho al intentar tocar a su oponente. Juugo la miró y suspiró. La chica saco un Kunai y paso a paso se acercó al muchacho. Esto iba a acabar ahora. Cuando estuvo a unos centímetros cerca del chico, se alejo al sentir un Kunai llegar y separarla del anaranjado. Bufo y miró al dueño del Kunai. Un peliblanco apareció en escena interponiéndose entre los dos, era ese chico que creyó haber matado. Ella hizo una mueca y maldijo en su interior.

-¿No te pone felíz que haya sobrevivido? -pregunto el chico y sonrió de una forma burlona. Escucho el grito de su salvadora y sonrió ante el apodo que le puso. Aquella pelirosa de nombre Sakura, le había salvado la vida y siempre estaría agradecido con ella... también con su fastidiosa compañera. Hizo una mueca al sentir el dolor en su herida, sí, aún estaba malherido y Sakura le había dicho que no se moviera... pero, no podía abandonar a sus compañeros. Sin darse cuenta había desarrollado afecto por ellos.

-Esta vez me aseguraré de no fallar -respondió Saori y corrio hacía el peliblanco. Ambos comenzaron una batalla nuevamente mientras el anaranjado recuperaba el movimiento de su tobillo. Cada golpe que ella le daba a Suigetsu, era solo una pérdida de tiempo. Su cuerpo se transformaba en agua al recibir el golpe y recuperaba su forma en un instante.

Juugo se levanto con un poco de dificultad y comenzó a analizar los movimientos de la castaña. El golpe en su tobillo le recordó algo... mejor dicho, a alguien. La imagen de Kabuto se hizo presente y él abrió los ojos. ¿Acaso aquella chica tenía la misma técnica que Kabuto? Eso explicaría muchas cosas, bufo y miro hacia abajo. Perfecto, ya podía sentir el movimiento en su tobillo. Sonrió internamente y alzó la vista.

Corrió hacía su oponente y la detuvo en cuanto quiso golpear al peliblanco. La castaña lo miró sorprendida y él no se inmutó. No iba a dejar que pensara que le había derrotado. Saori se alejo y él se posicionó junto a Suigetsu.

-Me alegra que hayas venido a rescatarme príncipe naranja -dijo burlón este y Juugo lo miró de reojo.

La chica hizo unos clones y todas vinieron a atacarle. Ambos chicos peleaban con los clones sin poder reconocer a la original. Eran unos clones bastantes resistentes pues no desaparecían por más que se les golpeaba. En la palma de los clones comenzaron a emanar chakra de un color azul verdoso. Juugo pudo observar aquello y tomó de la camisa a Suigetsu alejándose lejos de ellas. Un clon estuvo a punto de tocar a otro pero desapareció antes de poder rozarse. Juugo hizo una mueca y Suigetsu pareció comprenderlo.

-¿Lo descubriste? -hablo la castaña y el anaranjado no respondió- Por años he perfeccionado mi ninjutsu médico hasta lograr transformarlo en un jutsu sumamente peligroso -sus clones desaparecieron y el chakra de su mano se tornaba de un color amarillento grisáceo - Desgarrar los músculos del cuerpo es una tarea sencilla pero... desgarrar las venas en un poco más complicado. Hay que ser cuidadosos de no toparse con alguna arteria o ligamento. La puntería es algo en que no se puede fallar-ella sonrió y comenzó a correr hacia ellos.

-Por nada del mundo dejes que te toque -hablo Juugo a Suigetsu y este asintió.

-No hay necesidad de decirlo -respondió el peliblanco y ambos esquivaron el ataque.

La pelirroja que había escuchado todo lo que dijo la castaña, se levanto. Estuvo auto-curandose mientras sus amigos luchaban y ahora podía decir que se sentía un poco mejor. Había unido cada músculo que la castaña daño y el sangrado en su interior se había detenido. Se le dificultaba el poder respirar debido a que el golpe le dio en los músculos que rodean sus pulmones.
Esta chica era sumamente peligrosa y pensar que hace unos momentos le estaba mostrando un kimono de manera entusiasmada. Escucho un quejido y volteo la cabeza encontrándose con Lee, el muchacho quería levantarse y Karin se sorprendió por su perseverancia. Pero en aquel estado... iban a matarlo. La Uzumaki corrió hasta el muchacho deteniendole. El chico de cejas pobladas, reclamo y la pelirroja no tuvo otra opción.

-Muerde -dijo Karin mostrándole su antebrazo al descubierto. Lee miró aquel gesto y se quedo quieto.

-Pero Karin-chan...

-Cállate y hazlo. Mira... conozco mi propia fuerza. Sé que si voy a ayudar a alguno de ellos, terminaré peor que tú. Serás de más ayuda que yo... nunca destaque en las batallas -se excuso Karin y Lee bajo la mirada.

-Perdóname Karin-chan -dijo el pelinegro y tomó la muñeca de la chica mordiendola ligeramente. Sabía sobre el pasado de Karin debido a las charlas con sus compañeros del equipo Taka. Karin hizo una mueca y Lee sintió como la energía volvía a él. No sentía más dolor y ahora solo quería luchar al lado de sus compañeros. Se alejo de Karin la cual cubrió su brazo y nuevamente se sintió culpable- Te agradezco profundamente. Recompensaré lo que hiciste por mí -el muchacho se levantó e hizo una reverencia ante la Uzumaki antes de irse.

Por otro lado, Juugo y Suigetsu aún seguían esquivando los ataques de la castaña. Esto comenzaba a ser perjudicial pero aquella chica se detuvo. El chakra en sus manos se desvaneció y supieron que aquel jutsu tenía un tiempo prolongado. Ambos chicos se miraron, era hora de su contraataque.

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