Capítulo 37 | Unexpected

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Ella le sonrió levemente al castaño, que tan solo fingió ignorar aquel dulce gesto por parte de la joven a su lado. Momentos más tarde el castaño suspiró pesadamente, sintiendo que las heridas bajo su ropa ardían como el mismísimo infiero. Él jamás imaginó que el pelinegro fuera capaz de siquiera idear lastimarlo a él, su supuesto mejor amigo... 

Tensó su cuerpo instantáneamente la chica poso su brazo por debajo de sus hombros, con el deseo de ayudarlo a avanzar hacía el perfecto plan armado por la decidida agente. Al momento de escucharla, no se opuso en ningún momento, tan solo oyó lo que ella decía... más no la escucho. No prestó atención más que a la dulce melodía de su voz. Porque, él había sido segado por la agente, por su hermosura natural y su manera de hacerlo caer en la red de pesca, en su plan, en el engaño. James no olvidaría eso en ningún momento, ni aceptaría haber empezado a tener sentimientos hacia ella.

Se dejó arrastrar varios metros por ella, apenas podía mantenerse en pie y la pared a su derecha fue una enorme ayuda para la espalda de la chica. Los dolores esparcidos por todo su cuerpo eran punzantes, de igual manera como si miles de agujas se clavaran en cada moretón o laceración de su piel. Un suspiro se escapo de los labios de ella mientras lo dejaba recostarse de la pared junto a la puerta de entrada del cafetín donde su plan comenzaría a llevarse a cabo. _______ sonrió victoriosa al ver que nadie vigilaba la entrada, de igual manera que hace unas horas más tarde cuando había salido de allí.

Él se sobresaltó al sentir las manos de ella enroscarse en su brazo, luego de dejarle tan solo segundos de reposo para que el joven castaño lograra recomponer algunas de sus fuerzas, indicándole entrar al lugar como si realmente fuera una gran idea.

James no sabía sobre la no muy importante reunión de la agente con Redmond hacía no demasiado tiempo en ese preciso lugar. Todos sabemos que el joven de preciosos ojos avellana explotaría al conocer tal acto cometido por ella. Tan solo por incesantes celos que crecerían si tan solo lo supiera... James sabía que ellos no eran en realidad parientes. Y ella lo conocía este pequeño problema de celos; habiendo aprendido la conducta y personalidad del castaño luego de tantas semanas conviviendo juntos, aún así no se preocupo, recordando que existían problemas mucho mayores que un caso de celos bastante parecido al de su viejo mejor amigo, el moreno con el cual había perdido el contacto a diario luego de años de una amistad duradera, Carlos. 

La preocupación de James al negarse a entrar a allí, iniciaba en el hecho de estar cubierto de heridas abiertas, bastante desagradables a la vista, sangre esparcida por su cuerpo y con la ropa algo desgarrada luego de semejante golpiza de la que fue victima. Le angustiaba llamar la atención de aquella manera tan poco ortodoxa, él siempre admiró ser el centro del lugar, el foco iluminando la habitación... más de otras maneras bastante distintas a ser visto como un ciervo acorralado frente al arma de su cazador. Odiaba sentirse débil, y desde que ella se encontraba rondando a su alrededor eso parecía ser bastante común para él.

Una dura mirada en respuesta a los tirones de su brazo fue lo que recibió ella de parte de James. —¿Por favor? —lo miró suplicante.— James, no me ignores... —hizo puchero. James mordió su labio inferior tratando de no sonreír ante aquel gesto de la chica. Ella noto los intentos por parte del chico de ojos avellanados por contenerse de aquel dulce gesto que era sonreír.— ¿Vendrás conmigo? —continuó haciendo muecas de tristeza. James termino por reír ante el mohín que armo por querer su compañía en su extraño plan.

Él quiso decir algo, cuando en el momento menos inesperado unos labios se encontraban sobre los de James. Las alborotadas hormonas de la chica la obligaron a saltar sobre el chico y envolver sus brazos en su cuello, robandole un repentino beso. Un leve rose de labios, nada que llevara adrenalina o desesperación. Sorprendentemente, el castaño no intento nada, no respondió ante el brusco acto que, irónicamente, demostraba tanta suavidad... 

Segundos más tarde, _______ se separó de él mirándola un poco confusa ante su expresión seria. Tragó saliva nerviosa y retrocedió, odiando la falta de contacto con el cuerpo de James. —No vuelvas a hacer eso —advirtió careciendo de expresiones en su rostro. Ella intentó parecer confusa, no entender la razón aparente para evitar hacer algo que ella ansiaba tanto, y pese a haberse contenido, él también—. No somos nada —escupió con desagrado en su voz, denotando el mínimo gesto en su rostro: asco. Ella centró su mirada en la de él, sus ojos mostraban lo que verdaderamente rondaba por la mente del castaño, en una mezcla de deseo, junto con algo más que ella no logró reconocer. 

—Perdón —murmuró sin sentirlo, en una vil mentira de la cual no se arrepentiría. Lo había disfrutado, decir lo contrario sería un pecado.— Necesitó que entres, hay un banco en la barra desocupado, esta cerca de la salida y será más sencillo salir juntos si estas ahí —su voz denotaba seriedad y profesionalismo. Él asintió frustrado, sin poder alejar de su mente el recuerdo del beso de hacía minutos atrás.

—Bien, vamos —Ella lo obligó a pasar su brazo por sobre sus hombros, ayudándolo a llegar al lugar indicado. Suspiro pesadamente cuando él por fin pudo sentarse un poco más tranquilamente junto a la barra, literalmente: quitandole un peso de encima. — Esto será rápido, esperame aquí—él ni se digno a dirigirle la mirada en señal de aprobación, tampoco le dio una respuesta verbal, tan solo la ignoró completamente haciendo gruñir y maldecir internamente a la chica— Maslow, esto es en serio, necesito que te quedes aquí. —finalmente una respuesta, una única mirada de odio con la cual ella rodó los ojos fastidiada—. Volveré enseguida —gruñó entre dientes.

El lugar donde lo dejaba se encontraba casi en un rincón del lugar. Poca iluminación y a su alrededor estaba casi vacío. Aunque, realmente el lugar había bajado la intensidad de los focos y ahora parecía más bien una especie de bar, del cual salía y entraba gente abarrotando un poco el lugar. Era el escondite perfecto mientras regresaba sobre sus propios pasos en busca de Redmond. Rezaba por encontrarlo allí. Había pasado un largo rato desde que salió de allí, y las posibilidades de él yéndose de allí devuelta a su hogar u a la agencia, eran muy altas. Tragó saliva sonoramente al sentir una mano posarse en su hombro y apretar levemente, maldiciendo por bajo, contó hasta diez antes de responder y girarse, todo en ese orden.

—James, te dije que...—sus ojos se abrieron grandes, notando que su plan se le había escapado de las manos como agua escurriendo.

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Hola! Si, si... me tardo siglos pero al fin les traigo capítulo! Perdón, y felicidades a James por cumplir 27 añitos :"v, siento que era ayer cuando tenía 21... Dioses el tiempo vuela. Quien le desee un feliz cumple años, deje su voto y comentario :"D.

xMariu

𝗔𝗴𝗲𝗻𝘁𝗲 𝗜𝗻𝗳𝗶𝗹𝘁𝗿𝗮𝗱𝗮 / ʲᵃᵐᵉˢ ᵐᵃˢˡᵒʷDonde viven las historias. Descúbrelo ahora