Nelly
Abro los ojos y escucho pasos arriba, suspiro profundo y miro el techo, alguien baja por las escaleras y la puerta se abre.
—Ven a desayunar.
Levanto mi cabeza y Seth está ahí de pie, mirándome.
—Voy
—¡Ya! Maldita sea —ladra.
Bufo, refunfuño y me levanto aún adormilada. Me pongo mis pantuflas y me recojo el cabello en un moño. Subo las escaleras y llego a la cocina.
—Buenos días.
No me responde, está detrás de la estufa y se da la vuelta, pasa a mi lado, pero no me mira. Sirve huevo en dos platos y avienta el sartén al fregadero.
Nos sentamos cada uno, en su lugar, Seth en ningún momento se fija en mí, sus ojos están inyectados en sangre y alrededor de estos está hinchado, su piel es roja como cuando bebes mucho alcohol. Parece camarón. Agarra una taza de humeante café y le da un gran sorbo, en ese preciso momento su mirada y la mía se cruzan. Sin embargo, él la desvía y evita mis pupilas a como dé lugar, puedo ver la culpa en sus ojos, todo de él lo delata. Además, él es muy expresivo.
—No tienes porque fingir. Lo veo en tus ojos, creo que el tiempo que estuvimos juntos aprendí a conocerte. Estuviste con una mujer —espeto. Dejo la taza sobre la mesa—. Además llegaste muy tarde
—No tengo por qué darte explicaciones, no a ti.
Corta un pedazo de huevo y se lo lleva a la boca.
—No te estoy pidiendo explicaciones, solo te estoy diciendo que hueles a mujer, que por cierto no tiene buen gusto en perfumes.
Hago una mueca de disgusto y frunzo la nariz.
Con su puño da un golpe en la mesa y las cosas que hay sobre ella se mueven.
—¿Y? —Frunce el ceño—. ¡¿Algún puto problema con eso?! No, ¿verdad?
—No me grites. —Me pongo de pie—. No me vuelvas a gritar. —Lo señalo.
—Te callas y te sientas.
—Yo no te digo qué hacer, tú a mí tampoco —resuello.
—Exacto. —Aplaude—. Tú no me puedes decir qué hacer, así que hago lo que se me da la gana.
—Pues hazlo. ¡Carajo! —grito, molesta—. Acuéstate con quien quieras.
Camino hacia la puerta.
—¡Pues lo haré! Porque tú no me das lo que necesito.
Lo ignoro y salgo; empieza a aventar cosas, quizá la silla junto a platos, pues el estallido de porcelana contra el suelo, me pone activa. Asimismo, grita como energúmeno.
—¡Mierda!
Me acuesto en la cama con el antebrazo sobre mis ojos.
¿Qué creías Nell?, ¿Qué Seth te iba a ser fiel?
«Además, tú has besado a su hermano. No sé qué demonios te pasa y qué haces».
Deja de atormentarme, suficiente tengo con la culpa.
Me río sola y me hago un ovillo, me limpio los ojos. Ya estoy harta de llorar por Seth, estoy harta de pensar que él me amó cuando está más que claro que no lo hizo nunca. Junto los párpados y suspiro para regular mi respiración.
Seth
Nell baja enfadada, aviento la mesa y todo lo que había encima, cae al suelo, las tazas y los platos se rompen. Decido darme una ducha antes de recoger toda esa mierda.
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Maldito Infierno +18 (COMPLETO, SIN EDITAR)
Roman d'amour"Enamorarse de ella fue su mayor pecado. Esa fue su condena al infierno" Primer libro de la Trilogía Inferno.