Capítulo Final

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Cap extremadamente largo (3062 palabras sin mi discurso, en otras palabras 8 páginas de word) Espero les guste :"D.

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Desperté de golpe aquella mañana en mitad del pequeño cuarto donde me mantenían cautiva. Maldije a gritos, removiéndome bajo el agua helada que vaciaron sobre mí con aquel balde, con la intención de sacarme del mundo de los sueños.

—¿N-no podían simplemente llamarme? —gruñí sin dejar de temblar de frío. Juraría que ese balde contenía cubos de hielo...—¡Un golpe era mejor!

—Puedo golpearte ahora si quieres —comentó el rubio y tan solo le dediqué una mirada asesina.

Henderson se encogió de hombros, dándome a entender que no le importaba en realidad. Yo por mi parte, observé al rubio, quien se encontraba parado a espaldas del de piel más pálida. —¿Por qué hacen esto? —Fruncí el ceño—. ¿Qué ganan siguiendo sus ordenes? ¡Él los está utilizando! —grité a todo pulmón comenzando a forcejear. Esta situación comenzaba a desesperarme; aún más preocupante era el hecho de no tener a James bajo los parámetros de mi visión.

La pesada puerta de metal se abrió y un completamente serio Carlos Pena entro con lentitud, para segundos más tarde devolverme la mirada a mí, a su furiosa prisionera. —Pensé que era bastante obvia la razón de tu estadía aquí.

—Sé que te rechacé, pero no tienes derecho a hacerme todo esto. ¡Y mucho menos a James! Además, ¿aliarte con ellos? ¿Por qué? O mejor dicho: ¿para qué?

El moreno se encogió de hombros al igual que Henderson hace tan solo algunos segundos atrás. Les hizo una seña a ambos chicos, quienes entendieron a la perfección el mandato de su líder. El rubio tomo de las muñecas, mientras el otro se deshacía de las cadenas que apretaban alrededor de mis muñecas. No dudé en luchar, sin importar que fuera en vano frente a la fuerza de ambos muchachos.

Me tomaron de un brazo cada uno, llevándome a rastras fuera de la pequeña y tétrica habitación donde me mantenían encerrada, asegurándose de que no escapara en mitad de todos y cada uno de mis intentos por zafarse del agarre de ellos. El dolor de mi pierna no desapareció jamás, tal vez hasta había aumentado, sin embargo, empezaba a perder la sensibilidad en la zona... Además, luego de tanta sangre perdida y la herida abierta, no tenía suficientes fuerzas para un confrontamiento.

Rendida luego de algunos cuantos metros de ser arrastrada, me decidí por guardar las pocas fuerzas que me quedaban y en un suspiro de fastidio me dejó llevar, dedicándome a resistir el dolor de mi pierna herida golpeando el suelo, mientras me distraía analizando el lugar con la mirada en buscas de posibles salidas... Sin lograr alejar de mi mente la pregunta sobre, ¿dónde se encontraría James?

Me dediqué a observar con detalle cada nefasta característica de la fábrica. Ésta se encontraba en un pésimo estado. La maquinaría en la que se con la qué, en algún momento, se llegaron a elaborar los juguetes, se encontraba por completo oxidada. Por otra parte, no se preocuparon por esconder todos los papeles esparcidos, ni las manchas de sangre seca esparcidas en el suelo.

—¿Al menos podrías responderme donde está James? —pregunté al fin. Estaba segura de que notaron la preocupación en mi voz y mis notorias miradas a mi alrededor mientras me trasladaban, todo por su búsqueda.

Carlos iba por delante de mí y los chicos, guiándonos. Él se detuvo en seco, tronando los huesos de sus puños, tensándose por completo. —¿Dónde está él, Kendall? Se supone que estaría aquí —se giro con lentitud, detallando con esa psicópata mirada al ojiverde, quien solo bajo la mirada tragando sonoramente saliva, en una muestra del pánico.

Sentí algo hundirse en lo más profundo de mi pecho. ¿Cómo es qué jamás note esa mirada con tantos años conociéndolo?

El rubio elevó su rostro con lentitud, para mostrarnos lo que sería inconfundible temor en sus rasgos. Las razones de su palidez y leve temblor en sus manos era fácil de adivinar. Por fin, luego de dudar un poco, le devolvió la mirada al que sería la mente criminal de todos los robos y asesinatos cometidos por Henderson y por el mismo rubio que se encontraba acorralado por el moreno.

—No lo sé... —contestó algo tembloroso, para nuevamente apartar sus ojos de los del más bajo.

Tanto Henderson como yo notamos con enorme sencillez la mentira del rubio, gracias a su lenguaje corporal, me pude dar cuenta de demasiadas cosas como para creer. Una de ellas, era que él no acostumbraba a mentir, o por lo menos no le mentía demasiado seguido al más bajo. Aunque frente a mí, pudo actuar bastante bien en aquella emboscada de hace días, cuando disparó y el herido terminó siendo James.

Sin esperar más, el que en hace ya algún tiempo atrás consideré era mi mejor amigo, se acercó al rubio y le dio un puñetazo en la barbilla, haciéndolo perder el equilibrio y dejar libre mi brazo izquierdo, el cual sostuvo en todo momento desde que Henderson quitó las insoportables cadenas de mis muñecas. Ahora tan solo él, a quien perseguí por tantos años con una idea equivocada sobre ser una mente criminal, me mantuvo asegurada para no huir, ni mucho menos actuar; aunque, tampoco estuve demasiado al pendiente de la fuerza algo excesiva que Henderson uso sobre mi brazo derecho en cuanto Carlos acercó su puño al rostro del rubio.

La situación estaba en completa tensión con cada segundo que pasaba, junto a aquel silencio abrumador rodeándonos no era el mejor momento para intentar un escape o algo parecido. Todos allí podrían actuar precipitadamente, cometer una peor locura que las que cometieron los días, meses y hasta años pasados. Esta llegaría a ser un arma de doble filo para mí, sí tan solo la aprovechara de la manera correcta.

Algunos minutos más tarde luego de que el rubio se estabilizara, mirando avergonzado hacia cualquier otro lado que no fuera nadie en el lugar, Carlos corrió hacia la salida, en busca de aquel castaño del que no había sabido nada desde hacía demasiadas horas.

Sonreí con cierta debilidad, centrando mi atención en el ojiverde al darme cuenta del detalle de Schmidt.

—Lo liberaste —susurré dirigiéndome al rubio. Él tan solo se dedicó a asentir, mientras yo observaba al pelinegro, quien se encontraba en mi costado, todavía sosteniéndome por si hacía un movimiento en falso para luchar por mi escapé, lo cual no haría, tengo la sensación de que no haría falta. —. Ustedes en realidad no son tan malos, ¿o sí?

Logan chasqueó la lengua y me colocó unas esposas. —Y pensaba que la mejor agente, ya habría descubierto todo —rió entre dientes él—. Espero tu compañero sea más inteligente que tú —susurró para sí mismo con expresión pensativa.

Lo miré con cierta curiosidad, y un foco se encendió sobre mi cabeza cuando casi todas las piezas del rompecabezas habían sido colocadas por fin de manera correcta.

—Fuimos una distracción para ti —explicó el rubio.

Unos pasos caminando hacia nosotros alarmaron por segundos a Henderson, quien apuntó con su arma por al individuo unos cuantos instantes, antes de reconocerlo y volver a guardarla en su pantalón. —Era imposible atraparlo cuando borraban cada una de sus huellas del sistema, ¿no lo crees? —Carlos comentó burlón luego de dirigirle una rápida mirada a Henderson. Yo por mi parte bajé la mirada analizando lo que acababan de decirme.

—No entiendo aún... —susurré confusa. Las razones de Carlos no se encontraban demasiado claras en mi cabeza. ¿Para qué habría dirigido todos esos homicidios y robos, protagonizados por la pareja de criminales?

—Quería que te rindieras, que fueras mía —murmuró con furia. Se acercó un par de pasos hasta llegar a mí, me tomó del cuello de la camisa con fuerza, logrando que Henderson me suelte y casi cayera por el dolor de mi pierna—. Que renunciaras a este trabajo. Un psicópata podría secuestrarte...

Lo miré con completa seriedad, sintiéndome amenazada por él. —No tenías razones para matar a inocentes, ni robar. Carlos, si eso querías estar en la agencia era aliarte con el bando equivocado.

—...Te di muchas oportunidades —continuó él. Ignoré sus palabras continuando con mi propio discurso.

—El barro en tus zapatos esa noche... Me extrañaba verlo, tú jamás caminas en lugares no pavimentados, siempre fuiste muy aseado y venir a un lugar de tan baja situación económica... muy extraño —suspiré—. Por favor suéltame, no quieres hacer esto.

—¿Recuerdas qué te dije esa noche? —preguntó él. No obstante, sin darme tiempo para procesar sus palabras, y cuando menos lo noté ya se encontraba contestándome— Te dije que te arrepentirías de dejarme —gruñó serio.

El dolor en su rostro me dio indicios de cómo se sentía, aunque jamás entendería su manera de actuar con esta situación causada por un simple rechazo.

—Te di muchas oportunidades —susurró con la voz algo quebrada—, y las desperdiciaste. No te importó que esperara años por una oportunidad —negó con rapidez.

Su agarré en el cuello de mi camisa comenzaba a molestar. Apretaba demasiado y me sentía ahogada. Apoyaba la mayor parte de mi peso en la pierna que se encontraba en buen estado, pero tantos días con tanta falta de movimiento en esos músculos me hacía sentir un dolor extremo.

—Carlos, suéltame ahora.

Tragué saliva observando por sobre su hombro la figura agazapada, preguntándome si ese sería mi rescate, o solo un enemigo de mis raptores y su visita inesperada terminaría como una masacre.

A nuestro lado, Henderson y Schmidt también notaron a ese ser infiltrado, acercándose más a nosotros lentamente con cada silencioso paso que avanzaba. Mas no se inmutaron.

—No me explicaste la razón de que ellos fueran tus socios —murmuré con temor al ver que apretaba el agarre en mi cuello.

—Allí sí tenías razón. Yo los corrompí —sonrió con cierta malicia y mis esperanzas de que la locura de Carlos no existiera en realidad se desvanecieron.

La sombra de la persona estaba al borde de los focos y demás iluminación, detrás de unas cajas y a espaldas de Carlos se encontraba levemente seguro. No obstante, aún no conocía su identidad, y no sabía con certeza sí los amantes criminales a mi costado me defenderían, o sí me dejarían a la deriva por mi cuenta con la bala aún en mi pierna.

—¿Por qué? —cuestioné con completa decepción en mi voz.

—Un caso imposible para ti... Renunciarías con el tiempo, pero me equivoqué —me miro serio.

Abrí la boca para manifestar lo incorrecto que se encontraba aquello, pero el arma de Josh apuntando a la cabeza de Carlos me paralizó por completo. El moreno se fijo en mi reacción, y soltándome de golpe saco su propia arma, girándose con rapidez para apuntarle devuelta a mi compañero.

Justo en el momento en que pensé que me golpearía con algo al no lograr mantenerme en pie, los no muy musculosos brazos del rubio me atraparon, evitando otra posible herida aparte del dolor en mi interior a causa de la decepción hacia Carlos, o la pierna atravesada por la bala.

Lo siguiente fue algo inesperado. El eco del disparo resonó en nuestros oídos. No fue la 9 milímetros de Redmond, ni el revólver de Carlos...

—Logan... —susurré asombrada.

El cuerpo del moreno cayó al suelo con un golpe sordo. Había sido un disparo limpio, sin salpicaduras de sangre ni nada por el estilo. Solo, un pequeño agujero por el que entró la bala por su nuca, quedándose allí para no salir más, robándose de esa manera la vida en el cuerpo de él.

—Nadie lastima a mi novio.

El ojiverde me dejó con velocidad al cargo de Redmond, corriendo a abrazar al pelinegro con fuerza. Sonreí de lado y miré a Josh esperando su reacción. El rió por lo bajo.

—¿Sabe, Agente Park? La mejor explicación a la muerte de su secuestrador, es que el sujeto en cuestión que disparó hacía él, escapó. Y yo por mi parte, no reconocí ningún rostro descriptible.

Asentí mirándolo con una sonrisa de alivio plasmada en mi rostro. —Tiene razón, Redmond. —lo siguiente que pudimos observar fueron los pasos apresurados de Henderson tirando de la mano del rubio fuera del lugar, y un débil 'gracias', por parte de éste último.

Josh me ayudó a llegar a la salida, sosteniéndome con su brazo por la parte baja de mi espalda mientras yo lo abrazaba de lado en mi intento de no perder estabilidad.

Lo siguiente que mis ojos notaron fue la incesante luz de los rayos del sol sobre mi piel. Suspiré soltando el aire que contenían mis pulmones, pero el nudo en mi estomago al presenciar la muerte de Carlos no desaparecía de ninguna manera.

Las patrullas bloqueando y comenzando a rodear el lugar, y la voz de Josh repitiendo nuestro pequeño 'ensayo' a los oficiales que entraban por las mismas puertas que usamos él y yo para salir.

—Felicidades, Agente Park, resolvimos el caso —lo observé con confusión.

—Josh, fuiste tú... tú solo terminaste esto —murmuré en mi intento por detenerlo—. Y aún tenemos que encontrar a James. Schmidt lo dejó libre, supongo qué...

—Hey, no te preocupes por eso. Lo encontramos escondido en un callejón —explicó él—, Alexa estaba con él, ella también fue víctima de tu mejor amigo...

En cuanto la mencionó, logré captar con la mirada a la rubia. Las lágrimas en sus ojos y el maquillaje corrido eran visibles a pesar de la lejanía. Pude darme cuenta de cómo la esposaban y la guiaban hasta los asientos traseros de una patrulla.

—Josh, ninguno supo de lo que era capaz Carlos —logré decir en cuanto despegué mi mirada de Alexa.

—Te dije que no era confiable —me miró con esa típica mirada de 'te lo dije'.

Antes de que dijera nada para responderle o siquiera intentarlo, nuestro jefe se encontraba mirándonos con un brillo de orgullo brillando en su rostro. —Un ascenso, medallas de honor, el pagó por la captura de un criminal buscado internacionalmente... Sabía que podía confiar en ustedes para este caso —nos felicitó el Sr. Belt.

Mordí mi labio inferior, logrando ver por un costado del hombre que se hacía llamar mi superior y demás agentes felicitándonos y presenciando cada una de las palabras pronunciadas por el mayor entre nosotros.

—¿Podemos hablar luego de esto? Necesito hacer algo —dije con firmeza en mi voz, sin apartar la mirada de James, quien era atendido por los enfermeros, dándome cuenta del oficial con la pequeña libreta apartándose de él, estando segura de que había pedido su testimonio sobre lo que paso.

—Ya tendrás tiempo para eso —se quejó Josh notando la dirección en la que miraba.

—Mi renuncia tendrá que ser más tarde.

—¿¡Qué!? —preguntaron asombrados y al unísono el Sr. Belt acompañado de Josh.

—Ya escucharon. Llévame con él de una vez, Redmond.

Él suspiro resignado y sin oponerse más, cumplió mi pedido. Unos pasos más tarde, bajo la mirada verdosa de James era ayudada a sentarme a su lado en la ambulancia.

—Hey —salude en cuanto me fije en que Josh estaba lo suficientemente lejos como para no escucharnos.

Una sonrisa débil fue la única respuesta que recibí. Luego de eso, apartó su mirada observando todo lo que se encontraba frente a nosotros, aunque encontré su mirada algo pérdida a pesar de dirigirla hacia el alboroto que hacían los oficiales.

—Cumpliré lo que me pediste —murmuré sin querer hacerlo en realidad. Esto tan solo lo haría por él, porque él me lo pidió.

Se bajó de la camilla de un saltó, quedándose parado frente a mi persona. —Entonces adiós... —logré escuchar de sus labios antes de que se girara.

—Espera —lo tomé del brazo deteniéndolo antes de que diera el primer paso—, quiero pedirte un último favor.

—No sé de qué me habla, señorita Ryan —sonreí con debilidad, y el "gracias" que pronuncié apenas fue audible antes de que sus labios se juntaran con los míos.

Él supo exactamente que eso era lo que quería. Un último beso.

Saboreé sus carnosos labios enredando mis manos en su sedoso pelo, disfrutando tanto como podía de él antes de que se alejara. El beso no era para nada profundo, un simple roce de labios como el anterior a ese algunos días antes. Podía sentir sus suaves labios pidiéndome disculpas, despidiéndose... Separándose un minuto más tarde.

Me miró una vez más, antes de girarse y perderse entre la multitud para no volver a verlo jamás.

Al final de cuentas, el Caso Henderson no fue tan malo como pensaba semanas antes, o hasta días nada más. Me di cuenta de muchas cosas, como que un crimen podía ser malinterpretado por completo, y a pesar de encontrar a quien jalo del gatillo, aquel ser podía no ser el que supiera explicar la razón verdadera del homicidio, porque él no fue quien pensó en aquel crimen, tan solo fue un títere de la mente maestra...

Jamás es una opción juzgar a los demás. Esa persona que podemos considerar 'el mejor amigo', puede no ser en realidad esa persona que siempre pensaste que fue. La traición de Carlos no fue completamente su culpa, tal vez debí elegir las palabras correctas, supongo que fijarme mejor en los detalles que lo delataban desde ya tres años atrás también era válido, mas eso no pasó.

Por otra parte, tu peor enemigo puede no ser tan malo y al final convertirse en tu mejor amigo, un claro ejemplo de esto éramos Josh y yo, que al principio de esta historia apenas soportábamos encontrarnos en la misma habitación juntos, aun así, era una misión imposible evitar mirarnos con odio, que en realidad siempre era envidia a que el otro nos quitara nuestro puesto en la agencia.

Las decisiones que tomé me llevaron a fijarme en todos estos detalles, que a pesar de perder un amigo, pude notar su verdadera personalidad psicópata. Gané un nuevo amigo, y un nuevo amor perdido... Porque James no correspondía aquel fuerte sentimiento que floreció en mi interior. No importaba ya nada de eso, no importaba no poder olvidarlo, era mejor haberlo conocido a jamás disfrutar de su simple compañía a mi lado.

No me arrepentiría de amarlo, y como ya dije, mucho menos me negaría de las cosas que hice para llegar hasta aquí. No me arrepentía de ser la Agente Infiltrada que tomará el caso Henderson.

FIN

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No es porque lo haya escrito yo misma, pero es el mejor final que he escrito entre todas mis historias sin importar que no queden juntos. Actualización:  que igual debo arreglar muchas cosas, algún día voy a reescribir toda la historia y les daré una sorpresita que tengo planeada, tengan paciencia ;D.

Espero les allá gustado, aún queda el epílogo. Voten sí es así, y esperaré sus comentarios al respecto de tooodo lo que paso aquí.

Pdta: no, no habrá segunda temporada.

Pdta2:
Shawn Mendes fue lo que estuvo de fondo todos estos días terminando la historia, idk just i love him voice.

xMariu.


𝗔𝗴𝗲𝗻𝘁𝗲 𝗜𝗻𝗳𝗶𝗹𝘁𝗿𝗮𝗱𝗮 / ʲᵃᵐᵉˢ ᵐᵃˢˡᵒʷDonde viven las historias. Descúbrelo ahora