¡Me Gustas!

6.1K 476 62
                                    

Han pasado exactamente dos meses desde aquella misión. Ninguno de los cuatro se ha vuelto a ver. Sasuke ya no fue a visitar a Karin asi como Sakura a Naruto. Naruto fue asignado a una misión rango S que le llevó casi un mes terminarla. Karin junto a Juugo y Suigetsu fueron tras la pista de la única sobreviviente del grupo Akatsuki, Konan. Hubieron varios rumores sobre la peliazul que el Hokage mando a investigar. Al final, todo fue falso. Siguieron pistas equivocadas y inventadas por un vil fraude.

Hoy, tanto Naruto como Karin volvían a su hogar. Desde aquella misión ninguno de los dos volvió a verse y no pudieron evitar el extrañarse. La pelirroja extrañaba las locuras de su amigo mientras que el rubio extrañaba la carisma de su amiga.

Todo el tiempo fuera de la aldea les sirvió de mucho. Pudieron relajarse de las preocupaciones que invadian su cabeza y pudieron despejar sus dudas.

Naruto queria a Sakura, aunque debía admitir que no como antes. La queria como una amiga más y aunque eso le doliese, debia aceptar aquello. Y de alguna manera, también debia decirselo a la pelirosa antes de que esta se ilusionara con él.

Karin... no entendía que sentia por Sasuke. ¿Amarlo? Definitivamente no, ya no le amaba. ¿Quererlo? Probablemente. Algo era definitivo, por más que intento el cariño que le tenía a Sasuke no volvió. Sasuke era su compañero y más que eso, ahora era su amigo y debia aclararselo.

Y de algo, los dos Uzumaki estaban seguros. Se querian, no como amigos. Se querian como algo más, querían estar al lado del otro y apoyarlo siempre. Pero no sabian como decirlo ni sabian los sentimientos del otro.

La pelirroja se despidio de sus compañeros una vez que reportaron su llegada al Hokage. Se dirigió hacia Ichiraku, queria comer ramen.

-Buenos días Karin-chan -Ayame le saludó y ella sonrió- Oh, Buenos días Naruto -dijo ella y Karin se dio vuelta para ver a su rubio amigo.

-Karin -dijo él sorprendido de haberla visto.

-Naruto- respondió ella de igual forma para después abrazarse. Eran dos meses que no se veían ni sabian nada del otro. Karin pudo sentir ese cosquilleo incómodo dentro de su ser y Naruto se sentía mejor ahora que veía a la pelirroja. Los dos se separaron y se sonrojaron, entraron al restaurante y pidieron dos buenos platos de ramen.

Durante toda la comida no dejaron de hablar, hablaban de sus misiones, de como les habia ido en estos últimos meses y Naruto redactaba sus torpezas solo para ver reir a Karin, cosa que logró.

Cuando terminaron, agradecieron por la comida, pagaron y se fueron caminando.

-¿Cómo te va con Sasuke? -preguntó el rubio curioso. Necesitaba saber que habia ocurrido con su azabache amigo después de estos dos meses.

-No le he visto... tampoco es que quiera hablarle. Sería incómodo -hablo sincera la pelirroja.

-Te entiendo, lo mismo me pasa con Sakura-chan.

Siguieron caminando pero esta vez en silencio. Inevitablemente algunas genin fueron donde Naruto, le regalaron algunas cosas y se fueron corriendo. Naruto y Karin se habian sonrojado, no por los regalos si no por el comentario de una de las niñas.

-Naruto-sempai tu novia es muy bonita -dijo una genin de caballera rubia y ojos cafés.

Ninguno de los dos respondió y siguieron su marcha. Tras unos minutos de caminar pudieron llegar al campo de entrenamiento genin.

-Hace tanto que no veia este lugar -comentó Naruto recordando varias sucesos de su niñez. Ese lugar le traía tanta melancolía el dia de hoy. Karin volteo a verlo y pudo sentir la tristeza que le recorria.

-Es muy lindo, ven. Vamos a sentarnos -hablo ella tratando de alejar los pensamientos tristes de Naruto. Él pudo entender lo que hacía y solo sonrió mientras comenzaban a caminar.

Se sentaron debajo de un árbol, la noche se acercaba y evidentemente hacia un poco de frío. El invierno llegaría pronto y eso, a Karin le encantaba.

-Karin... debo decirte algo -hablo el rubio. Sabía que no iba a aguantar no decirle a ella sus sentimientos. Talvez como siempre sea rechazado, pero queria intentar una vez más. Ella no respondió, no entendía que iba a decirle el rubio. Pero sabia que ella debía hablarle acerca de sus sentimientos. Si no lo hacía, nunca iba a saber la respuesta de él. No quería seguir de ese modo, en todo el tiempo que no le vio. Lucho contra lo que sentía y si debia confesarlo o no. Ahora ya sabia la respuesta de aquello, debia hacerlo.

El rubio al no escuchar respuesta de ella, se sintio un poco temoroso. Y era algo irónico, él que habia luchado contra tantos enemigos. Habia estado en peligro de muerte más de una vez. Ahora se sentia temeroso por querer decirle a una chica que le gustaba.

Ambos suspiraron, ya sabian que tenian que hacer pero ninguno se atrevía. El tiempo se acababa y ninguno sentia que estaba preparado para confesar algo tan grande. Pero si no lo hacian, nunca sabrian la respuesta del otro. El rubio suspiro y apretó el puño. Esto era más difícil que aquella vez que solo le dijo a Sakura cuanto la amaba. Era obvio, en ese entonces era un niño. El amor era una de las cosas menos preocupantes y ahora, todo habia cambiado. Habia crecido y sin querer, también habia madurado. Ahora prefería pelear por mil años antes que confesar algo que sentia.
La pelirroja jamás imagino sentir esto por otra persona que no sea Sasuke. Lo habia querido desde que salvo su vida en aquel bosque. Habia sido la primera persona que se preocupó por ella aunque de una forma indirecta. Siempre habia tenido en cuenta que el azabache no se fijaria en ella. Pero aún asi lo habia amado, tuvo que insinuarsele ya que nunca habia tratado con algún chico. Ni siquiera sabia exactamente como funcionaban las parejas. Con el tiempo sacó sus propias conclusiones pero al parecer erró en todas ellas. Ahora era diferente, podia sentir los nervios que le impedian actuar. Tenia miedo de una respuesta, ya que no queria ser rechazada como la última vez que amo a alguien. Los Uzumaki suspiraron perdidos entre sus pensamientos, debían hacerlo. Debian hacerlo ya, no querian seguir esperando. Era el momento que habian esperado desde hace un rato. Y sabia que no debian desperdiciarlo.

Ninguno se atrevió a mirar al otro y luego de unos segundos por fin lo hicieron. Lo que tanto esfuerzo les tomó decir, habia tomado solo un isntante de su vida para convertirse en realidad.

-¡Me gustas! -dijeron ambos al unísono sorprendiendose en cuanto terminaron de hablar.




















Perdonen la ausencia.

Un Nuevo Comienzo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora