Capítulo 22. 🔥

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Nelly

Nate ha subido y temo que ya no baje como la última vez que lo hizo.

Me cambio de ropa, me pongo unos tenis, me amarro el cabello en una coleta alta, me aseguro que las vendas estén bien puestas y me preparo mentalmente para esto. Si todo sale bien, juro que Seth no saldrá con vida de esta, yo misma me aseguraré que vaya directo al infierno.

La puerta metálica se abre y Nate entra.

—Vamos.

Con una mano sostiene el portón, me acerco, subo las escaleras y espero que él llegue a mi altura. Cuando lo hace, camina delante de mí, observa los escalones y me guía al patio. Veo que se asoma y con la mano, me hace una señal para que me acerque.

Me pego a su costado.

—Ahí está mi auto. Vas a correr y te vas a meter en la cajuela. Yo voy a salir y te voy a sacar de aquí.

Asiento.

—Está bien —suelto.

Sonríe.

Sale de la casa y espera unos segundos. De nuevo, me dice con la mano que me acerque. Al pasar por su lado, echo a correr y de un salto me meto en la cajuela. Nate se acerca a paso apresurado para cerrarla.

—Espera. —Se detiene—. No me vas a hacer daño, ¿verdad?

—No, Nelly. Confía en mí, por favor.

—Está bien.

Trago saliva. Le indico con la cabeza que cierre, cuando lo hace, el pánico se apodera de cada poro de mi cuerpo. Mis manos se han tornado trémulas y el corazón se me ha acelerado.

Escucho el motor; el coche avanza, se detiene unos segundos y escucho las voces de Nate y otra persona. Hay un leve intercambio de carcajadas antes de continuar. Avanzamos de nuevo, creo que ya llevamos mucho camino recorrido.

Pasan algunos minutos hasta que una detonación me hace ponerme alerta. El auto se va de lado, luego hace el mismo proceso hasta que se detiene del todo. Hiperventilo.

Una de las puertas se abre, cuando menos me lo espero, la puertilla de la cajuela se abre; el rostro furioso de Seth me halla. Entonces sé que estoy muerta. Escalofríos me recorren desde la punta de los pies hasta el último de mis cabellos.

Seth se asoma y me agarra de la coleta para sacarme. Al salir, veo que le apunta a Nate, quien mantiene sus brazos en lo alto.

—Sube a tu auto y te regresas a la casa —le dice a Nate sin dejar de apuntarle en la cabeza—. Y tú. —Me ve. Solo hay una cruel oscuridad en sus orbes—. Te vienes conmigo.

Me lleva con él sin desenmarañar sus dedos de mi maltratado pelo.

—Basta, Seth, déjala —vocifera Nate.

Seth se voltea y dispara. Grito, rasguño sus manos, me suelto de su agarre y me doy la vuelta; Nate está de pie junto a su auto y no tiene ningún rasguño... solo está asustado. Hay un agujero en la cajuela. Intento correr, pero Seth me detiene por la cintura.

—Calma, fiera —susurra en mi oreja.

Nos damos la vuelta y me sube en su auto. Conduce de regreso a su casa, en ningún momento aparta el cañón de su arma contra mi costado.

—¿Qué pensabas hacer, Nelly?, ¿irte de aquí?, ¿escapar? —ríe.

Llegamos al final de la calle y nos detenemos frente a una gran verja, esta se abre. Miro por encima de mi hombro y el auto de Nate entra detrás de nosotros. Cuando Seth se detiene, intento abrir la puerta, mas está con seguro. Sale, le quita la seguridad con el mando a distancia y me obliga a salir.

Maldito Infierno +18 (COMPLETO, SIN EDITAR)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora