Capitulo 16: Pulsera celeste

1.8K 133 0
                                    

Narra Christopher:


Luego de pasar el día completo con mi madre, decidí ya ducharme y cambiarme para está noche. Los chicos habían planeado ir a un karaoke así que ¿porque no iría? Amaba cantar y divertirme, así que decidí ir.


*También estará ____, por eso lo decidiste*

Al llegar al lugar ya había visto a los chicos y pude ver que mi tomatito estaba muy pegada a Zabdiel, cuando los vi dándose un beso quise salir lo más rápido de ese lugar. Pero por una vez pensé antes de actuar y decidí cantar. Cantarle a ella.

Al terminar el chico que estaba cantando, me subí rápidamente. Pedí la canción "Cómo Mirarte" de Sebastian Yatra, de la que tiempo atrás había realizado un cover. Apenas comencé no podía dejar de ver a ____, estaba tan hermosa. Ella tampoco dejo de mirarme.


"...Y al final se que a mi lado vas a estar... como mirarte"

Finalice mirándola a los ojos. Mi plan de *ser amable con ella solo porque somos primos* se estaba yendo a la basura. Yo me enamoro muy rápido, no pude evitarlo. Me había enamorado de ____.


Narra ____:

Luego de que pasarán dos personas mas, mis necesidades se estaban haciendo notar. No malinterpreten, solo quería ir al baño.


Al llegar, una chica estaba en la puerta bufanda. Pude observar que tenia una pulsera celeste en su mano izquierda y no pude evitar acercarme.

—Disculpa puedo hacerte una pregunta- digo tímidamente con una sonrisa. No era demasiado sociable y a veces me costaba interactuar para hacer amigos.

—Si dime- dice sonriendo. No tendría más de dieciocho años por lo que veía.

—Esa pulsera es por...- quise nombrar a los chicos, pero me interrumpió.

—¿Por CNCO?- Se río y prosiguió- Si, en verdad los amo. Aunque no pude ir al concierto cuando estuvieron aquí, tuve un mal día. Mi abuelo falleció y no tenia ganas de nada- dice apenada. Una idea se me cruzó por la mente para que ella pueda sentirse feliz aunque sea por un momento. De la emoción se fueron mis necesidades. Bueno, en realidad no.

—Lo siento, me llamo Victoria. Soy algo despistada a veces y socializar no es lo mio- dice sonriendo. Me río por su comentario y le hablo rápido.

—¿Estabas muy apurada? Necesito enseñarte algo. Yo me llamo ____ por cierto.- digo presentándome apurada.

—Supongo que las de adentro no saldrán hasta mañana.- dice mirando a la puerta del baño.

—Entonces ven, tengo que mostrarte algo que te va a encantar- digo sonriendo muy emocionada. La tome de la mano y me acerqué a la zona VIP, al voltear vi su cara confundida.

Cuando ya estuvimos cerca de la mesa donde estábamos con los chicos, se soltó de mi agarre y tapó su boca con ambas manos rápidamente. Pude ver que se le cristalizaron los ojos, sonreí satisfecha ya que ella al final si pudo conocer a sus ídolos.

Al finalmente llegar -por cierto tuve que arrastrar a Vicki porque de la emoción ni caminaba-, se la presente a los chicos. Ella abrazo a cada uno, diciendo cuanto los amaba. Los chicos me miraban confundidos por la escena.

—Acabo de encontrarme a Victoria, ella es una gran fan de ustedes y lamento el momento incómodo pero realmente quería cumplir su sueño. Por un problema familiar ella no pudo asistir al concierto en su momento, quería hacerla sentir mejor. Realmente lo siento- digo muy apenada.

No había pensado el hecho de que ellos querían un poco de privacidad y ahora mi felicidad se volvió culpabilidad.

—Princesa no te preocupes, lo que hiciste fue una muy buena acción, además amamos a las Cncowners y haríamos todo por ellas- dice Zabdiel mirando a Victoria, quien se había sentado donde yo estaba.

Una pizca de celos apareció al verla tan cerca de mi novio, pero pensé que yo cuando era su fan -que por cierto sigo siendo- me hubiera encantado estar tan cerca de los chicos. Suspiro resignada y busque un asiento libre, que para mi suerte estaba entra Christopher y Joel.


Simplemente decidí ignorar a este par que solo me miraban con sonrisas burlonas. Se estaban burlando de mi porque descubrieron que estaba super celosa, una faceta que no lograba disimular aun.

Consecuencias | Christopher Vélez ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora