Capítulo 31 | Peligro Inminente

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Sigue Narrando _______

Ca-Carlos por favor, tranquilo. Josh no es... —no me dejó acabar.

— ¿Y cómo explicas sus faltas en la época en que Henderson y Schmidt empezaron sus asesinatos? ¿Eh?

— Carlos...

— ¿La semana que viajo a Alemania?, ¿En serio crees que no lo encontró? Viste las ubicaciones de los asesinatos... —solté el aire que contenía, sin saber que responder ante semejante aclaración—  Necesito que te alejes de él, es por tu bien, y el bien del caso.

Todos son inocentes hasta que se demuestre lo contrario. —musite saliendo de la habitación en que me encontraba, buscando escapatoria luego de semejante acusación por parte de el moreno; lanzando al fuego a mi nuevo compañero de caso.

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Parpadee, volviendo a la realidad, dándome cuenta de mi entorno y quien se encontraba justo frente a mis ojos.

— ¿Te encuentras bien? —asentí automáticamente— _______, tenemos que hablar del caso. Creo que... —dejo de hablar de golpe, interrumpiéndose a sí mismo y obligándome a mirarlo—  Dime que ocurre contigo. —ordenó con seriedad. Trague saliva fuertemente, decidida a ocultar las palabras que Carlos me confeso.

— Josh, no es nada. —mentí.

— ________, estudie el comportamiento de las personas, sé cuando mientes. —bufé fastidiada, rodando los ojos.

— ¿Por qué te importa? —atine a decir. Se encogió de hombros. Como respuesta a su gesto elevé una ceja curiosa.

— Eres mi compañera, al menos en este caso —chasquee la lengua—.  Te vi salir de la oficina de Carlos, ¿Qué ocurrió allí? —maldije para mis adentros, luchando por mantener mi semblante serio, para no ser delatada por mi manera de actuar.

— Josh, no es de tu incumbencia saber que ocurre con mi vida personal. —reclamé fingiendo estar molesta. Su rostro se convirtió en una mueca.

— No haz cambiado nada... Ya me extrañaba que no me trataras mal en tanto tiempo, fue un récord personal. —se burlo. Lo mire mal. Él rió.— Espero y vuelvas a ser la misma de hace unas horas, aun tenemos que atrapar a Henderson.—hizo una mueca. Me mantuve tensa, devolviéndole la mirada con cierta preocupación reflejada en mis ojos. Esperaba que de alguna manera todo volviera a comenzar, volver sobre mis pasos... Remendar todos los errores que cometí en mi pasado, para no terminar en el lío donde estoy metida.

Ambos nos giramos de golpe al ver a Alexa entrar, ella al vernos, bajo la mirada en un intento de ocultar sus lágrimas. Su rostro pálido nos demostró que ella no se encontraba bien, que algo sucedía con la dulce rubia.

— Alexa... —la tomo del brazo Josh, haciéndola sobresaltar. Él intercambió una mirada llena de preocupación conmigo. Asentí, dándole permiso a que la interrogara.

— Volveré pronto. —murmuré caminando fuera de allí, a paso firme. Ya eran las 6am, en unas horas tendría que estar en la universidad; debía hacer todo lo posible por disimular lo mal que se encontraba mi situación; el caso, mi vida entera. Ir allí y fingir ser algo que no soy, tal vez no ayude para nada, pero era mi único escape de este mundo patas arriba donde me encontraba.

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Narrador

La joven había ido por un cambio de ropa a su oficina en la agencia. Poco tiempo más tarde, salía de allí arreglada tal y como una nerd iría. El viaje en auto fue tedioso, pero tan solo minutos más tarde se encontraba rondando por los pasillos de la universidad, fingiendo que todo estaba normal, pese a que fuera una vil mentira. Las intensas, frías y curiosas miradas no se alejaban de ella, desconcertandola completamente. Por fuera, fingía encogerse ante los ojos de todos, sin detener su caminata por nada del mundo; cumpliendo con su papel al pie de la letra.

Su piel erizada, su respiración agitada ante el miedo que le proporcionaba tan extraño comportamiento en los estudiantes de aquel recinto. No les temía al daño que pudieran causarle, todo lo contrario, estaba aterrada a ser descubierta.

El timbré de entrada a la primera clase la llamó horas atrás, luego el de la segunda clase, continuándole la tercera... Pero ningún profesor asistió ese día. Se sentó bajo un árbol del lugar, abrazando un libro contra su pecho con el ceño fruncido ante la conducta de sus compañeros. Luchando por adivinar la verdadera razón de aquello.

Una voz llamándola la hizo sobresaltar en su lugar, sacándola de sus pensamientos al instante.

Observó a detalle a la rubia que se encontraba frente a su persona. Sus ojos verdes; brillantes, soñadores... vívidos, expresaban felicidad, sacándole una sonrisa a la desolada y preocupada espía con tan solo un intercambio de miradas. Su rostro levemente redondeado; también demostraba la alegría que se hallaba dentro de ella, acompañando de una amplia sonrisa, qué, pese a no ser totalmente blanca... Era perfecta, porque cualquiera que la viera, notaría que no era fingida, como muchas en la actualidad.

— Hola, soy Sharon —dijo sin borrar la sonrisa de su rostro—. Oye... —bajó la mirada pareciendo incomoda de la nada. _______ frunció el ceño, confusa ante su precipitado cambio de actitud.— Quería preguntarte algo.

— Esta bien... —musito en respuesta, sin saber como reaccionar ante la rubia.

La desconocida aspiro aire, con aspecto nervioso sin apartar la mirada de sus propias manos, desesperando a la impaciente y confusa castaña frente a sus ojos. — La de la foto, ¿Eres tu? —se inclina, mostrándole una foto donde aparecía ella en aquel teléfono avanzado. La agente abrió los ojos impresionada ante lo que veía, incrédula de lo que captaban sus ojos. La foto la mostraba a ella, el día anterior en aquel restaurante, enfrentándose a Schmidt. Un jadeo se escapo de sus labios, y la miro espectante a la rubia, sin tener idea de como responderle. Había sido descubierta.

— ¿Có-cómo conseguiste eso? —señala el teléfono. Su rostro contesto solo, con una mueca de lo que parecía ser de dolor, observando un yeso envolviendo uno de sus brazos— No... No puede ser... —murmuro para sí misma— ¿Estabas ahí? —saltó hasta quedar a su lado, mirándola incrédula. La hermosa rubia solo se encogió de hombros, le quito el teléfono y le enseño otra foto. Cuando la agente Park, manipuló el arma entre sus manos con total profesionalidad, situándose frente al restaurante.

La castaña palidecé, y la rubia sólo suelta un suspiro guardando el aparato donde mostraba la evidencia.— Escuche lo que dijeron, lo ví todo... Además, subieron un vídeo a la pagina web de aquí. —confesó.

— No... No. Por favor... —la simpática chica solo se limitó a asentir.

— Entiendo. Borraré las fotos, si eso es lo que quieres —la agente Park asiente frenéticamente, con desesperación y aun con la preocupación corriendo por sus venas.— Agente Park —la llamo mirándola curiosa—, ¿Dónde esta James?

Ahí fue cuando cayó en cuenta de que, hace horas no lo veía, desde esa noche para ser más exactos. James presenció el casi secuestro; fue víctima de tal, y no olvidemos el tiroteo, junto al enfrentamiento con Schmidt. Ella no se preocupo del castaño, ni siquiera su persona se cruzo por su mente.

Dentro de ella, el alivio que sintió cuando supo que esas pruebas de su verdadera misión al ser ingresada en aquella universidad serian borradas... Desapareció sin más. Él lo sabía todo... Y era una presa fácil para Henderson.


𝗔𝗴𝗲𝗻𝘁𝗲 𝗜𝗻𝗳𝗶𝗹𝘁𝗿𝗮𝗱𝗮 / ʲᵃᵐᵉˢ ᵐᵃˢˡᵒʷDonde viven las historias. Descúbrelo ahora