Capítulo 41 | Losing My Mind

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No dejaba de lamentarme para mis adentros el error de haber elegido a James para protagonizar el desastroso plan B. No debí de haber fijado mi vista en él en ningún momento.

Me levanté con firmeza y repetí mi recorrido de hace tan solo... ¿4 minutos tal vez? Ir de aquí para allá ideando maneras de sorprender a Henderson en la astuta intención de llegar a mi presa y encerrarla tras las rejas.

Me sobresalté al escuchar aquella profunda voz resonando en mis oídos. Era extraño que él me hablase, cuando no intercambiamos palabra hace una hora exactamente, o al menos eso era lo que me decía el reloj colgado en una de las paredes de la habitación donde nos hospedabamos. El castaño dejó en claro el deseo de mantenerme alejada de su persona en cuanto el caso acabase.

—Harás un agujero en el suelo... —fruncí el ceño ante su comentario y me percaté de como él hacía una mueca ante mi silenciosa respuesta.— No sabes cuanto me fastidia verte así —me señala de pies a cabeza. Lo miré sin entender.

—¿A qué te refieres? —me crucé de brazos deteniendo mi ansioso caminar de un lugar a otro del pequeño cuarto de hotel. Me senté a su lado en la cama sin alejar mi mirada de la suya. Ahora la manera de sacar a la luz mi angustia era un molesto movimiento de mi pie derecho.

—Mírate nada más. No te quedas quieta un segundo y eso me pone nervioso —elevé una de mis cejas sin entender del todo.

—¿Y tú crees que es muy sencillo estar por años persiguiendo al mismo sujeto y no tener resultados?

—No tienes que repetirme todo lo que ya sé —me miró mal y yo le devolví la mirada venenosa.

—Entonces no hables a menos de que tengas una idea de como poner tras las rejas a Henderson —bufé.

—No entiendo por qué te complicas la vida —me levanté caminando en círculos nuevamente, sin prestarle demasiada atención a lo que sea que intentara decirme—. Solo tienes que ir a su 'guarida' y esposarlo —dijo sin más.

—Oh vamos... Tú en carne propia sabes muy bien que ellos no me dejaran entrar así nada más —centré mi azulada mirada en sus vendas.

—Ya se te ocurrirá algo —negué regresando a su lado, con mi mirada fija en un punto en la pared frente de mí en el milésimo intento de formular un plan en contra del morocho—. Deberías de relajarte...

—No puedo. Este es mi trabajo —respondí al instante.

Él no volvió a hablar en un rato, y como siempre el sentimiento de arrepentimiento voló por mi estomago, formando un nudo en este. Me giré para investigar el motivo de su silencio, pese a ya haberme percatado que la razón era sencilla.

Sus ojos se mantenían cerrados, su respiración pausada me confirmaba el hecho de que se había dormido. Fue presa de los brazos de Morfeo, cayendo en un profundo, sin embargo, un amargo sueño. La expresión de frustración era demasiado notoria en el rostro del castaño. Las razones eran bastante obvias, tan solo yo soy la causante de tantos cambios y pesares en su vida diaria actualmente.

Sin importarme que me escuchara o no, le hablé con sinceridad. La única vez que he sentido arrepentimiento y culpabilidad luego de tantos años entre halagos y premiaciones a mi efectivo trabajo en la agencia, elevando mi ya grandísimo ego a más allá del espacio y las estrellas... Hace ya incontables años no me arrepiento de los giros y jugadas en este juego que se hace llamar vida, sin devolverme a mirar el caos causado por mis decisiones pasadas tal y como lo hago ahora con James.

No lo pensé dos veces y el ruego de perdón más sincero que pude formular escapo de entre mis labios. —Hey, lamento haberte metido en esto.

No esperaba respuesta alguna, él se encontraba dormido o al menos eso parecía. Me fue completamente inesperada la reacción por su parte. Su respuesta.

—Entiendo. Tal vez actué sin pensar. Tú solo hacías tu trabajo. —sus ojos se mantenían cerrados mientras hablaba. Sin embargo, su voz sónaba bastante adormilada, tal vez interrumpí el momento justo en que caería dormido.

Tragué saliva sonoramente sin saber exactamente que contestar. Supongo que no fue necesario, ya que él dejó a la vista ese precioso par de avellanados ojos. Su mirada fija en mí, detallando cada centímetro de mi cuerpo. Me removí incomoda y aparté la mirada sintiendo mi rostro sonrojado. Él no cambiaría jamás.

—Deja de mirarme como si fuera un trozo de carne —me queje todavía sin devolverle aquella penetrante mirada.

—¿Es malo mirarte? —preguntó burlón— Es lo menos que puedes dejarme hacer luego de todo lo que pasé por ti.

—¿Intentando manipular a una agente entrenada, Maslow? —reí mirándolo por fin, él por su parte se encogió de hombros— Bien, ¿qué podría hacer para ayudar a 'tu alma adolorida luego de tanto sufrimiento', eh?

Una sonrisa pícara se extendió por su rostro y reí más fuertemente. Observé sus fugaces movimientos con perspicacia. Aun así, sin importar la lejanía entre nosotros, de alguna manera el castaño ya tenía sus labios sobre los míos con más delicadeza de la que podría esperar de él.

Esto era nuevo para mí, tal vez demasiado. Tuve un par de citas cuando curse la preparatoria, no más que eso y mi primer beso fue bastante desastroso. En mi mente volaban una incontable hilera de pensamientos sobre como podría acabar esto que tenemos James y yo. Un romance pasajero o tal vez algo de una noche, nadie podría adivinar el futuro de esto.

Sus labios y los míos jugueteaban un poco, pero la intensidad del beso no subía demasiado. Posiblemente fuera mi imaginación, aunque el acelerado retumbar de mi corazón me daba a entender otra cosa, pero ese beso se sentía mágico. Por más tonto que suene, sentí miles de sentimientos revoloteando en mi interior al igual que como pasaría en una adolescente con demasiadas hormonas enamorada.

No obstante, muchos otros pensamientos reflexivos sobre todo lo referente a James llegando a mi vida. Él llegaría a ser insoportable algunas veces, era un completo mujeriego y posiblemente la lista de sus conquistas sea más larga de lo que se podría contar... obviando eso, él no se mostraba como en realidad es en su interior. Con esa coraza de mujeriego en su intento de protegerse del inminente peligro que asechaba a tan hermoso corazón oculto. En ese instante entendí la razón de su personalidad, de su manera de ser.

James no era como fingía ser. Era un buen actor, elaborando una obra casi tan grande y creíble como la mía con este rol de nerd atrapada en los hechizos del chico popular. Pero él cayó del escenario, y se rompió por completo luego de ver aquellos papeles donde revelaba mi farsa... Recordé cada segundo vivido a su lado en las pasadas semanas, y no logré reprimir la sonrisa al ver que alguien con tan gigante corazón sentía tantas cosas por mí. Él no fingió estando a mi lado, y haberlo hecho yo misma me avergonzaba por completo.

No pasaron más que algunos minutos antes de que lo alejara suavemente de mí, rompiendo el esperado y necesitado beso que me proporcionó. —¿Eso es todo lo que tiene el gran conquistador James Maslow? —lo miré desafiante.

En el preciso instante que sus labios se volverían a unir con los míos un extraño sonido provino de la puerta y James se alejó instantáneamente de mí. Le devolví la mirada de confusión. Su boca se abrió en el intento de murmurarme algo, pero lo evite colocando un dedo sobre esos carnosos labios que acababa de rozar con los míos propios.

Palidecí y lo tiré al suelo conmigo al momento en que pude darme cuenta de que aquellos pitidos que con los segundos parecían acelerarse, esos que provenían de una bomba colocada en la puerta para forzar a la misma.

La esperada explosión no tardó en llegar, y junto a ella los trozos de madera volando por todo el lugar. Nos mantuvimos en silencio, abrazados en el suelo junto a la cama, esperando a nuestros raptores y su aparición. Mi equipo con armas y demás cosas estaba lejos de mi alcance, no teníamos escapatoria esta vez.

Me alejé unos cuantos centímetros para observarlo. Su mirada reflejaba tan solo terror, prestándole atención a algo que se encontraba a espaldas de mi persona. Me giré lentamente y ver una cara conocida jamás me había espantado tanto en toda mi vida.

Un disparo. Un golpe en mi cabeza y todo en adelante fue oscuridad para mí.


𝗔𝗴𝗲𝗻𝘁𝗲 𝗜𝗻𝗳𝗶𝗹𝘁𝗿𝗮𝗱𝗮 / ʲᵃᵐᵉˢ ᵐᵃˢˡᵒʷDonde viven las historias. Descúbrelo ahora