-Despierta mi pequeña... -se escuchó en su interior, esa voz cálida que la tranquilizaba, podía notar sin siquiera abrir los ojos la figura de ese ser, con el cabello corto azulado y la piel nieva que la llamaba para que se levantara y empezara el día. Pero no quería abrir los ojos, quería seguirla escuchando, pero de rato desapareció. Y no le quedó de otra que abrir los ojos y enfrentarse a su realidad.
- ¿Se encuentra bien señora? -preguntó Tobira preocupado.
-Sí, sí, solo estoy cansada ¿Qué hora es? -se puso de pie y estiró un poco su cuerpo.
-Amaneció hace unas dos horas...
-Perfecto ¿El Bijū ha dado problemas? -volteó a ver fríamente a Tobira.
-Está todo en orden.
La mujer no dijo nada y salió de la cueva, bajó una pequeña colina, siguió caminando hasta dar con un pequeño río, lo cruzó con cuidado y entró en una gran maleza, las espinas lastimaban la piel de la mujer, pero a ella no le importaba, por fin dio con otra cueva y entró despacio.
Al fondo de la estancia estaba Matatabi, tendida en el suelo y en un profundo sueño. La mujer se acercó a ella y extendió la mano, tocó el curioso pelaje azulado del gato, una y otra vez, era reconfortante aquella caricia, se recargó en ella y cerró los ojos, pero no dejaba de acariciarla.
En su mente brincaron varios recuerdos de cuando era pequeña, una vez que la familia salió a dar un paseo, ella y su hermano se apartaron de sus padres para ir a jugar a un río, se llevaron un susto muy grande cuando un monstruo azul enorme apareció de la nada, los niños empezaron a gritar trayendo consigo a unos preocupados padres, pero su padre les dijo que no había que temer, aquel monstruo era una vieja amiga y solo estaba jugando, así que se acercaron a ella sin temor y después de un rato los niños se quedaron dormidos encima del monstruo.
La mujer abrió los ojos y se apartó del Bijū, salió de la cueva a toda prisa.
-Así que hoy no irás con Hinata-ttebayo.
-No, el Hokage me ha pedido que le ayude a Konohamaru en un par de misiones -suspiró decepcionado el pequeño.
-Está bien, iré a verla y que te parece que cuando acabes vamos por ramen -Naruto sonrió y obtuvo la aprobación de su hijo.
Salieron del departamento y tomaron caminos diferentes, Naruto pasó por varias tiendas pues quería darle un regalo a Hinata, llevaban dos semanas de novios y aunque aún no cumplían el primer mes quería darle algo.
Se fue de puesto en puesto muy lento por culpa de sus fans, muchas querían autógrafos y otras cuantas fotos, no podía disfrutar del paseo tranquilo o ver un objeto en específico porque la gente lo acaparaba, buscaba algo único pues eso representaba Hinata un ser único y especial para él.
Ya le había dado un collar de sol pequeño por su cumpleaños, otro collar no era una opción, ni flores, suspiró dándose prisa para ir a la Mansión Hyuga mientras vagaba en sus pensamientos ya mañana intentaría de nuevo.
-Señora ¿Quiere que siga investigando los demás Bijū?
Ella lo volteó a ver, hace rato que regresó a la cueva y solo le daba vuelta a las páginas de un pequeño libro que estaba en sus manos-. No Tobira, demos un paseo -dijo muy calmada.
- ¿Un pa-paseo? -Tobira no se podía creer lo que acababa de escuchar y en cuestión de segundos.
-Si un paseo...
Los dos salieron de la cueva, caminando cuesta abajo.
- ¿Sucede algo señora?
-Debes de tener cuidado...
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Boruto en el Tiempo.
FanfictionBoruto despierta en la oficina del Hokage , pero hay algo muy diferente. El rostro de su padre no está en el Monte Hokage... ¿Qué es lo que está ocurriendo? En corrección.