Capítulo 23. 🔥

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Nelly

No he visto a Seth hace días, no sé si está molesto por lo que hice o porque simplemente no quiere verme. Ya somos dos.

Yo tampoco tengo ganas de verle la cara, no quiero estar cerca de él y no deseo ni siquiera pronunciar su nombre.

Estoy en el baño cuando escucho que la puerta se abre. Me pongo contra la pared, asustada.

—¿Qué haces ahí escondida?

Se apoya en el marco de la puerta y cruza sus brazos.

—Yo... nada.

Dejo la toalla encima del tanque de agua y salgo del baño, cuando paso a su lado, Nate me da espacio.

—Te he traído algo.

Me sorprendo por sus palabras, él me ha traído algo... ¡a mí! Qué amable es. Nate se acerca a la puerta metálica y cuando se da la vuelta, veo en sus manos una caja de cartón.

—¿Esto qué es?

La deja sobre el colchón.

Lo analizo con curiosidad. No me había dado cuenta de lo bello que es. No es como Seth, eso se nota desde lejos. Nate tiene en sus ojos pureza, amabilidad y un corazón noble.

Tiene unos grandes luceros azules y una carita de niño bueno. Espero que lo sea porque lo que es su hermano es un mentiroso que finge ser una buena persona y no lo es.

Nate

Dejo la caja sobre el colchón y me mira con impaciencia.

Abro una tapa y luego la otra. Levanto la última, sus ojos se iluminan. Aún no ha visto qué es, pero ella sonríe con tanta dulzura.

Me arrodillo, ella no tarda en sentarse.

—Te compré algunas cosas, no soy muy bueno con las tallas. —Me encojo de hombros y ella ríe—. Así que, si no te quedan, solo me dices, así podré comprar de tu talla, ¿vale?

Asiente y empiezo a sacar la ropa. Algunos jeans, blusas, camisetas y un pijama completo... le compré incluso unas bragas y ella se carcajea porque parecen de niña.

—Me encantan. —Las pone sobre sus piernas—. Y más porque son de florecitas. —se sonroja, agarra los sujetadores y los revisa—. Me encantan.

Observo sus orbes, se iluminan con cada prenda que saca de la caja. Por último, extrae un abrigo y unos tenis. Escruta la envoltura de papel, duda en agarrarla.

—Es para ti. —suelto. Agarro el paquete en mis manos y se lo entrego—. Sé que no es algo costoso y puede ser que no te guste, pero tampoco quiero que mueras de aburrimiento.

Empieza a desgarrar el papel café y sus ojos se abren más al mirar el libro en sus manos.

—Gracias. —Lo examina de hito en hito—. Muchas gracias. —Se levanta y se tira en mis brazos, los cuales no dudan en abrazarla fuerte y apretarla contra mi pecho—. Eres diferente a él —gimotea. Hundo mi cabeza en su cuello y el olor a champú de frutas aún permanece en su cabello—, pero tendrás que comprar más libros, porque no creo que salga pronto de aquí —ríe.

Nos separamos y la observo con fijeza. Se nota más tranquila, sin sangre en la cara y suciedad. Se ve más hermosa que la primera vez que la vi.

Ella camina al baño con una muda de ropa en sus brazos, entra y cierra la puerta. Tengo una inmensa necesidad de cuidarla, de protegerla... Anhelo verla bien, aunque sea, aquí, en este maldito lugar. Sale, la contemplo de arriba abajo. No dudo en silbar, se pone roja, se acomoda mi lado, se pasa un mechón detrás de la oreja y me ve de soslayo.

Maldito Infierno +18 (COMPLETO, SIN EDITAR)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora