Nelly
Con la punta de un lápiz, dibujo una línea sobre la pared y con esa línea en medio, sumo cinco días más. Haciendo cuentas desde que Seth me llevó a esa habitación horrorosa y el tiempo que llevo en este sótano, llevo casi dos meses fuera de casa. Pienso en lo que podría hacer en este momento, si estuviera afuera, pero la incesante culpa me invade, provoca que lágrimas resbalen. En gran parte, me siento culpable por esto que me pasa, pues si me hubiera dado cuenta de la clase de persona que es Seth, jamás lo hubiera dejado entrar en mi vida, pero como dicen: «el hubiera no existe».
Me subo en la silla para mirar el firmamento. Amanece. Los aspersores mojan el pasto y unas gotas salpican el vidrio. Toqueteo el cristal, suspiro. Las flores que están en el jardín han florecido, sonrío. Me bajo al oír la puerta abriéndose. Corro hacia la cama, me hago un ovillo y cierro los ojos.
—Buenos días.
Su voz retumba en mi cabeza y cada que la escucho, el miedo se apodera de mí. Mis manos tiemblan y mi corazón late a tal rapidez, que siento que se saldrá en cualquier momento de mi pecho
—He dicho: buenos días.
Nunca había tenido tanto pánico como lo tengo cuando él se me acerca.
—No tienen nada de buenos —susurro. Reviso lo que trae en sus manos—. No —jadeo—. Por favor, no.
Le suplico con la mirada.
—La última vez no me quisiste decir nada de Vera, y ahora lo harás por las buenas o por las malas.
Levanta un hombro y agarra un cuchillo, de solo mirarlo, este brilla por el filo que posee.
—No, Seth.
Se acerca, tira de la cadena, me arrastra de la cama hasta el suelo y caigo boca abajo; mi labio empieza a sangrar, me jala del brazo y me sienta en la silla.
—Vas a decirme todo —musita. Me sacudo—, Vale. —Me pega una bofetada—. Hablarás. ¡Maldita sea, Nell!, ¡no me lo pones difícil! —Me da otro golpe tan fuerte, que mi mandíbula se va de lado y no tardo en caer—. ¡No me hagas hacer esto! —espeta—. Habla. —Sigo sin separar los labios—. ¡Carajo!
Suspira profundo y acomoda sus manos en su cintura.
—¡Ya!, ¡por favor! —jadeo. Me arrastro por el suelo para alejarme—. Ya déjame —Vuelve a agarrar la cadena y no duda en hablar—. Ya no me toques —sollozo.
—¡Me vas a decir todo sobre tu madre!
Me sienta en el suelo y se coloca detrás de mí para rodear mi cuello con su brazo.
—¡No! —grito, forcejeo—. Jamás te diré nada de ella. —Se estira hacia la cama—. Nunca traicionaría a mi madre... yo no traiciono a la gente que amo.
Le escupo.
—Basta, Nell —masculla. Me retuerzo más—, ¡basta! —Roza el cuchillo por mi cuello—. Habla, solo tienes que hablar y esto terminará.
—¡Jamás me escuchas!, ¡jamás!
Lucho con todas mis fuerzas para zafarme de él, pero estoy tan débil, que se me dificulta pelear en su contra.
Baja el cuchillo por mi pecho mientras me cubre la boca con su mano, las lágrimas empiezan a salir. Se detiene en mi brazo y hace un corte a lo ancho de él, arde como nunca; la sangre cae sobre mi ropa sucia y se desliza por el suelo. Hace otro laceración más profunda y más ancha. Sollozo. Más líquido vital es derramado.
Seth me suelta, me dejo deslizar. Gimoteo más al agarrar y presionar las heridas.
—Algún día me vas a decir lo que quiero.
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Maldito Infierno +18 (COMPLETO, SIN EDITAR)
Romance"Enamorarse de ella fue su mayor pecado. Esa fue su condena al infierno" Primer libro de la Trilogía Inferno.