Capítulo 11: Un mal sueño

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¿En que momento había aceptado viajar? Solo se que cuando recibí a Zabdiel en mi casa, el llegó con un boleto de avión para mi.

Ahora estaba aquí en el avión tratando de dormir, ya que los nervios por estar en el aire alejada de tierra firme no me dejaban ni respirar.

-Te detesto- digo mirando de reojo a Zabdiel. El había hasta convencido a mi madre de venir, ni yo lo hubiera logrado mejor que él.

Atrás estaban Erick y Joel; detrás de ellos se encontraba Chris con Richard.

Últimamente no hablábamos con Christopher. Desde que me hice amiga de Zabdiel lo único que hacia él era evitarme.

Pero cuando analizaba la situación agradecía que las cosas terminen así, ya que no podría alejarme de él si me lo proponía, sabía que iba a serme imposible.

-Sabes que me amas, incluso más de lo que yo a ti- dice Zabdiel con aires de superioridad. Que chistoso Zabdi *pensé*

-Claro que si, sigue creyendo eso- digo en broma. Aunque la verdad es que si lo amaba, pero no como el quisiera.

Observo hacia un costado para encontrar a mi madre sentada junto con Renato, quien ya estaba super dormido.

Cuando mi mama vio esta oportunidad para viajar y volver a encontrarse con su hermana había aceptado, aunque no había costado mucho convencerla, pero iría solo si usaba su propio dinero, asi que tomo los ahorros y compro un boleto de avión.

Sabía que luego de este viaje mi relación con Christopher estaría peor de lo que está ahora.

Se que se arrepentirá de ese beso tanto como yo lo hacia, pero no lamento ahora que eso haya pasado, era la única prueba de que yo si lo amaba. ¿Y es que para que mentiría? Me había enamorado de él y no podía evitar que estos sentimientos sigan creciendo.

{...}

Al despertarme completamente asustada, no puedo evitar aferrarme a la persona que tenia al lado.

-No me sueltes por favor- digo completamente exaltada por mi pesadilla.

-Tranquila _____ sólo fue un mal sueño, todo esta bien- dice Zabdiel tratando de tranquilizarme.

Luego de haber intentado dormir por casi una hora y conciliar el sueño, había tenido una horrible pesadilla en la que Christopher me odiaba por no contarle toda la verdad desde un principio.

-Mira eso, hemos llegado- señala una de las ventanas donde a lo lejos se ve el aeropuerto.

-¿Vez? Nada de que preocuparse.- continuo hablando y sonrió. Era una de esas sonrisas que te enamoran porque son tan genuinas.

-Bien y... ¿A dónde iremos ahora? - digo siguiendo a Zabdiel para bajarnos. La respuesta que temía  fue hecha.

-Pasaremos por la casa de Chris para que él se encuentre con su madre, los demas luego iremos a un hotel- Un escalofríos recorrió mi cuerpo al recordar a Yenni.

Sabía que mi madre podría aprovechar todo esto para hablar con ella. Y entonces mi pesadilla se haría realidad.

-Apenas lleguemos quiero ir a un parque. Me gustaría patinar un poco. - Sonaba asustada, pero queria de alguna manera evitar que la verdad se supiera.

Además contaba con que Zabdi me acompañaría, así que decidí inventar lo del parque para estar lejos de mi madre.

-Si no les molesta iré con ustedes- dice Erick sonriendo uniéndose a nuestra conversación. Sus ojos brillaban de la emoción.

Si yo a los dieciséis años hubiera tenido todo lo que el tiene me sentiría igual.

Era notable que las chicas se enamoren de él, además te conquistaba con su mirada y actitud. ¿Quién no ama sus bailes?

Una limusina nos esperaba a lo lejos pero había muchas fans en el aeropuerto así que no se distinguía bien al salir.

Sabia que debía ocultarme a menos que quiera empezar el viaje con líos de los periodistas o fans de ellos creando romances con los chicos.

Los chicos saludaban a sus fans, con algunas se tomaban fotos y habia otras que les pedian autógrafos, o simplemente se daban abrazos.

Eso me habia hecho recordar a cuando los conocí por primera vez. Yo solo había abrazado a Chris, pero en esta semana había podido abrazar a los demás por momentos que había no compartido.

Luego de que los chicos se despidan de sus fans, salimos del aeropuerto para dirigirnos a la casa de Christopher, a pesar de algunos inconvenientes habiamos logrado llegar.

No podía evitar sentirme nerviosa, toda la verdad saldría a la luz y mi vida cambiaría en un abrir y cerrar de ojos. Suspire nerviosa a bajar de la limusina.

Ya era hora de la verdad.

Consecuencias | Christopher Vélez ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora