Capítulo 19. 🔥

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Camila

—Vera...

Me acerco para sentarme a su lado.

—Seth se ha ido, pues dice que ahora que Nell no está, él ya no tiene nada qué hacer aquí y lo entiendo. Él la ama demasiado. Al igual que nosotros, no podemos aceptar que ella no esté aquí.

—Ella no pudo escribir eso —escupe. Tira el papel—, ella no se fue.

—Lo sé. —La abrazo—. Yo tampoco creo que se haya ido.

Vera se deja abrazar, cosa que jamás ha hecho; ella es fuerte y quiere que sus empleados la vean así, y no débil, pero en este momento el muro que ha levantado sobre sus sentimientos se ha caído por completo.

—¿Has llamado a la policía? —expongo, calmada.

Se separa.

—Sí. —Agarra un pañuelo y se seca las lágrimas—. El jefe de la policía era amigo de Víctor y me dijo que, si algún día necesitaba algo, le llamara y eso hice, pero soltó que nadie de su gente ha visto a mi hija.

Solloza más. Su labio tiembla, esa es una señal clara: no podrá cesar el llanto.

—Nell tiene que aparecer. No se pudo ir... ella me hubiera dicho algo.

Se pone trémula.

—La vamos a encontrar —comento. Vera agarra mis manos—. La vamos a encontrar.

La abrazo con fuerza. Ella es mi segunda madre y esta es mi familia; no puedo verla así, me duele en el alma que esté rota... tan destrozada.

Nelly

Este tipo se está portando un poco más amable, ya no me deja sin comer por varios días, aunque es poca la comida que me da, prefiero eso a no recibir nada. Casi no lo veo, solo me entrega el alimento, se va por unos minutos, regresa por el plato y vuelve a largarse.

Cómo quisiera salir de aquí, ver a mi mamá y darle muchos besos, aquellos que no le di; deseo ver a Cami e ir con ella a algún bar, tomar alcohol hasta morir y reír; cómo quisiera ver a Seth, mi novio, al que amo y necesito más que a nadie. Espero que él esté bien. Desde ese día no sé sobre su presencia y temo que le hayan hecho algo.

Me limpio las lágrimas y me pego más a la pared para no pasar frío, agarro el abrigo y me cubro con él. No auxilia mucho... Algo es algo.

Abro los ojos y las luces se han apagado, al igual que la música. La habitación ya no es totalmente blanca, puedo ver que son de color gris, que hay dos pequeñas ventanas por donde se escapa la luz y por fin me percato que es de noche.

Sonrío por ello.

—Ya despertaste.

Miro hacia donde proviene la voz y, a lo lejos, en la oscuridad, hay un hombre. Solo veo sus pies, ya que las luces no llegan hasta su rostro. Entrecierro mis orbes para poder verlo mejor, pero mi vista no es muy buena.

—¿Quién eres tú?, ¿Qué quieres de mí? Si quieres dinero, le puedes pedir a mi madre y ella te dará lo que quieras.

—No quiero dinero, ya tengo mucho. —Su voz se me hace conocida—. Te quiero a ti.

—¿A mí?, ¿para qué?

Entorno los ojos, pero no distingo su rostro, solo la ropa que lleva y es algo casual; tenis blancos, pantalones de mezclilla azul y una camisa del mismo color.

—Quiero vengarme de tu madre, deseo que pague por todo lo que ha hecho.

—No te entiendo. —Él se pone de pie—. ¿Qué te ha hecho Vera? —Camina en mi dirección. Entre más se acerca, mejor se ve—. No —digo con horror—. Tú no.

Maldito Infierno +18 (COMPLETO, SIN EDITAR)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora