Capítulo 2. 🔥

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"Ella es como la luna, hermosa, fría e inalcanzable."

Mateo Hernández/Versos Rotos.

Seth

Miro por la ventana. La luz del sol me quema las retinas y hace que apriete los párpados. Bufo molesto. Me llevo una mano al rostro y me froto los ojos.

No fue una buena idea ir al Sky Room, tampoco debí beber y meterme eso que me dio Gale, ¡pero a quién quiero engañar! Lo haría otra vez. No me puedo quejar de la vida que tengo, puesto que siempre he tenido lo que he querido y lo que no también. Ya estoy acostumbrado a los golpes que me ha dado la vida.

Ser hijo de un mafioso como Jared Beckett tiene sus ventajas, al igual que sus desventajas, como, por ejemplo, estar siempre en la mira de sus enemigos, estar al borde de la muerte y no tener una vida como la de los demás chicos que tienen mi edad. A mis veintitrés años he aprendido que la vida son solo momentos, los cuales deben disfrutarse sí o sí.

Tengo un hermano, un año menor que yo. Nate Beckett, el hijo favorito de papá, el niño bueno y el que no le da problemas a Jared. El ejemplo de la familia Beckett, ni tan ejemplar porque hace unos meses dejó de estudiar, al igual que lo hice yo. También dejé de estudiar para poder ayudar a mi progenitor con los negocios, ya que dice necesita que estemos más metidos en la labor que después pasará a nuestras manos... Como si eso me diera gusto. Si por mí fuera, ya estaría muy lejos de aquí, donde nada de esta mierda me pisara los talones.

Hice un poco de ejercicio y me di un baño, apestaba a alcohol y sudor.

—¿Cómo estás, mi amor?

Al dar el primer paso en la cocina soy bien recibido por la hermosa sonrisa de mamá y una taza de humeante café. Sus cabellos rubios como los míos caen en pequeños rulos sobre sus hombros y su espalda, sus labios están ligeramente rosados por el pintalabios y sus ojos tan azules, poseedores de un brillo especial. Ella es hermosa.

—Descansado. —Me acerco y le doy un beso en la mejilla, en la frente y en la nariz—. ¿Cómo está la mujer más bella de todo el mundo?

Sonríe.

—Feliz —suspira.

Apoya los codos en la isla de la cocina y me mira, lo hace como lo haría cualquier mujer orgullosa de sus hijos. Amo a esta mujer —mierda—, no creo que en la vida exista nunca nadie como ella. Tan especial, tan amorosa y llena de alegría. No creo que en este destino pueda amar a alguien más como la amo a ella.

—¡Buenos días!

Nate entra secándose el sudor de la frente. Besa a mamá y ella le devuelve el beso. No le importa que mi hermano esté bañado en sudor y huele horrible.

—¿Qué pasa?

Chocamos los puños y se sienta a mi lado.

—¿A qué hora saliste del Sky? —inquiere Nate mientras nuestra madre sirve el desayuno.

Ella me observa y niega con la cabeza.

—Sabes que no me gusta que andes por ahí a altas horas de la noche —refunfuña en mi dirección—. Y tú. —Señala a mi hermano—. Debes cuidar de tu hermano.

Nate se mete un pedazo de fruta a la boca y rueda los ojos.

—Se supone que es él quien debe cuidar de mí, no al revés.

—Como sea. Son hermanos y deben cuidarse entre sí.

Sigo la mirada de mamá, luego queda en silencio. Papá entra con un periódico en las manos. Se acerca a mamá y le da un beso en la frente, sin dejar de revisar el papel extendido.

Maldito Infierno +18 (COMPLETO, SIN EDITAR)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora